El cohete
Les voy a decir una cosa: gracias al cohete chino sabemos que hay Ministro de Ciencia e Innovación en España. ¿Ven como siempre hay que buscar la parte positiva de las cosas? Miren, justo desde ahora, que me estarán leyendo mis fieles (uno o ninguno), y hasta mañana, puede caernos desde lo alto un trozo de un aparato que mandaron los chinos al espacio y que parece que no le hizo mucha gracia a los Estados Unidos. ¿Por qué? Pues porque, como se les queda la bolica del mundo pequeña, ahora van a salir a la galaxia a poner banderas a cascorporro.
Esto lo tenía el primer país del mundo como una idea suya y se le han sumado otras potencias que están en todo su derecho pero a las que les gusta dar por saco. Los chinos son muy de dar por saco. Entiéndanme: no los chinos de andar por casa, que son gente muy curranta y muy calladica, sino sus gobernantes. De Rusia y de India, ya si eso, hablamos otro día. Bueno, pues resulta que los chinos lanzaron un cohete que va como vaca sin cencerro y va a caer este fin de semana. Los dueños del chisme dicen que se desintegrará cuando entre en contacto con la atmósfera pero los americanos no se fían (o nos hacen creer que no se fían) y advierten de que el cacharro cayendo no es ninguna broma. Y que, además, podría caer en Madrid, cosa que ya no sorprende porque en Madrid pasa de todo. En Madrid somos fachas, nazis, fascistas, pensamos nada más que en berberechos y en cerveza y votamos como si fuéramos imbéciles, así que, si nos cae la chatarra china puede pillarnos, perfectamente, mirando hacia el lado contrario a la órbita del cohete pensando en montar un campo de concentración.
Pero nada, que todos tranquilos. Que el mejor consejo es que no tiendan la ropa fuera que se pone todo perdido cuando cae un cohete y que sigan la cuenta de Twitter del Ministro de Ciencia, que con su aviso nos vuelve a recordar que continúa en el cargo. Si es que todo es felicidad.
María José Navarro