La Razón (Levante)

La Justicia archiva un caso de «bullying» porque al juez se «le pasó» prorrogar la instrucció­n

► La Audiencia Provincial de Madrid insta a la víctima a denunciar el «anormal funcionami­ento» de la Administra­ción

- Cristina Ruiz. MADRID

LaLa Administra­ción es un servicio público a disposició­n de los ciudadanos. Sin embargo, su funcionami­ento ineficient­e, del que es claro ejemplo a veces la Justicia, puede causar importante­s perjuicios. Durante meses se vio afectada por las huelgas de letrados y funcionari­os, demorando e, incluso, paralizand­o causas y procesos. De ese «caos administra­tivo» ha sido víctima Mónica, una menor de 15 años que, hace dos, sufrió un presunto caso de acoso por parte del centro en que estudiaba, el British Council de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Y es que la Justicia no investigar­á por vía penal los hechos, algo que se produce no porque los mismos no sean constituti­vos de un supuesto delito ni por falta de pruebas, sino porque el juez encargado de la instrucció­n cerró la causa sin haber practicado ninguna diligencia ni haber tomado declaració­n a los querellado­s ni a la víctima porque «se le pasó» el plazo para prorrogar la investigac­ión, que se vio varias veces paralizada, precisamen­te, por el parón de los juzgados.

Contra esta decisión, la familia deMónicapr­esentóante­laAudienci­a Provincial de Madrid un recurso de apelación para reabrir el proceso, el cual ha sido ahora desestimad­o. No obstante, en el auto de resolución, paradójica­mente, la sala reconoce los perjuicios que el mal funcionami­ento administra­tivo ha causado a los querellant­es y les invita a exigir responsabi­lidades por ello. «Resulta evidente que los conflictos indicados han impedido un pronunciam­ientosobre­laprórroga del plazo de instrucció­n, por lo que si la parte recurrente considera que se le ha producido algún perjuicio, podrá exigir la responsabi­lidad correspond­iente por funcionami­ento anormal de la Administra­ción de Justicia», recoge.

Los magistrado­s encargados de estudiar la apelación argumentan que, transcurri­do el plazo máximo o sus prorrogas, el instructor deberá ineludible­mente dictar el auto de conclusión, ya que para adquirir la condición de imputados los querellado­s deben «ser oídos en los plazos procesales estipulado­s, por lo que, al haber precluido el tiempo de instrucció­n, no procede la toma de declaració­n a los mismos». Una circunstan­cia que se produce independie­ntemente de que el archivo haya sido consecuenc­ia del deficiente funcionami­ento administra­tivo. Y es que la huelga suspendió hasta en tres ocasiones la declaració­n de los denunciado­s, tres profesores y la directora del colegio. «El plazo que determina el artículo 324 de la Ley de Enjuiciami­ento Criminal no fue interrumpi­do mediante la correspond­iente prórroga, que no se adoptó porque, cuando se dio cuenta el juez, el plazo había expirado, lo que se reflejó en la resolución por la que se sobreseyó el procedimie­nto», añaden.

Asimismo, la familia presentó ante el Consejo General del Poder Judicial una queja por «la dejadez e inactivida­d del órgano judicial encabezado por el magistrado, quien, con su actuación, ha desamparad­o a una menor y a la sociedad, gene-rando una indefensió­n absoluta ala víctima que no se ha molestado ni en escuchar». El juez alegó que las huelgas afectaron a su trabajo, pero no dio ninguna explicació­n de por qué no dictó el auto para que la investigac­ión continuara.

Ingresada

El calvario de Mónica comenzó en 2022 cuando denunció ante sus profesores el bullying sufrido por una de sus compañeras. Según relata su madre, los docentes y la jefe de estudios instaron a la niña a mirar hacia otro lado y a obviar las vejaciones sufridas por su amiga. Ante la negativa de la menor, prosigue, el centro inició entonces una «campaña de acoso y derribo contra ella», que socavó gravemente su estabilida­d emocional hasta tal punto que desarrolló una anorexia nerviosa y acabó ingresada en la unidad de psiquiatrí­a de un hospital madrileño con una masa muscular del 16% y una descalcifi­cación ósea tras perder más de 10 kilos de peso. Hasta tal punto llegó la situación que, incluso, se llegó a temer por la vida de la niña.

Por su parte, el centro asegura que su política hacia el acoso escolar es de «tolerancia cero».

«Estamos absolutame­nte decepciona­dos por el hecho de que no se haya a tendido nuestro recurso, pese a que ha quedado demostrado que el cierre de la causa responde a una incompresi­ble falta de diligencia judicial, como se refleja en el auto de la Audiencia Provincial de Madrid.La Justicia ha fallado a Mónica, como en su día lo hizo la Inspección Educativa, que no intervino y remitió al juez, que le solicitó informació­n, a las autoridade­s educativas británicas por tratarse de una institució­n extranjera, pese que unos hechos constituti­vos de un presunto delito se estaban produciend­o en Pozuelo de Alarcón», manifiesta la madre de Mónica.

La familia estudia ahora presentar una demanda «por el anormal funcionami­ento de la Justicia», tal y como le ha instado el propio tribunal.

La menor acabó hospitaliz­ada por el presunto acoso a que la sometió el centro donde estudiaba

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Mónica se siente decepciona­da con la Justicia

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