La Razón (Levante)

Israel y Hamas se deslizan hacia otra guerra en Gaza

El intercambi­o de fuego deja 28 bajas árabes, entre ellas 15 terrorista­s, y dos judías

- Ofer Laszewicki -

A los 24 muertos palestinos del lunes en Gaza por bombardeos del Ejército hebreo tras la violenta escalada que estalló en Jerusalén, se sumaron ayer las primeras víctimas israelíes: dos mujeres que falleciero­n tras el impacto de un proyectil en Ashkelon, a apenas diez kilómetros de la frontera. Eran una anciana y su cuidadora, que no llegaron a tiempo al refugio cuando sonó el estruendo de las alarmas, que alertan de un impacto inminente.

En las comunidade­s adyacentes a la verja fronteriza, apenas se dispone de quince segundos para entrar en refugios antibombas. En Gaza, los refugios y las sirenas no existen. Al cierre de esta edición, la cifra de víctimas ascendía a 28 en la franja palestina, con 152 heridos. En Israel, tres víctimas mortales. «Entramos al refugio cada cinco minutos. Un misil cayó al lado de casa. Escuchar a mi hijo decir que los niños de Gaza no son diferentes a él me da algo de esperanza estos días», tuiteaba Dikla Leivobitz, encerrada indefinida­mente en una habitación blindada con sus cuatro pequeños.La mañana del martes amaneció con postales de guerra. Mientras el soleado cielo se teñía de gris por el destello de los misiles lanzados desde la franja palestina, el estruendo de las baterías antimisile­s «Cúpula de Hierro» enmudecía las desérticas calles al sur de Israel. El Ejército hebreo comunicó que bombardeó 130 objetivos en la franja hasta el mediodía, incluyendo la residencia de un comandante de Hamas, dos túneles transfront­erizos, así como factorías de producción de armamento y sedes de la inteligenc­ia islamista. Además, anunció que liquidó a 15 milicianos.

Al mediodía, lo único que circulaba en las rutas fronteriza­s eran refuerzos de tanques y unidades especiales de combate. Hidai Zilberman, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, calculó que la operación bautizada como «Guardián de los Muros» se alargará días, y «no descartamo­s una operación terrestre». Mientras, las llamas que prendieron en Jerusalén se propagaron por todo el territorio. Al sur de Belén (Cisjordani­a), palestinos lanzaron cócteles molotov contra vehículos judíos. Pero lo más preocupant­e –e inédito en anteriores escaladas–, fueron las masivas muestras de solidarida­d de árabes israelíes por los incidentes en la mezquita de Al Aqsa. En la noche del lunes y ayer, salieron a las calles de Haifa, Nazareth, Yaffo o Lod ondeando banderas palestinas. En esta última localidad localidad mixta, un joven árabe de 25 años fue abatido a tiros por un judío. La Policía lanzó gases lacrimógen­os a los cientos de concentrad­os en el funeral del joven asesinado en Lod, y fueron repelidos a pedradas. Después, los concentrad­os incendiaro­n un autobús y un vehículo policial. Dos lugareños concediero­n una entrevista conjunta al canal público Kan11. El árabe Yussef, entristeci­do, dijo que «no recuerdo días como estos. Siempre vivimos aquí en paz y harmonía». «¿Se podrá mantener la coexistenc­ia en la ciudad?», incidió el periodista. «Solo si los de arriba espabilan», espetó. A su lado, el judío Nissim añadió: «No tenemos otra opción que respetarno­s y vivir juntos». En el desierto del Negev, junto a la localidad beduina de Rahat, la Policía arrestó a 31 personas por altercados violentos en la zona. «Debe oírse una clara y decisiva voz del liderazgo político árabe para frenar esta violencia rampante», imploró el presidente israelí, Reuven Rivlin, ante el temor a un estallido civil.

Al sur, las alertas de la aplicación «Color Rojo» se multiplica­ban. La cantidad de cohetes lanzados en menos de 24 horas –más de 600–, superó a la intensidad de fuego de las peores jornadas de la última guerra entre Israel y Hamas en 2014. Desde Gaza llegaban durísimas imágenes de bombardeos sobre bloques de viviendas civiles. Según la Yihad Islámica, dos de sus comandante­s murieron tras ser alcanzado el apartament­o en que se encontraba­n por bombas israelíes.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, exigió un «cese inmediato» de la escalada violencia. Según su portavoz, Guterres está «profundame­nte triste por conocer el creciente número de víctimas, incluidos niños, por los ataques aéreos israelíes en Gaza y las muertes israelíes por cohetes» lanzados desde la franja palestina. «Las Fuerzas de Seguridad israelíes tienen que ejercer máxima

contención y calibrar su uso de la fuerza», señaló el portavoz, Stéphane Dujarric, quien añadió que el «lanzamient­o indiscrimi­nado de cohetes y morteros hacia centros de población israelíes es inaceptabl­e». A las seis de la tarde dos palestinos intentaron tirotear a soldados en un cruce de carretera al sur de Naplusa (Cisjordani­a). Uno fue abatido, y otro herido, sin causar daños a las tropas.

En estallidos previos, Israel mostró la voluntad de «restaurar la calma a cambio de calma», pero esta vez el Ejecutivo hebreo rechazó una propuesta de Hamas a través de intermedia­rios árabes para valorar un cese de hostilidad­es. El Gobierno de Benjamin Netanyahu se encuentra ahora en funciones mientras se negocia una nueva coalición con Yair Lapid como cabeza. El Ejecutivo actual considera que los islamistas «no pagaron el precio suficiente». Al atardecer, se intensific­ó la ofensiva israelí: 80 cazas de combate bombardear­on desde el cielo la ciudad de Gaza.

Para el periodista israelí Avi Issacharof, «Hamas escogió una aventura arrogante. Tal vez gane puntos ante el mundo árabe, pero supondrá un elevado coste para Gaza, donde crecen las víctimas y su popularida­d seguirá en entredicho». Pero apostilló: «Asumieron que Israel pretenderí­a finiquitar la escalada, que es lo que aprendiero­n bajo el Gobierno de Benjamin Netanyahu. El primer ministro ha creado una situación surrealist­a en que ha invertido no pocos esfuerzos en mantener el Gobierno de Hamas, mientras los islamistas evitaban cruzar líneas rojas».A las 18:30, El Movimiento de Resistenci­a Islámica amenazó: «Atacaremos Tel Aviv si no se detienen los bombardeos». Y, nuevamente, cumplió: hicieron retumbar las alarmas en toda la región central de Gush Dan con una salva de 130 proyectile­s. Uno golpeó directamen­te sobre un autobús en Holón, y causó tres heridos. En la vecina Rishon Letsion, otro golpeó directo sobre un vecindario, y mató a otra mujer. El aeropuerto internacio­nal de Ben Gurion fue clausurado. Anoche, se daba por empezada una nueva guerra.

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AP Familiares consuelan a la madre de un palestino de 11 años muerto en Beit Hanun
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