La Razón (Madrid)

Los voluntario­s con la capa de héroes

Desde el sábado, Nacho Trillo y sus compañeros han auxiliado a 170 personas

- POR CECILIA GARCÍA

Está exhausto. Desde el viernes por la noche apenas ha echado una cabezada y no ha comido en condicione­s. Todo empezó con un mensaje la mañana del sábado en Twitter en el que Nacho Trillo escribió: «Difusión máxima Aquel que quiera colaborar o conozca alguien que necesite ayuda para salir de la carretera, estoy cargado de comida, bebida, pañales... Mirad el vídeo y llamad al móvil». «Llamé a mi amigo Juan Roca para que me prestase su coche y me dijo que no porque se venía conmigo». A los pocos minutos su WhatsApp se colapsó.

Desde entonces, este empresario –junto a decenas de voluntario­s de su asociación «Resiste España» y otros que no están vinculados a ella–, logró la ayuda de 29 vehículos, se han realizado más de 130 servicios, han ayudado a 170 personas a moverse por la Comunidad Comunidad de Madrid y han apoyado logísticam­ente a 12 hospitales y tres residencia­s de ancianos. Trillo tiene multitud de historias de contar, dramáticas, pero con un final afortunado para sus protagonis­tas.

«La primera petición nos llegó por parte de un matrimonio que son gerentes de una residencia de ancianos de El Molar que llevaban 24 horas sin gasoil para la caldera, por lo que no tenían ni calefacció­n ni agua caliente. Nos fuimos para allá para llenarla. Todos los ancianos empezaron a aplaudir», comenta. comenta. La próxima parada fue La Cañada Real, desde Cáritas, una familia de etnia gitana compuesta por once miembros ni tenían comida, comida, ni agua caliente. Entre ellos, había varios niños y una mujer embarazada que estaba a punto de salir de cuentas. «Le compramos de todo, comida caliente para los adultos y los menores, combustibl­e para su depósito... y justo cuando nos íbamos apareció una fémina fémina marroquí, Fátima. Tenía el brazo roto. La habían escayolado en el hospital, pero se la habían puesto muy fuerte, tenía los dedos casi gangrenado­s, por lo que la trasladamo­s a un centro sanitario». No fue la última vez que vieron a la embarazada, ya que el sábado por la noche se puso de parto y «ni podían acceder Protección Civil y el Summa 112, por lo que regresamos con todo lo necesario por si paría en el coche: mantas, material de sutura... Ayer dio a luz a una niña preciosa que se llama Nazaret», explica.

Las llamadas no cesaban. Una chica pedía que auxiliaran a su padre «que desde hace tiempo padece de neumonía y del corazón. Su saturación de oxígeno era 72, bajísima. Subimos a su piso y le bajamos en volandas». Trillo y sus compañeros han visto a personas atrapadas en sus lugares de trabajo presas de la ansiedad y sin sus medicament­os a mano, trabajador­es no podían volver a casa y no tenían nada que echarse a la boca y pacientes que necesitaba­n sí o sí su tratamient­o de diálisis. Ayer fue un día más benigno, pero recuerda que todos los voluntario­s tienen su capa de héroe».

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Nacho Trillo, en el centro, con una familia en la Cañada Real

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