Coherencia y credibilidad
TanTan cierto es que el coronavirus no salió del Gobierno de Sánchez, como que tampoco es responsable de Filomena, pero ambos han permitido conocer cómo actuaba el tándem gobernante en situaciones como esas estando en la oposición, y cómo lo hace ahora desde el Ejecutivo, para comprobar su coherencia y credibilidad políticas. En cuanto al coronavirus, para extraer las debidas conclusiones baste recordar su actuación con ocasión de la epidemia del Ébola y el forzado sacrificio del perro Excálibur, que provocó incluso manifestaciones callejeras y peticiones de dimisión. En lo relativo al temporal, las redes sociales están plagadas de mensajes y denuncias de in competencia e imprevisión por los conductores que quedaron atrapados en una nevada de 2018. Iglesias incluso llegó a decir que esos hechos «eran el símbolo de la corrupción e incompetencia del Gobierno». Podríamos remontarnos más atrás y fijarnos en dos sucesos dramáticos: el Prestige y el 11-M. En el primero, las manifestaciones acusando al Gobierno inmortalizaron el« chapa pote» como producto de una gestión in eficaz y criminal. Del atentado terrorista del 11-M, parecía que su autor era el Gobierno: se acosaron las sedes del PP en plena jornada de reflexión, al grito de «no merecemos un Gobierno que nos mienta», provocando un brusco cambio electoral.
A la luz de la experiencia, es mejor no imaginar lo que sucedería en nuestras calles si lo que estamos padeciendo desde la formación de este Gobierno hubiese sucedido con la derecha gobernando. Y con 20.000 muertos no reconocidos. Será que merecemos este Gobierno que no miente.
«Juzgar conductas del pasado desde la actualidad nos puede llevar al absurdo»