Aumento del 36,1% en 10 años de jóvenes sin hogar
► Las menores de 29 años, uno de los grupos invisibilizados de exclusión social
El sinhogarismo siempre se ha considerado un fenómeno masculino. Pero los datos apuntan a que el perfil de persona sin hogar en España está cambiando en los últimos años. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la última década las mujeres han pasado de representar el 19,7% de las personas en situación de sinhogarismo al 23,3%. Si bien la realidad de este colectivo es muy grave, preocupa especialmente el caso de las mujeres menores de 29 años, cuyo número se ha incrementado en un 36,1% en los últimos diez años.
Las entidades sociales denuncian que las mujeres sin hogar constituyen uno de los grupos más invisibilizados en la exclusión social. social. La realidad de estas mujeres está marcada por un peor estado de salud, sobre todo mental; una mayor exposición a la violencia y discriminación, y también por unos bajos niveles de apoyo social.
Los expertos consideran que el acceso a la vivienda es el primer escalón en la dignidad de las personas pero también un factor de desigualdad. Los datos indican que no hay vida libre de violencias sin una vivienda propia y no hay vivienda propia sin independencia económica. El problema también radica en la desigualdad de ingresos.
La sociedad española debería cambiar la perspectiva cuando se habla del acceso de la juventud a la vivienda, ya que el acceso a una vivienda digna es un derecho fundamental para que se cumplan el resto de los derechos. Los poderes públicos tienen que garantizarlo y hacer lo posible para cumplir los objetivos que marca la Carta de Derechos de la Unión Europea.
La mayoría de las cifras de estudios sobre el sinhogarismo en la mujer surgen de un análisis exclusivamente de la situación de carencia de un domicilio, dejando al margen toda otra serie de situaciones de precariedad o vulnerabilidad en el alojamiento. Limitando esta definición las mujeres se encuentran menos representadas debido a que desarrollan estrategias con el fin de evitar terminar en la calle o acudir a determinados recursos pernocta ya que los perciben particularmente hostiles debido al mayor riesgo de exposición a la violencia y el abuso. Y es que cualquier alternativa es mejor que vivir en la calle, ya sea compartir vivienda con familiares o con amistades.
Son menos visibles porque evitan dormir en la calle o en lugares con amenaza de sufrir abusos