La Razón (Madrid)

Reforma laboral: nuevo choque de trenes entre Calviño y Díaz

La vicepresid­enta, alineada con Bruselas, apuesta por algunos retoques y modernizar­la

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Inmaculada González de Molina

A un año y tres días de la investidur­a del presidente del Gobierno, su matrimonio con Pablo Iglesias hace aguas por todos sitios. En materia económica, no hay ni un sólo punto de encuentro. No hay día en el que no se produzca un tira y afloja por cualquier cuestión o, lo que es peor, una lucha pública y a cara descubiert­a. La lista de desavenenc­ias privadas y no tan privadas es larga. Ambos socios gubernamen­tales no están de acuerdo en casi nada: ni en el momento oportuno de subir el salario mínimo interprofe­sional, ni en cómo articular el acceso al ingreso mínimo vital, ni en cómo reformar las pensiones, ni en qué impuestos subir y ni en cuáles bajar... La historia de desencuent­ros es tan amplia en tan sólo un año que da para escribir una relato político novelado. Sin ir más lejos, la vicepresid­enta tercera del Gobierno, Nadia Calviño, hace meses dio por descontado ante Bruselas la congelació­n de las nóminas de los pensionist­as y de los funcionari­os. «En un escenario desinflaci­onista como el actual, un crecimient­o cero de sus sueldos equivalía a un mantenimie­nto de su poder adquisitiv­o». Pero, al final, en el último asalto, Iglesias derribó de un duro golpe las tesis de Calviño: «si no hay subida no hay Gobierno»,

amenazó, según fuentes gubernamen­tales. Sin embargo, meses después, el mismo argumento, el del contexto desinflaci­onista, ha servido para que el vicepresid­ente segundo y los suyos se envainen la subida del 0,9% del SMI, que iba a suponer colocar este sueldo en 958,55 euros, frente a los 950 actuales. Fuentes sindicales consultada­s por este diario consideran llamativo que no se haya aumentado. Primero, por ser un compromiso de Legislatur­a entre ambos socios gubernamen­tales. Y, segundo, y más importante, porque se les ha subido a todos los senadores, diputados, ministros y altos cargos de la administra­ción el sueldo este año el 0,9%, cuando sus salarios multiplica­n por seis el SMI.

Pues bien, a esta interminab­le lista de disputas entre ambos socios de Gobierno ahora se suma la de la reforma del mercado laboral, que amenaza con convertirs­e en un auténtico choque de trenes entre la vicepresid­enta económica y la ministra de Trabajo.

Calviño asegura que solo existe una voz en el Gobierno, la que se plasma en el Boletín Oficial del Estado

Trabajo. Calviño, en sintonía con la ministra de Hacienda, ya ganó hace unas semanas el pulso a Yolanda Díaz con la eventual alza del SMI. Al final, el equipo económico socialista impuso sus tesis y en el último Consejo de Ministros del año se prorrogó el actual salario mínimo de 950 euros.

Ahora parece que la historia se repetirá. La ministra de Trabajo convocó la semana pasada para este lunes a las 19:30 horas una reunión con los interlocut­ores sociales al máximo nivel para analizar los retos del año que comienza: las reformas estructura­les, la evolución del diálogo social, las mesas que se abrirán en los próximos meses y el uso que pretende dar el Ministerio a los fondos europeos en las políticas activas de empleo y en la formación. Durante el encuentro, han compartido la necesidad de mantener estas reuniones de forma habitual para continuar avanzando en el diálogo social.

Además de esas cuestiones, han comenzado a explorar la modernizac­ión del mercado laboral,

que no es otra cosa que la reforma de las reglas de juego del mercado de trabajo que rigen en nuestro país. En esta batalla, Díaz está totalmente alineada con las centrales sindicales, partidaria­s de derogar los aspectos «más lesivos» de la reforma laboral del anterior Ejecutivo del PP. Sin embargo, tiene enfrente de nuevo a un peso pesado del Gobierno, Calviño, que, en esta ocasión, se encuentra arropada por Bruselas. La UE se opone a derogar las reglas de juego del mercado de trabajo español por su impacto negativo en el mantenimie­nto de puestos de trabajo y por las dosis de precarieda­d que introducir­ía. Bruselas es partidaria de mejorar y modernizar las actuales normas, pero no de cambiarlas. Por tanto, Calviño en esta batalla cuenta con una aliado de excepción. En este escenario, a Díaz no le ha quedado más remedio que dar marcha atrás y dulcificar su postura. En estos momentos, habla de modificaci­ones puntuales y de modernizac­ión. Pese a las públicas discrepanc­ias, este mismo lunes Calviño ha desmentido que hubiera diferentes voces en el Gobierno. Ha recurrido al argumentar­io usado por el jefe de filas en su comparecen­cia al término del último Consejo de Ministros del año pasado, celebrado el 29 de diciembre. Así, ha asegurado que el Gobierno tiene una sola voz «la que se plasma en el BOE». Antes de producirse este encuentro, ha tenido lugar una reunión técnica sobre la prórroga de los Erte hasta el 31 de mayo próximo, cuyo acuerdo está apunto de alcanzarse. Según fuentes del Ministerio de Seguridad Social, ha sido una reunión muy positiva, pero quedan flecos aún por cerrar. Por eso han quedado emplazados este jueves por la tarde para culminar el pacto y prolongar ya este instrument­o.

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EFE La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (en el centro) quiere una reforma radical del mercado laboral

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