La Razón (Madrid)

NICKY MINAJ: LAS VERSIONES LIBRES TAMBIÉN SE PAGAN

- ULISES FUENTE

Hoy en día, la cosa parece fácil, ¿no? Uno agarra un móvil, una guitarra o un piano en el mejor de los casos –en el peor, un miserable «playback»–, y se arranca a cantar una sentida pieza de un gran artista como paso previo al estrellato mundial. La cosa funciona así, ¿verdad? Pues no, realmente. Para grabar una canción de otro, por más que se ofrezca en una versión no fiel, sino libre o muy libre, hay que pedir permiso. Porque las canciones pertenecen a quienes las escriben. Esa lección que hoy en día se le puede escapar a un Youtuber no le resultaba ajena a Nicky Minaj, la bombástica rapera que se encaprichó de una preciosa canción, «Baby, I can Hold You», de la enorme y enigmática Tracy Chapman, un a artista que es un hueso muy duro de roer, como es bien conocido en el negocio musical. Porque Tracy Chapman siempre dice no. No, a que otros hagan versiones de sus canciones. Y Minaj, aunque lo sabía, porque Chapman aparece en varias listas oficiosas de artistas «no versionabl­es», se lo pidió. Tracy, claro, se mantuvo firme en el no.

La joven Onika Tanya Maraj-Petty (Puerto España, Trinidad y Tobago, 1982) pidió ayuda a través de las redes sociales a ver si así se le ablandaba el corazón a la veterana, pero Chapman (Cleveland, 1964), una «boomer» de manual, no se pone tierna con las campañitas de presión. Que no. Así que la rapera se vio obligada a lanzar su siguiente disco sin «Sorry», la canción que interpreta­ba a dúo con NAS y que tenía potencial de convertirs­e en un single. No era una versión fiel, sino muy al contrario, una interesant­e reinterpre­tación. Aunque ni por esas. Pero la cosa no iba a quedar ahí. Minaj no se conformó con la negativa y filtró el tema, que ya tenía grabado, a una emisora de radio. De manera que a las pocas horas ya estaba accesible en redes.

El final de la historia se conoció el otro día, cuando la rapera accedió a pagarle 450.000 dólares para evitar una demanda posterior de plagio por lanzar la versión sin el permiso de la creadora original. La juez del caso señaló que Minaj tenía derecho a utilizar el material ajeno para crear o para experiment­ar, pero que perdió todo el derecho a usarlo en el momento en que publicó o difundió el tema. Así que su única alternativ­a era pasar por caja. Porque la música es un arte y un montón de cosas bonitas, pero sobre todo es un oficio y un negocio.

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GTRES La artista Nicky Minaj deberá pagar 450.000 dólares a Tracy Chapman por lanzar una versión sin su autorizaci­ón

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