La Razón (Levante)

LA REVOLUCIÓN DEL HIDRÓGENO «El hidrógeno va a ir cobrando un mayor protagonis­mo en el mix energético a escala mundial»

- Miguel Ángel Solana Campins. Centro de Economía Política y Regulación-Facultad de Económicas. Universida­d CEU San Pablo Miguel Ángel Solana Campins

LasLas distintas etapas del desarrollo de la humanidad se relacionan con los distintos tipos de combustibl­es empleados. Hasta el renacimien­to, casi el único utilizado era la madera. Su relación de dos átomos de carbono y uno de hidrógeno, a finales del s. XVIII, da comienzo a la revolución industrial, con el carbón y una relación de uno de carbono por uno de hidrógeno. El siglo XX inicia la era del petróleo, con su relación de un átomo de carbono por cada dos de hidrógeno.

Finalizand­o el siglo XX llega el gas natural con una relación de cuatro átomos de hidrógeno por cada uno de carbono. Hoy se trabaja la introducci­ón del hidrógeno, totalmente descarboni­zado, más como vector energético, a la altura de la energía eléctrica. La diferencia es que su principal uso no será por una reacción de combustión sino electroquí­mica de oxidación-reducción en las ya conocidas pilas de combustibl­e.

El hidrógeno es la sustancia conocida más abundante del universo, fácil de almacenar, y protagoniz­ando algunas de las reacciones químicas existentes más energética­s. Sus productos de descomposi­ción suelen ser inocuas, siendo relativame­nte fácil y seguro de manipular. En definitiva, un combustibl­e que apunta ser cuasi perfecto.

La economía del hidrógeno suele asociarse a un sector en alza que ayudará a reducir el consumo de energía y las emisiones contaminan­tes, al tiempo que impulsará el crecimient­o económico, creando nuevos empleos. Y todo el mundo podría beneficiar­se de una menor dependenci­a de petróleo y carbón reduciendo simultánea­mente las emisiones de efecto invernader­o.

Antes de que esta transición tenga lugar se deberán superar barreras sociales, políticas, y las técnicas que son fundamenta­lmente la obtención y el almacenami­ento. Actualment­e el 95 por ciento del hidrógeno producido se obtiene por el reformado con vapor del gas natural. La electrólis­is como medio de producción del hidrógeno no está extendida, sólo el 4 por ciento se produce por electrólis­is del agua, debido a que los costes de la electricid­ad empleada pueden ser tres o cuatro veces superiores a la de los materiales empleados cuando se obtiene el hidrógeno mediante gas natural.

El futuro de la obtención del hidrógeno se dará con los reactores nucleares de cuarta generación. Se calcula que si estos reactores se emplearan para la producción conjunta de hidrógeno y electricid­ad, su coste estaría totalmente desligado de los combustibl­es fósiles. Los gigantes de la energía nuclear EDF en Francia y Rosatom en Rusia ya están trabajando para conseguir hidrógeno verde a través de sus centrales. Este hidrógeno podría propulsar vehículos con pilas de combustibl­e que solo emiten vapor de agua, independiz­ando el sector del transporte del petróleo.

La otra barrera del hidrógeno es su distribuci­ón y almacenami­ento que plantea otro campo de posibilida­des e interrogan­tes que habrán de resolverse antes de llegar a la economía del hidrógeno. Actualment­e el hidrógeno se transporta comprimido o criogeniza­do, lo cual requiere un consumo energético no admisible para uso masivo; por otro lado, una infraestru­ctura semejante a la actual de gaseoducto­s y gasolinera­s capaz de distribuir hidrógeno es costosa de desarrolla­r, por lo que no estaría justificad­a sin una fuerte demanda. La solución podría venir de la mano de nuevos materiales como hidruros metálicos o nanotubos de carbono capaces de absorber grandes cantidades de hidrógeno que pueden ser liberadas al cambiar las condicione­s de absorción.

Pero el hidrógeno va a ir cobrando un mayor protagonis­mo en el mix energético a escala mundial. La carrera hacia la nueva economía del hidrógeno ya ha comenzado, y aunque muchas compañías en EEUU, Rusia, Francia y otros países nos llevan años de distancia, España debe adoptar un esfuerzo mayor sin pretender adquirir la tecnología cuando se encuentre afianzada y sea segura.

La UE ha redefinido sus estrategia­s anunciando un gran proyecto de desarrollo de hidrógeno verde de 1,3 GW por parte de BP, Shell y Repsol para lograr sus objetivos corporativ­os de emisiones cero y jugar un papel importante en el marco del Acuerdo Climático de París de limitar el calentamie­nto global a no más de dos grados para 2100. Desde 2005 con el boom del gas shale por EEUU, la economía del hidrógeno aparece mucho más prometedor­a. Esperamos que, como a principios del siglo XX la automoción convencion­al logró desarrolla­rse sin infraestru­cturas de refino, podamos seguir un camino que, aunque sea largo y tedioso, seguro nos llevará a uno de los más grandes logros de nuestro próximo futuro.

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