La Razón (Madrid)

Jornadas de trabajo a destajo al volante de las quitanieve­s

Los 271 efectivos del dispositiv­o de Vialidad Invernal de Madrid llevan seis días haciendo turnos de hasta 16 horas seguidas

- POR MARILY DOS SANTOS

«Ponemos el mayor número de recursos de la historia de la Comunidad de Madrid para que podamos combatir todas las dificultad­es que tengamos por delante». Y las dificultad­es llegaron, superando los peores presagios de la presidenta Isabel Día Ayuso, que en noviembre presentó con estas palabras el Plan de Inclemenci­as Invernales 2020-2021; un mes y medio después, el incremento de medios materiales y humanos para garantizar el buen estado y la accesibili­dad a los 2.572 kilómetros de carreteras autonómica­s durante el invierno, ha permitido que, al paso de «Filomena», Madrid haya salido casi ilesa. «Es la primera vez que se decreta la alerta por nieve nivel rojo en la región, pero lo estamos paliando con esfuerzo y coordinaci­ón de las administra­ciones», anuncia tras varios días de trabajo sin descanso Inés Berrio, directora general de Carreteras de la Consejería de Transporte­s de la Comunidad de Madrid. Inés Berrio fue gerente del 112 durante la pasada legislatur­a y concejala en el Ayuntamien­to de Collado Villalba hasta el pasado mes de diciembre, cuando el consejero de Transporte­s, Movilidad e Inf r a e s t ructuras, Ángel Garrido, quiso sumarla a su equipo. Ninguno de los dos imaginó que, apenas unas semanas después, la nueva encargada de la gestión de esta Campaña de Vialidad Invernal tuviera que lidiar con el mayor reto al que podía enfrentars­e alguien en su puesto de trabajo. No obstante, gracias a la previsión del temporal y al refuerzo de efectivos y vehículos, ella y su equipo han logrado que más del 91% de la red de carreteras de la Comunidad de Madrid esté ya operativa –el 87% sin ninguna restricció­n, es decir, sin necesidad de utilizar cadenas–.

En concreto, el actual dispositiv­o cuenta con 91 vehículos de vigilancia, 60 máquinas quitanieve­s, 23 palas cargadoras, dos máquinas turbofresa­doras y, lo más importante, 271 efectivos. Personas como Pablo Ladrero, jefe del Servicio del Centro de Coordinaci­ón e Informació­n de Carreteras de la Comunidad de Madrid (Cecoin), que desde el pasado jueves no mira la hora de salida de la oficina porque «Filomena» no se lo permite: «Este fin de semana he trabajado 54 horas continuas, sin dormir, al pie del cañón porque la situación así lo requería; ha sido desbordant­e», confiesa. La tarea de Pablo Ladrero consiste, principalm­ente, en dirigir cada movimiento de todas las máquinas quitanieve­s y palas, lo que incluye las reparacion­es casi instantáne­as de todas aquellas que sufren algún daño durante estas intensas jornadas de limpieza. Es decir, es desde este centro de coordinaci­ón desde el que se ponen en práctica todos los protocolos escritos sobre el papel, lo que ha significad­o en este caso tan excepciona­l la priorizaci­ón de unas vías frente a otras, por ejemplo, en base a su conexión con hospitales. «Al principio esto era un hervidero de llamadas de auxilio del 112, pero, a medida que hemos ido cubriendo las necesidade­s básicas, hemos ampliado nuestra actuación incluso fuera de la red de carreteras de la Comunidad; ahora estamos atando cabos, atendiendo incidencia­s como despejar la entrada de la cárcel de Valdemoro», explica el jefe del Cecoin.

Pero, sin duda y como insisten Inés Berrio y Pablo Ladrero, el mayor valor humano en esta carrera por hacer Madrid transitabl­e lo aportan los que se ponen al volante de las máquinas quitanieve­s y las palas: «Los conductore­s están limpiando en condicione­s extremas, y no solo las carreteras, sino también los accesos a los centros médicos, a las residencia­s o a los polígonos industrial­es; estamos donde se nos reclama», afirma orgullosa la directora general de Carreteras de la Comunidad de Madrid. Y no es para menos, porque algunos de los trabajador­es encargados de abrir paso entre la nieve en la región han hecho turnos de hasta 16 horas: «Está siendo duro, de coger una mochila de superviven­cia y no saber cuándo vas a volver, pero después de varios días de concentrac­ión para hacerlo bien, acabas más cansado psicológic­amente que físicament­e», cuenta Juan Antonio Hernansanz, conductor de quitanieve­s en la zona noroeste con siete años de experienci­a a sus espaldas. Nacido en Cercedilla, Juan Antonio asegura que no le teme a la nieve, pero, después de esta pelea contra «Filomena», solo espera que las noches empiecen a darle tregua y detrás del temporal venga la calma.

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COMUNIDAD DE MADRID Juan Antonio Hernansanz lleva siete años trabajando con máquinas quitanieve­s en la zona noroeste de la Comunidad de Madrid
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GONZALO PÉREZ Inés Berrio y Pablo Ladrero, de Carreteras de Madrid

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