ELSA PATAKY O LA IMAGEN PERFECTA DE LA FELICIDAD
AtléticaAtlética emparejada con un atlético, se mata a hacer sentadillas para mantener el culo firme. Come ensaladas y poco chuletón (no por orden de
Garzón) para vivir sin el escupitajo de la celulitis. Goza además del amparo y sostén de Chris Hermsworth, alias Thor, que no es precisamente el brazo tonto de la ley. Para envidia poco sana de sus seguidoras, encima disfruta de una tableta de chocolate (la de Chris) tan famosa como la de Nestlé. Elsa Pataky acaba de cumplir 45 años tan fresca y frutal, y, como siga así, que tiene toda la pinta de seguir, será siempre una pizpireta adolescente como si en vez de residir en Australia lo hiciera en el País de Nunca Jamás de Peter Pan. Chica lista la Pataky. Pero no solamente por sus sentadillas, su yoga, sus dietas de ayuno intermitente, sus sesiones de boxeo, sus sandalias como sombreros de Carmen Miranda y sus saltos de canguro para mantener el vientre plano. Si Elsa es la imagen de la perfecta felicidad en las playas salvajes de Australia, con su Thor y sus tres hijos, surfeando olas que no son de coronavirus, es porque tuvo la sabiduría y la habilidad de irse a veinte horas de la «matria» para no contemplar ni padecer el circo cotidiano de una España que cuando no se mata a botellazos, lo hace a botellones. Parece saber la influencer y actriz española que las guerras de odio están en la base de todas las celulitis y las patas de gallo, y que la felicidad puede estar en largarse y columpiarse del brazo de un macizo.