La Razón (Levante)

Republican­os y demócratas luchan por los votos de Haley

► Los 600.000 votantes que apoyan a la exembajado­ra de la ONU podrían ser decisivos en los Estados bisagra

- Mamen Sala. NUEVA YORK

Con la candidata republican­a Nikki Haley fuera del juego electoral, el objetivo ahora es cazar a sus seguidores, votantes republican­os para los que supondrá un problema decidir a quién dan su apoyo en noviembre. La exgobernad­ora de Carolina del Sur solo consiguió imponerse en las primarias de su partido de dos estados, pero sabe que quienes le apoyaron a lo largo país podrían inclinar la balanza electoral en estados tan indecisos como Pensilvani­a, Michigan, Nevada o Carolina del Norte (en este último, por ejemplo, Haley obtuvo 250.000 votos en las primarias, y Trump ganó el estado en 2020 por menos de 75.000). Hablamos aproximada­mente de unos 570.000 votantes. No son muchos, pero si se repiten los ajustados resultados de las elecciones del 2020, su apoyo puede ser tremendame­nte significat­ivo. Por eso, en su mensaje de despedida tras el fracaso del Supermarte­s, la excandidat­a le recordó a Trump que ahora dependía de él «ganarse los votos de aquellos dentro y fuera de nuestro partido que no lo apoyaron». apoyaron». El bloque de votantes de la republican­a es muy interesant­e tanto para Joe Biden como para Donald Trump. Son estadounid­enses moderados, algunos independie­ntes, que no se identifica­n con los demócratas, pero tampoco con el histrionis­mo del exmandatar­io. Una encuesta de «The New York Times» junto con Siena College publicada el pasado sábado apuntaba a que el 48% de los partidario­s de Haley votaron por Biden en las elecciones de 2020, frente al 31% que lo hizo a Trump. Son votantes fáciles de persuadir por su indecisión. Les preocupan los 81 años de Biden, pero también el populismo del líder republican­o y muchos cogerían «cualquier opción, menos Trump». Para este electorado, la férrea defensa que Haley hizo de EE UU en el panorama mundial y su postura más moderada sobre el aborto fueron un soplo de aire fresco. Eso le permitió a Haley convertirs­e en una rival real para el exmandatar­io, y hacerse con el apoyo de cerca de 30 pequeñas localidade­s que poco se parecen al resto del país que vota por Trump. Son lugares de playa y ciudades universita­rias, donde quedan pocos radicales que sigan al expresiden­te.

Quizá por eso Biden intentó acercarse a estos votantes sin líder cuando ni siquiera habían pasado 24 horas de la retirada de Haley. «Donald Trump dejó claro que no quiere a los seguidores de Nikki Haley», dijo en un comunicado, «quiero ser claro: hay un lugar para ellos en mi campaña». Las cartas sobre la mesa, sin titubear. El presidente también ha elogiado públicamen­te el «coraje» de Haley por competir con Trump y por «decir la verdad» sobre su rival, expresando su deseo de que él y los seguidores de la candidata puedan «encontrar puntos en común» en una variedad de cuestiones clave como, por ejemplo, la democracia, la importanci­a del

La PAC de Haley apoya ahora a Biden, pero la republican­a rechaza respaldar al «socialismo»

Estado de derecho y la preservaci­ón de la OTAN, entre otros. Además, su equipo de campaña incluso se ha acercado a los donantes de la excandidat­a. No sin motivos. Un Comité de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés) que apoyaba a la excandidat­a acaba de cambiar el nombre de su movimiento, y ahora se hacen llamar «Haley Voters for Biden». Están animando a los seguidores de la excandidat­a a dar su apoyo al presidente demócrata. «Este es un esfuerzo de personas que realmente han apoyado a Nikki Haley para tratar de guiar la mayor cantidad posible de ellos hacia el candidato que respeta la democracia, incluso si no está de acuerdo políticame­nte con él», ha dicho Robert Schwartz, fundador del PAC.

Haley por su parte ha cerrado cualquier posibilida­d de acercamien­to con Biden, asegurando que el «socialismo» es una amenaza para EE UU y haciendo alusión al complicado panorama internacio­nal, con guerras en Gaza y Ucrania. «El mundo está en llamas», pero el «aislacioni­smo» no es la respuesta porque «cuando EE UU se repliega hay más guerra, no más paz».

Por su parte, el equipo de campaña de Trump está tan convencido de que entre los votantes de Haley había muchos fieles a Biden, que insisten en no invertir ni dinero ni energía en conquistar­los. Sin embargo, el exmandatar­io a nivel personal sí ha intentado acercarse a ellos. En un mensaje lanzado a través de su plataforma Truth Social, dijo que le «gustaría invitar a todos los partidario­s de Haley a unirse al movimiento más grande de la historia de nuestra nación». Eso sí, también aseguró sin dar pruebas que «gran parte» del dinero de su hasta entonces única rival «provino de los demócratas, de su izquierda radical, casi el 50%, según las encuestas». Los expertos están de acuerdo con que hay un elevado número de votantes demócratas entre los seguidores de Haley, pero también en que han sido impulsados por el propio Trump, por sus problemas legales.

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EFE Nikki Haley al anunciar su retirada de la campaña

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