LA MECA PUEDE ESPERAR
ElEl islam se sustenta en cinco pilares, que son la base de su religión, a saber: profesión de fe, oración, limosna y ayuno, comúnmente conocido como ramadán, siendo el quinto pilar la peregrinación, al menos una vez en la vida, a la ciudad sagrada de La Meca, aunque no es de obligado cumplimiento si se carece de salud y dinero para recorrer el camino hasta Arabia Saudita. Y parece que en estos tiempos de pandemia, escasean ambas cosas entre los fieles musulmanes, pues por segundo año consecutivo, la anteriormente multitudinaria «hach» o peregrinación, que se realiza en el duodécimo mes del calendario lunar por el que se rige el islam y que dura tres días, se ha visto muy reducida; de los más de dos millones y medio de fieles habituales provenientes de todo el mundo, este año ha comenzado con 60.000, la mayoría saudíes, lo que también se ha dejado notar en Medina, la otra ciudad que compone el binomio binomio de «los santos lugares». La imagen, comparada con las de años anteriores, en los que una inmensa marea de color blanco rodea la kaaba, en el centro de la Gran Mezquita, es un buen reflejo de la situación que la pandemia por coronavirus ha dejado. Hombres, de blanco, y mujeres, de negro, todos ataviados con la correspondiente mascarilla, blanca, azul o negra, circunvalan ampliamente espaciados «la casa de Dios», el lugar más sagrado del islam. Parece ser que ni la «nueva normalidad» ni el «tiempo de recuperar las sonrisas», que diría nuestro presidente, ha llegado a oídos de los musulmanes, quizá haya sido un fallo de comunicación de Moncloa.