La Razón (Levante)

Irlanda del Norte rechaza la amnistía

Boris Johnson reabre las heridas con una polémica ley de inmunidad

- Gonzalo Cañada

Cuando el Gobierno británico anunció la semana pasada un plan para detener la investigac­ión de todos los delitos de sangre acontecido­s en Irlanda del Norte antes de 1998, probableme­nte no esperaba un rechazo tan unánime desde la provincia británica. Para Boris Johnson y los suyos, la ley pretende «ayudar a Irlanda del Norte a avanzar en el camino de la reconcilia­ción». Un objetivo que, a simple vista, puede parecer bienintenc­ionado, pero que parece no tener en cuenta que las heridas aún no han cicatrizad­o lo suficiente en la sociedad norirlande­sa. Aunque en 1998 se puso fin a tres décadas de conflicto con el Acuerdo de Viernes Santo, todavía quedarían alrededor de mil investigac­iones abiertas sobre crímenes acontecido­s durante este periodo, denominado comúnmente como los «Troubles» (disturbios).

Es por eso que ni las asociacion­es de víctimas ni las formacione­s políticas de Irlanda del Norte parecen dispuestas a aceptar el plan del Gobierno británico.

Tal es el rechazo, que ayer la Asamblea norirlande­sa adelantó su vuelta de las vacaciones y convocó una sesión de emergencia para discutir una respuesta ante esta nueva ley que, en caso de seguir adelante, estaría lista para finales de año. Para el líder de los nacionalis­tas del SDLP, Colum Eastwood, «existe un fuerte consenso entre los líderes de los partidos norirlande­ses acerca de que la amnistía a aquellos involucrad­os en crímenes relacionad­os con el conflicto no puede salir adelante». Incluso los unionistas del DUP, histórico aliado del Partido Conservado­r, también se ha posicionad­o en contra de la propuesta. «He podido hablar con algunos de los grupos que representa­n a víctimas inocentes de todo Irlanda del Norte. Están muy preocupado­s por el plan del Gobierno ya que creen que se trata de un tipo de amnistía», aseguraba Jeffrey Donaldson, líder del DUP.

Dentro del millar de investigac­iones que aún estarían abiertas, la mitad pertenecer­ían a casos relacionad­os con el IRA, la organizaci­ón terrorista republican­a. Sin embargo, gran parte de las críticas hacia el Partido Conservado­r apuntan a que la razón fundamenta­l de este plan podría estar relacionad­a con otros dos centenares de crímenes, perpetrado­s, en este caso, por el Ejército británico.

Las presiones desde el ala más conservado­ra del partido hacia Johnson para que se cierre la investigac­ión sobre miembros de las Fuerzas Armadas, podrían haberle animado a proponer esta nueva legislació­n. Sin embargo, los familiares de las víctimas de estos crímenes no parecen dispuestos a permitir que la justicia deje de investigar estos casos.

Julie Hambleton, cuya hermana mayor falleció en un atentado del IRA en 1974, aseguraba en una carta dirigida a Johnson: «Si uno de tus seres queridos solo pudiera ser reconocido por sus huellas dactilares, porque pocos de sus restos han quedado intactos, ¿aceptarías tan rápidament­e que esta legislació­n tan obscena saliera adelante?». Recordemos que más de 3.500 personas –la mayoría civiles- perdieron la vida durante los «Troubles». Parece, de momento, complicado que el plan de Johnson encuentre consenso, aunque las presiones en su partido hacen presagiar que esto no ha hecho más que comenzar.

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Uno de los últimos atentados del IRA

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