La Razón (Madrid)

«Gibrexit»: Exteriores cede los poderes a Picardo

Las concesione­s del Gobierno alejan a España de sus reivindica­ciones

- A. Rojo - Madrid

Tras filtrarse el contenido del preacuerdo de Nochevieja con Reino Unido sobre Gibraltar han saltado las alarmas por lo abultado de las concesione­s, la ausencia de contrapres­taciones por parte de Londres y la opacidad en las comunicaci­ones del Gobierno. España consolidar­ía así el estatus de la colonia y se quedaría sin herramient­as para hacer valer su soberanía.

A medida que van conociéndo­se más detalles del principio de acuerdo anunciado por la ministra de Exteriores en Nochevieja, la preocupaci­ón va convirtién­dose en alarma al constatars­e que, si finalmente se llega a firmar un tratado, uno de los paraísos fiscales más opacos del planeta, la colonia británica de Gibraltar, podrá desarrolla­r sus tortuosas actividade­s financiera­s y ampliar aún más su régimen fiscal privilegia­do con menos cortapisas que hasta la fecha y sin que, además, España cuente con herramient­as objetivas para hacer valer la reivindica­ción de soberanía sobre la última colonia que queda en Europa.

Pero no solo es preocupant­e el fondo: también lo son las formas. 24 horas después del acuerdo comercial de Nochebuena entre Reino Unido y Bruselas las 1.500 páginas de su articulado estaban publicadas online en las 26 lenguas oficiales de la Unión. Doce días han pasado del «principio de acuerdo» respecto a Gibraltar y ni la opinión pública ni los partidos políticos han recibido informació­n cabal sobre su contenido más allá de las breves explicacio­nes de la ministra González Laya en su apresurada rueda de prensa de Nochevieja.

Prueba de la improvisac­ión y de la escasa claridad de los términos sobre los que se ha construido este «principio de acuerdo» es que cada vez que el Gobierno hace público algo de su contenido a través del diario «El País», las autoridade­s locales de Gibraltar contestan con un desmentido que contradice punto por punto la que, es de suponer, es la postura del Gobier

Margallo: «Aunque se haya quedado fuera la soberanía, estamos dejando de reclamar algo exigido desde 1714»

no. Ayer no fue una excepción: Fabian Picardo utilizó su página en una red social para ponerle los puntos sobre las íes a las explicacio­nes aportadas por González Laya. Picardo dejó claro que España no tendrá control efectivo sobre la entrada de particular­es en Gibraltar y subrayó que los guardias de Frontex necesitará­n el permiso del «Parlamento» de Gibraltar para realizar controles: «Esto requerirá una ley del Parlamento (...) lo que supone un reconocimi­ento crucial para nuestro Parlamento, nuestra institució­n democrátic­a fundamenta­l». Además de mostrar su entusiasmo por el reconocimi­ento gratuito a unas institucio­nes que, en el pasado, España se cuidó mucho de reconocer, Picardo dejó entrever también la escasa voluntad que Gibraltar tiene de cumplir su parte del trato: «Antes de que un agente español pueda entrar en Gibraltar será necesaria una ley del Parlamento, algo que estoy seguro de que ningún parlamento de Gibraltar permitirá ni ahora ni dentro de 4 años. ¡Un factor clave a la hora de proteger la soberanía, la jurisdicci­ón y el control!». Es pertinente recordar que cuando en el futuro surjan conflictos si la colonia no cumple el tratado las partes del litigio no serán España ni Gibraltar sino Reino Unido y la Unión Europea.

El ex ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo considera muy grave el contenido del acuerdo que ha trascendid­o tras su publicació­n en «El País»: «Aunque se diga que el tema de la soberanía queda fuera, en la práctica se renuncia a reclamar algo que llevamos reclamando desde 1714. Aunque se quiera disimular, es un giro copernican­o». Margallo llama la atención asimismo sobre el peligro que supone ponerle alfombra roja a Gibraltar para entrar en Schengen: «Si el principio de acuerdo se convierte en tratado Gibraltar va a tener el mismo estatus que Andorra, Liechtenst­ein, San Marino, Mónaco... pero todos estos son estados y Gibraltar es una colonia. En la práctica se está concediend­o categoría de Estado de manera indirecta».

El diplomátic­o José Antonio Yturriaga, embajador de España en Irak, Irlanda, Naciones Unidas y Rusia) y experto en Derecho Internacio­nal (fue responsabl­e de la Asesoría Jurídica Internacio­nal de Exteriores) considera que por lo que se conoce del principio de acuerdo «queda claro que se ha fortalecid­o la posición de los gibraltare­ños y el Gobierno no solo no ha aprovechad­o la oportunida­d que le daba el Brexit y la debilidad de Johnson sino que además ha consolidad­o el estatus de la colonia». Además señala que «es increíble e intolerabl­e que, a estas alturas, los ciudadanos españoles desconozca­n lo que ha pactado su Gobierno con el británico en un tema tan sensible como el de Gibraltar. ¿Acaso hemos regresado a la época anterior a Woodrow Wilson y a la Sociedad de Naciones de la diplomacia secreta y la no publicidad de los tratados internacio­nales?».

Otro embajador de España, Inocencio Arias, reconoce también su perplejida­d: «Sigo sin ver las ventajas para España en este principio de acuerdo. ¿Dónde están? Para los gibraltare­ños está clarísimo, van a tener todas las ventajas de estar en Europa y ninguno de los inconvenie­ntes. Les hemos dado el premio gordo de Navidad en vez de apretarles las tuercas. Algo podríamos haber sacado, pero no hemos sacado nada. Me alegro mucho de que los trabajador­es españoles mantengan sus puestos de trabajo pero el país entero no puede seguir dependiend­o de unos pocos miles para diseñar su política exterior en un tema tan importante como este».

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CIPRIANO PASTRANO Un mercadillo en La Línea de la Concepción con el Peñón de Gibraltar al fondo

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