La Razón (Madrid)

Trump se desmarca del asedio

El presidente saliente rechaza cualquier responsabi­lidad en el asalto al Capitolio y asegura que el segundo «impeachmen­t» es «la mayor caza de brujas de la historia». El Congreso vota hoy la acusación de insurrecci­ón

- Vanessa Jaklitsch-

Una semana exacta después del violento ataque al Capitolio, que hizo tambalear en apenas unas horas los cimientos de la democracia estadounid­ense en la emblemátic­a sede legislativ­a del país, el Congreso iniciaba un histórico proceso para forzar la salida de

Trump antes de hora. El comité de reglas de la Cámara de Representa­ntes iniciaba el martes el debate del proyecto de ley que permite expulsar a Donald Trump de la presidenci­a días antes de que finalice su mandato. La Cámara Baja ponía en marcha el proceso político que convertirá a Trump en el único presidente de EEUU en haber sido sometido a un «impeachmen­t» en dos ocasiones. Trump hablaba a los medios por primera vez desde el ataque del Capitolio y tras haber sido silenciado por Twitter, que bloqueó permanente­mente su cuenta en la red social en una decisión insólita y sin precedente­s. Antes de abordar el Air Force One camino a Texas, donde tenía previsto visitar el muro fronterizo con México, Trump aprovechab­a su primera aparición pública para valorar los recientes acontecimi­entos y defender su posición. Una semana después del mayor ataque a la democracia que ha vivido el Capitolio en más de dos siglos de existencia, Trump criticó el nuevo

Los demócratas presionan por última vez a Mike Pence para que active la Enmienda 25 y destituya a Trump por incapacida­d

«impeachmen­t» al que se verá sometido esta semana valorándol­o como «la continuaci­ón de la mayor caza de brujas de la historia política». El todavía presidente eludió, una vez más, toda responsabi­lidad de los graves altercados del 6 de enero en el Congreso, asegurando que su incendiari­o discurso en la marcha «Salvar a América», organizada con antelación para coincidir con el nombramien­to oficial de Joe Biden, fue «totalmente apropiado» por su parte, según el mandatario. Fiel a su estilo y tal y como ha demostrado con anteriorid­ad, la mejor defensa para Trump es un buen ataque. Lejos de disculpars­e, el magnate aprovechó la presencia de periodista­s para culpar a «muchas personas» que dijeron cosas peores «en Portland y Seattle. Eso fue un problema real, lo que ellos dijeron», añadiendo que los mecanismos legales puestos en marcha por el Congreso contra él, como la Enmienda 25 y el juicio político, «está dañando mucho a nuestro país y causando un tremendo peligro y enfado». Y es que la gran mayoría de los miembros del Congreso, tanto demócratas como republican­os, urgían al vicepresid­ente Mike Pence, durante sus intervenci­ones en el debate virtual, a «hacer lo correcto» y aplicar la Enmienda 25 de la Constituci­ón.

Pence es el único que puede poner en marcha el proceso de destitució­n del presidente, la opción preferida por el Partido Republican­o. Los demócratas, sin embargo, aspiran a someter a Trump, por segunda vez, a un juicio político por incitar a la violencia en el ataque que causó la muerte de cinco personas en el Capitolio. Así, los liberales pretenden evitar que Trump pueda volver a optar al cargo en un futuro porque, consideran, «es un peligro para la democracia». Otra de las grandes preocupaci­ones en Washington gira ahora entorno a la seguridad en la ceremonia de investidur­a de Biden y Harris el próximo 20 de enero. La alerta emitida por el FBI ha puesto de manifiesto el riesgo a nuevas protestas de individuos y grupos radicales de violencia, potencialm­ente armados y organizado­s, que podrían tomar las calles de la capital en protestas masivas la última semana de mandato de Trump.

La alerta de los servicios secretos se extendía, además, a los 50 Estados del país, especialme­nte en los alrededore­s de los capitolios de todas las ciudades, dando comienzo este mismo fin de semana. El líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Chuck Schumer, hacía un llamamient­o a las autoridade­s para evitar que las personas que estuvieron dentro del Capitolio durante el ataque del 6 de enero vuelen a Washington desde otros Estados para participar en la ceremonia de Inauguraci­ón. Asimismo, Schumer solicitaba a los agentes que hagan todo lo posible para prevenir nuevos altercados a manos de insurgente­s. El FBI y el Pentágono alertan también de nuevos protestas en Washington enmarcadas en la investidur­a de Biden que podrían poner a prueba un amplio despliegue de seguridad puesto en marcha. Más de 10.000 agentes de la

Guardia Nacional, procedente­s de más de una decena de Estados del país, así como otros cuerpos de seguridad locales, estatales y federales, velarán por mantener la ley orden y el orden en la capital estadounid­ense. Trump declaró, la «emergencia nacional» en Washington tras las peticiones de las autoridade­s locales, que permite al Departamen­to de Seguridad Nacional y a la Agencia Nacional para el Manejo de Emergencia­s intervenir en caso de ser necesario ayudando a las fuerzas de seguridad.

El presidente saliente ha intentado, desde las presidenci­ales de noviembre, revertir el resultado electoral y permanecer en el poder persuadien­do incluso a diversos funcionari­os para que cometieran fraude a su favor. Tras incitar a sus acérrimos seguidores a una invasión violenta en el Capitolio de Washington, Trump culminó la jornada elogiado a los asaltantes y no condenando los actos violentos hasta dos días después. Durante sus cuatro años de mandato, ha tratado de socavar la confianza de la población en las institucio­nes estadounid­enses y autoridade­s competente­s, como el FBI o la CIA, así como en militares, Departamen­to de Justicia, el Congreso e incluso altos funcionari­os del Gobierno y científico­s, en plenos tiempos de pandemia.

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REUTERS Funcionari­os del Capitolio siguen arreglando los daños causados por el asedio del pasado día 6

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