«AYUSO HA RECURRIDO A UN AMPLIO SECTOR SOCIAL QUE SE NUCLEA EN TORNO AL MUNDO DE LAS TABERNAS» LA FRASE
JoséJosé Félix Tezanos es de esa especie política a la que se tilda de socialista histórico. Y es posible, aunque solo sea por la edad y la singladura que lo alumbran. Es un superviviente con más vidas que un gato. Y eso en el PSOE no es poca cosa, especialmente especialmente porque su olfato le enroló en demasiadas travesías perdedoras. Puede que la regalada presidenciadelCISrepresenteesa edad de oro anhelada tras tantos años de servicios frustrados, recompensa a su apuesta ganadora en la ruleta sociata cuando los cuchillos volaban en Ferraz y jugó su última ficha al rojo, impar y Pedro. Y como de bien nacido es ser agradecido y por aquello que donde fueres, haz lo que te ordenasen, Tezanos ha convertido el CIS en un adosado de La Moncloa. Incineradoyaelprestigioylacompostura del centro demoscópico, el paladín del sanchismo se ha desbocado en esta campaña porque la justa apuntaba a revolcón y disgusto. Además de sus habituales enjuagues taumatúrgicos con los sondeos a cargo del erario público –se ha normalizado que cada estudio sea un descalzaperros a cual más hediondo– Tezanossehaencargadode«mitinear» al personal desde la tribuna de la revista «Temas», que él dirige, con toda clase de improperios contra los partidos de la derecha y entorno. El último, el mismo día de reflexión, con un insulto sin paños calientes ni pudor contra los votantes de Díaz Ayuso, o sea contra cientos de miles de madrileños, a los que tildó de «tabernarios», por su afición a los bares que justificaría el apoyo popular a una candidata de escasa talla intelectual y política, según «MasterEncuestas». La razón dipsomaniaca queeltaimadoTezanosinsinúaen el sermón es una muesca más en las tropelías de su etapa como caudillo investigador. La presidenta madrileña en funciones replicó con la ironía sardónica de la que adolece el plúmbeo barbón: «Hola, tabernarios, ¿qué tal lleváis la jornada?». Hace tiempo que el sociólogo de cámara debería estar fuera, o al menos en Ferraz, pero nunca en una institución del Estado, con nómina pagada por el Estado y lealtad a Sánchez. Otra disfunción de esta España «aPedreada» y desestructurada.