El sol acompaña a la romería de la Santa Faz más multitudinaria
► Tras las lluvias del año pasado, 330.000 personas participaron en La Peregrina
«Tres cosas tienes que ser si eres buen alicantino: herculano, foguerer, y en Santa Faz, peregrino», reza el dicho popular. Fieles a una tradición muy arraigada en las familias de Alicante, 330.000 personas participaron ayer en la romería de la Santa Faz, realizando a pie los 7 kilómetros que separan la Concatedral de San Nicolás de Bari, ubicada en el casco histórico de la ciudad, y el Monasterio de la Santa Faz. Un templo que alberga uno de los pliegues que usó la Verónica para secar el rostro de Jesucristo en su camino al monte Calvario.
Ataviados con el blusón negro, pañuelo de cuadros azul y blanco al cuello, y la caña de romero en la mano, el tiempo, con sol radiante y buena temperatura, acompañó a los feligreses que salieron a las 8 horas de la Concatedral de San Nicolás para llegar al Monasterio de la Santa Faz; allí tuvo lugar la misa de campaña, oficiada a las 11:00 horas en la explanada del Caserío por el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla.
Antes, a las 10:40 horas, llegó al monasterio la comitiva oficial y la imagen de la Virgen del Remedio, que 25 años después coincidió de nuevo con la Santa Faz. Y fueron la vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez, y la edil de Empleo y Fomento, Lidia López, quienes abrieron la hornacina que protege la reliquia para sacarla, junto al obispo, al exterior de la iglesia.
Entre los peregrinos no faltaron los políticos como el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig; la delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé; el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón (PP); la vicepresidenta del Consell, Aitana Mas; la síndica de Ciudadanos en Les Corts, Mamen Peris, o los consellers Arcadi España y Josefina Bueno
El origen de la romería se remonta al 17 de marzo de 1489 y
Después de 25 años, la Virgen del Remedio, la patrona, y la Santa Faz han coincidido
conmemora el conocido como milagro de la lágrima; un milagro que ocurrió ese día durante una procesión de rogativas que se realizó con motivo de la sequía que se vivía entonces y con el lienzo como protagonista. En el trayecto, el sacerdote que portaba la Santa Faz empezó a perder la fuerza en las manos y las piernas y, al asistirle y en un pequeño promontorio cerca del barranco de Lloixa, todos los presentes vieron como caía una lágrima del ojo derecho de la Santa Faz. Un milagro que puso fin a la sequía.