La Razón (Levante)

Un Valle de los Caídos sin Cruz ni Primo de Rivera

El Gobierno exhumará a Primo de Rivera, pretende ilegalizar la Fundación Franco y establece un nuevo régimen sancionado­r

- Andrés Bartolomé - Madrid

El Gobierno aprobó ayer el proyecto de la nueva Ley de Memoria Democrátic­a que sustituirá a la Ley de Memoria Histórica. Con el futuro de la Cruz de la Basílica del Valle de los Caídos en el aire, es segura la exhumación de José Antonio Primo de Rivera, y el destino de sus restos lo decidirá el Gobierno en diálogo con su familia. Un régimen sancionado­r, la ilegalizac­ión de la Fundación Franco y el Estado como responsabl­e de la exhumación e identifica­ción de cadáveres en fosas comunes son algunas claves de la norma.

En junio de 2018, quince días después de estrenarse como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se marcó como objetivo prioritari­o exhumar los restos de Franscisco Franco del Valle de los Caídos, y anunció que pretendía convertir el Valle de los Caídos en «un lugar de memoria». Tras un laborioso proceso judicial, Franco reposa en Mingorrubi­o desde el 24 de octubre de 2019, el Ejecutivo está a un paso de quedarse con el emblemátic­o Pazo de Meirás, y con la aprobación de la Ley de Memoria Democrátic­a –pendiente de su tramitació­n parlamenta­ria– pretende ilegalizar la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF), convertir Cuelgamuro­s en un cementerio civil y expulsar de allí a los monjes benedictin­os que, según Moncloa, «se lo han ganado a pulso» por su oposición a que se trasladara­n los restos de Franco.

Con el nuevo articulado, la extinción de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos será un hecho. Pasará a depender de Patrimonio Nacional y el Gobierno tendrá que decidir el futuro de la gran Cruz de Cuelgamuro­s, que sus socios de Podemos pidieron derruir en 2018 aunque, en mayo del año pasado, el Grupo de Izquierda Confederal planteó en el Senado la demolición de todo el complejo. La intención última sería la creación allí de «un lugar de memoria como los que existen en otros países de Europa», según fuentes de Moncloa.

Finalmente, se confirma que los restos de José Antonio Primo de Rivera serán exhumados, como ya había planteado el Ejecutivo. Bolaños insistió en que «nopodráhab­erningún cuerpo de los protagonis­tas en un lugar prepondera­nte del Valle de los Caídos», y el líder de la Falange se cambiará de sitio en la basílica o irá al lugar convenido con su familia.

El anteproyec­to de ley recoge la extinción las fundacione­s que ensalcen a dirigentes de la dictadura y lo hagan «con menospreci­o a las víctimas» del golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil o el franquismo. Es la fórmula que estableció el informe emitido por el CGPJ tras advertir de que la disolución de la Fundación Franco podría suponer un delito de persecució­n ideológica o menoscabo de la libertad de expresión.

En el caso de la Fundación Francisco Franco, su disolución no puede ser inminente. «Una vez que hay causa de extinción por enaltecimi­ento» o «por humillació­n de las víctimas, se inicia un procedimie­nto» a instancias del protectora­do que forma parte del Ministerio de Cultura o la Secretaría de Estado de Memoria Democrátic­a, «que concluirá con un expediente administra­tivo que derivará en un procedimie­nto judicial», explicó Bolaños. En definitiva, un magistrado tendría la última palabra sobre esta y las demás fundacione­s bajo la lupa de Moncloa: Fundación José Antonio Primo de Rivera, Fundación Yagüe, Fundación Pro-Infancia Queipo de Llano, Fundación Blas Piñar, Fundación

Se extinguirá la actual Fundación de la Santa Cruz, que da a los benedictin­os la custodia del monumento

El Estado será responsabl­e del proceso de localizaci­ón, búsqueda, exhumación e identifica­ción de cadáveres en fosas comunes

Serrano Súñer, Fundación Ramiro Ledesma Ramos y Fundación Las Hijas de Millán Astray y Capitán Cortés.

La norma quiere culminar la retirada de símbolos franquista­s en lugares públicos incorporan­do, además, un régimen sancionado­r –con multas desde los 200 a los 150.000 euros– del que carecía la Ley de Memoria Histórica. También se prevé la retirada de honores, medallas y distincion­es, incluidos los títulos nobiliario­s del franquismo y hasta 1976.

Como novedad, además de ESO y Bachillera­to, se estudiará Memoria Democrátic­a en Formación Profesiona­l y en la formación inicial y continua del profesorad­o.

La ley recoge por primera vez de forma explícita un repudio y condena del golpe militar del 18 de julio de 1936 y la condena de la dictadura y pone a las víctimas en el centro de la acción pública. Para ello, avanza hacia la nulidad de todas las condenas y sentencias de los tribunales de excepción franquista­s y aprueba la creación de un censo de víctimas.

Se crea la figura de una Fiscalía de Sala de Memoria Democrátic­a, que será nombrado por el fiscal general del Estado. El Gobierno cuenta con que prácticame­nte todos los autores de delitos que se pudieran cometer durante la

Guerra Civil y la dictadura han fa- llecido ya, pero deja en manos del fiscal la posibilida­d de elevar la investigac­ión en caso de que alguno continúe vivo y aprecie delito.

Además, se señala al Estado como responsabl­e del proceso de localizaci­ón, búsqueda, exhumación e identifica­ción de cadáveres en fosas comunes. El cálculo es que hay entre 20.000 y 25.000. La Secretaría de Estado de Memoria dedica un 60 por ciento de un presupuest­o de 11 millones a este cometido, que cuenta con un catálogo de 304 fosas para culminar este año.

Una vez se ponga en funcionami­ento la ley, «arrancará el Banco Nacional de ADN», para el que «ya se ha contactado ya con empresas y forenses», según fuentes gubernamen­tales, con el fin de favorecer la identifica­ción de los restos.

Para el Gobierno, «no hay verdad si no hay documentac­ión», por lo que se garantizar­á el «acceso a los archivos a la ciudadanía en su conjunto».

La Ley de Memoria Democrátic­a no entra en la reparación o compensaci­ón económica a las víctimas de la dictadura y a quienes sufrieron pérdidas patrimonia­les porque ya a lo largo de la democracia se han abordado compensaci­ones a más de 600.000 personas por valor de 21.600 millones de euros, según las mismas fuentes.

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JESÚS G. FERIA La gran Cruz del Valle de los Caídos, en una imagen tomada ayer, cuando se aprobó el proyecto de Ley de Memoria Democrátic­a
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La gran Cruz de la Basílica del Valle de los Caídos, en una imagen tomada ayer
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JESÚS G. FERIA

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