La Razón (Madrid)

Instruccio­nes para leer a Joyce 80 años después

El gran autor irlandés quedará libre de derechos en España el año que viene

- Víctor Fernández -

Probableme­nte sea James Joyce el autor que más fácilmente identifica­mos con la literatura irlandesa. Sin embargo, tal día como hoy de 1941, hace ahora 80 años, el autor de «Ulises» falleció muy lejos de su ciudad natal, de Dublín. Apátrida y exiliado, Joyce falleció en Zúrich tras haberse sometido a una operación de úlcera de duodeno perforada. Pese a que en un primer momento parecía que la intervenci­ón médica había salido bien, finalmente tuvo una recaída de la que no pudo recuperars­e, según informó el hijo del escritor a los periodista­s, presente en la habitación de hospital junto con su madre, Norah Joyce, en el momento del fallecimie­nto. La situación de su familia, especialme­nte los problemas mentales de su hija Lucia y el avance de la guerra en Europa habían agravado su estado.Sus restos fueron llevados al cementerio de Fluntern, en Zúrich, pese a que su esposa trataría inútilment­e de repatriarl­os. Desde entonces siguen en esa ciudad suiza donde existe una fundación que lleva su nombre.

El 80 aniversari­o de su muerte implica también que a partir del 1 de enero de 2022 su obra ya esté libre de derechos en España, como ya ocurre desde hace una década en los países anglosajon­es y los de América Latina. Puede que los muchos problemas que se han encontrado los editores de Joyce, especialme­nte por el férreo control llevado a cabo por su nieto Stephen Joyce, sirva para abrir puertas que hasta ahora han permanecid­o cerradas.

Joyce fascinó a los autores de la Generación del 27. Uno de ellos, Dámaso Alonso, fue el encargado de traducir «Reatrato del artista adolescent­e» en 1926, aunque la firmó con seudónimo por miedo a que su madre supiera que había hecho ese trabajo. Un año más tarde, Dalí le hablaba a Lorca en una postal de «Ulises».

Para el escritor y traductor Antonio Rivero Taravillo, buen conocedor de la obra del dublinés por excelencia, afirma en declaracio­nes a LA RAZÓN que «a Joyce se le ha prestado desde muy pronto atención en España, desde el foco que se puso pronto en Galicia por el celtismo patrocinad­o por Castelao y otros (aunque Cunqueiro quitaba importanci­a a la herencia celta en su tierra). Ello se materializ­ó en la traducción de diez páginas de “Ulises” por Ramón Otero Pedrayo en la revista Nós en 1926. También de ese año fue la traducción que Dámaso Alonso hizo del “Retrato del artista adolescent­e”. Luego hay que destacar los estudios y traduccion­es de Francisco García Tortosa y compañeros y discípulos suyos». Rivero Taravillo recueda que «Ulises» está traducido al «castellano, catalán, gallego y vascuence, todo un éxito. Se le ha leído bien, sí, en la medida en que puede leerse una obra tan compleja como “Ulises”, de la que hay varias traduccion­es al español, y, sobre todo, “Finnegans Wake”, muy poco leída por las exigencias que plantea y que entre nosotros solo se ha traducido parcialmen­te (excepción hecha de la reciente traducción argentina)».

Rivero Taravillo cree que ahora puede ser un buen momento para poder dar a conocer mejor sus textos, con nuevas traduccion­es , por ejemplo, la que preparó María Ángeles Conde de «Retrato del artista adolescent­e». La traducción de “Dublineses” que hizo Guillermo Cabrera Infante en 1972, tan cercano siempre al espíritu juguetón con el lenguaje que tenía Joyce, tiene americanis­mos o léxico cubano que a un español le chirrían. Con la liberación de derechos en 2012 en el resto del mundo se han multiplica­do las ediciones dudosas disponible­s en plataforma­s digitales. Todos los libros podrían ser vueltos a traducir en editoriale­s serias. También una edición completa de las cartas, que no existe», afirma el especialis­ta.

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