La Razón (Levante)

Unai Emery conoce bien el camino

El entrenador del Villarreal busca ante el Arsenal su quinta final de la Liga Europa

- Lucas Haurie

La única consecuenc­ia segura del partido que esta noche disputan Arsenal y Villarreal es que un entrenador guipuzcoan­o, el donostiarr­a Mikel Arteta o el fuenterrib­ense Unai Emery, se clasificar­á clasificar­á para la final de la Europa League, prevista para el próximo día 26 en el puerto báltico de Gdansk (Polonia). Ambos guardan una relación más allá del paisanaje desde que Arteta abandonó el puesto de asistente de Guardiola en el Manchester City –lo suplió el tolosarra Juama Lillo–, en la Navidad de 2019, para hacerse cargo del conjunto londinense después de la destitució­n de Emery.

Vuelve pues al Emirates el entrenador que llevó a los Gunners a la final de la Liga Europa hace dos años, perdida contra el Chelsea en Bakú. El técnico del equipo castellone­nse encara esta vuelta de las semifinale­s con dos ventajas ventajas sobre su sucesor: el 2-1 de la ida en La Cerámica y las cuatro veces, con tres títulos, que ha superado Unai la penúltima ronda de este torneo. Un cuarto entorchado permitiría al técnico de la ciudad fronteriza superar a un mito de los banquillos como Giovanni Trapattoni, triple vencedor de la Copa UEFA –la denominaci­ón del torneo hasta 2009– en 1977, 91 y 93.

Los tres títulos europeos de Emery llegaron de forma consecutiv­a con el Sevilla, entre 2014 y 2016, y le permitiero­n adquirir un estatus que lo lanzó a los grandes banquillos del continente, primero al Paris Saint-Germain y luego al Arsenal, donde el preparador vasco se topó con el mismo problema: la barrera del idioma que, pese a sus loables esfuerzos por expresarse en francés e inglés, no le permitía trabajarse la mente de sus futbolista­s como cuando dirige en España y en español. Obseso del trabajo de vídeo y motivador fuera de serie, es de esos entrenador­es que pierden con el doblaje, como los buenos actores. De regreso al solar patrio, su estrella vuelve a brillar y hoy puede meter al Villarreal, al quinto intento, en la primera final europea de su historia.

Además de la célebre semifinal de Champions en 2006, hay más cosas que unen a Villarreal y Arsenal. Arsenal. La más llamativa, quizá, sea ese aura de club más bonito que bueno, empeñado en no plasmar en el palmarés –salvando las distancias: los ingleses sí alzaron trofeos a mansalva durante la larga hégira de Wenger– las expectativ­as que levanta su fútbol. Esta misma temporada es arquetípic­a: pese a contar con plantillas muy costeadas, los de La Plana intentan en la Liga que el Betis no los mande a la irrelevanc­ia de la séptima plaza y los londinense­s penan en la zona media de la Premier sin ninguna opción europea... a no ser que un triunfo en la Europa League los catapulte a la fase de grupos de la Champions. Hay, por tanto, mucho en juego en el Emirates.

Por si todo esto fuese poco, una sombra de inquietud se cierne sobre el encuentro de esta noche, ya que un numeroso grupo de hinchas del Arsenal ha organizado una protesta en los aledaños del estadio para protestar por la adhesión del propietari­o del club, el estadounid­ense Stan Kroenke –dueño, entre otras franquicia­s profesiona­les, de los Denver Nuggets–, a la Superliga. Después de la invasión de campo acaecida hace unos días en Old Trafford, que obligó a la suspensión de un partido de la Premier entre el United y el Liverpool, la vigilancia se ha extremado. Pero...

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EFE Unai Emery, en el último entrenamie­nto del Villarreal antes de viajar a Londres

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