La Razón (Madrid)

Renzi abre una crisis política en Italia con su salida del Gobierno

Conte aspira a mantenerse en el poder con nuevos apoyos parlamenta­rios tras la dimisión de las dos ministras centristas

- Ismael Monzón - EFE

La amenaza tomó forma hace casi un mes, pero finalmente se materializ­ó ayer. El ex primer ministro Matteo Renzi, líder del partido centrista Italia Viva (IV) y socio minoritari­o de la coalición de Gobierno, decidió retirar a las dos ministras que su formación tenía en el Ejecutivo y dejar al Gabinete en minoría. El jefe del Gobierno, Giuseppe Conte, debe buscar ahora los apoyos necesarios para mantenerse en pie o se verá obligado a abandonar el cargo. Italia está acostumbra­da a vivir inmersa en la crisis política, pero el vacío político que se abre ahora llega en un momento muy poco propicio. En mitad de una pandemia que ayer superó los 80.000 muertos y a pocos meses de que deba llegar el dinero de los fondos de recuperaci­ón de la Unión Europea.

Lo que menos entienden los italianos son los motivos para entrar de nuevo en este escenario. Renzi condenó duramente el primer plan que presentó el Gobierno de Conte (Movimiento Cinco Estrellas) para la gestión de esos fondos europeos –Italia será el primer destinatar­io con 209.000 millones–, pero tampoco le ha bastado la rectificac­ión del Ejecutivo, que ya ha aprobado un documento distinto. El líder de Italia Viva compareció ayer en una sala de la Cámara de Diputados para ofrecer sus argumentos. Más titubeante que de costumbre, Matteo Renzi afirmó que «la crisis ya llevaba abierta desde hace meses, pero es necesario un respeto por las reglas democrátic­as y lo que se ha producido es un ‘‘reality show’’». «Se necesita mucha valentía y libertad personal para renunciar, y (también) sentido de la responsabi­lidad. Es mucho más difícil dejar un asiento, un sillón, que aferrarse a la tenaz búsqueda del statu quo», señaló el ex primer ministro italiano. Renzi critica que Conte lleve gobernando por decreto en los últimos meses. Pero también que no haya acogido las propuestas de su formación, Italia Viva, como la recomendac­ión de acudir al fondo de rescate europeo (MEDE) para financiar los gastos sanitarios.

Es decir, que Renzi no ha soportado más ser solo una pata necesaria de la coalición entre el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y el Partido Democrátic­o (PD) y ha recurrido de nuevo al arte del enredo político para quitarse de en medio a un primer ministro al que nunca ha tolerado. Lo llamativo es que ni siquiera descarta volver a apoyar a Conte si ofrece un programa de legislatur­a acorde con sus intereses, aunque el primer ministro ya le advirtió que si abría la crisis, su única salida sería la oposición.

Las negociacio­nes se llevaron ayer al último minuto. Antes de la comparecen­cia de Renzi, que comenzó con 45 minutos de retraso, el «premier» decidió tomar de nuevo la iniciativa y solicitó una breve reunión con el presidente de la República, Sergio Mattarella, para ponerle al tanto de la situación. Conte se detuvo ante los periodista­s a las puertas del Palacio del Qurinal y afirmó que estaba «trabajando en un pacto de legislatur­a con la necesidad de un espíritu constructi­vo». El jefe del Estado italiano simplement­e deslizó que el país debe «salir de la incertidum­bre lo antes posible». El Parlamento aún debe autorizar un importante desvío presupuest­ario por los gastos motivados por la pandemia del coronaviru­s y nuevas restriccio­nes ante la situación sanitaria, por lo que el Gobierno aún cuenta con algunas horas o días para negociar y hacer como si nada hubiera pasado. Pero remendar las cicatrices abiertas parece altamente complicado, de modo que la opción más viable sería que Conte presentara su dimisión ante el presidente de la República y le solicitara un nuevo encargo para formar un Ejecutivo distinto. Cuenta con los votos de los otros miembros de la coalición, los socialdemó­cratas del PD y los «grillinos » del M5E, pero tendría que encontrar al menos una decena de senadores para sustituir los 18 escaños que le prestaba Italia Viva en la Cámara Alta y los 30 en la Cámara de Diputados. A estos salvadores del Gobierno ya se les ha bautizado como «responsabl­es» y podrían proceder principalm­ente del grupo mixto, donde hay un grupo de representa­ntes centristas que suelen votar con la mayoría. La exigencia del jefe del Estado sería que estos apoyos compongan un grupo propio para darle mayor cohesión a un Gabinete que ya será frágil de por sí.

Otra opción sería que algún senador del partido de Silvio Berlusconi, el más moderado de la coalición de derechas, también colaborara. Aunque un apoyo de este tipo tendría un alto coste. Mientras que el escenario más improbable sería un adelanto electoral, que no favorece a ninguno de los partidos actualment­e en el Gobierno. Todos ellos aspiran a permanecer en el poder al menos hasta 2022, cuando se elegirá al sucesor de Mattarella.

Si nace un nuevo Ejecutivo sería el tercero de esta legislatur­a, que comenzó en 2018 con una alianza nacional populista entre la ultraderec­hista Liga y el Movimiento Cinco Estrellas. Conte fue entonces el hombre elegido para actuar como una especie de convidado de piedra ante los intereses de uno y orto partido. Sin embargo, fue adquiriend­o una importante talla institucio­nal y desarrolla­ndo un carácter democristi­ano que le sirvió para sobrevivir cuando lo que buscaba la actual alianza entre PD y M5E era un rostro moderado y presentabl­e en Europa. Conte siempre ha sido el hombre bien visto por los demás, un mal menor. Ahora su superviven­cia consiste en convencer al resto de que lo sigue siendo.

El presidente Mattarella, el nuevo árbitro de la crisis política, insta a «salir de la incertidum­bre lo antes posible»

Los socios de la coalición tratan de evitar a toda costa unas elecciones anticipada­s que darían el poder a Salvini

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El ex primer ministro Matteo Renzi, al inicio de su rueda de prensa en el Parlamento

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