La Razón (Madrid)

¿Dónde está Suu Kyi?

Clamor internacio­nal para que los generales golpistas liberen a la Nobel de la Paz que mantienen detenida en un lugar secreto

- Victoria Pascual - Hong Kong

La Administra­ción Biden anuncia que impondrá sanciones asfixiante­s similares a las de la época de Gobierno militar

Dos días después del golpe de Estado en Birmania, el paradero de la lideresa de facto, Aung San Suu Kyi, sigue siendo un misterio. Los militares no han querido dar ni una pista sobre el lugar en el que mantienen retenida a la Premio Nobel y ese secretismo sobre su destino escenifica a la perfección lo sucedido en la nación asiática: el proceso democrátic­o ha quedado truncado y su líder fuera de juego. Aunque un miembro de su partido, la Liga Nacional por la Democracia (LND), aseguró ayer que se encontraba bajo arresto domiciliar­io, lo cierto es que no se ha hecho pública ninguna foto que lo demuestre.

De hecho, lo último que se supo de ella fue el mensaje que publicó tras su detención en el que instaba al pueblo a resistir y advertía de las intencione­s de los uniformado­s de imponer una dictadura en el país. Myanmar respira una calma tensa y a última hora de ayer no se había producido ningún enfrentami­ento. Sin embargo, los medios locales informaron de que en Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, las calles se habían llenado de policías ante la posibilida­d de una protesta.

Las redes sociales también se llenaron de vídeos en los que los ciudadanos llevaban a cabo cacerolada­s y hacían sonar los cláxones de sus coches para mostrar su descontent­o. Incluso comenzó a fraguarse un movimiento de desobedien­cia civil apoyado por los médicos de los hospitales públicos, que aseguraron que no trabajaría­n bajo el mando militar y pidieron la liberación inmediata de Suu Kyi. Mientras, en Naypyitaw, la capital, la presencia militar aumentaba con el despliegue de numerosos camiones y vehículos acorazados, además de los helicópter­os que sobrevolab­an el Parlamento, donde todavía permanecía­n encerrados 400 diputados.

«Aunque la situación es tranquila ahora mismo, es muy posible que la gente salga a las calles en los próximos días, lo que aumentará el peligro de que se produzcan violentas represione­s contra los manifestan­tes», explicaban desde el laboratori­o de ideas Internatio­nal Crisis Group. Por ello, instaban al Ejército de

Myanmar a actuar de forma pacífica y con la máxima moderación con el fin de restaurar la autoridad civil elegida democrátic­amente en las elecciones del noviembre.

Aquellos comicios, en los que la LND se hizo con el 83% de los votos, fueron calificado­s por el Tatmadaw -el Ejército birmano- de fraudulent­os y han constituid­o la excusa perfecta para llevar a cabo esta acción y declarar el estado de emergencia en el país durante un año. Un giro de los acontecimi­entos que ha supuesto todo un revés para la democracia en Myanmar menos de una década después de que el país comenzara a alejarse de medio siglo de gobierno militar y que, como los analistas apuntan, seguro empeorará las ya de por sí sombrías perspectiv­as humanitari­as humanitari­as y económicas. Precisamen­te, desde Washington aseguraron que tomarían las medidas necesarias para tratar de que regresen a la senda democrátic­a e impondrían sanciones similares a las que la nación asiática estuvo sometida durante las décadas de gobierno militar. El presidente Joe Biden, que tachó los acontecimi­entos de «asalto directo a la transición del país a la democracia y el Estado de derecho», insistió en la liberación de los funcionari­os y activistas detenidos.

Entretanto, la junta militar aprovechó la jornada de ayer para destituir a 24 ministros de la LND y nombrar a 11 de sus aliados en su lugar, entre los que se encuentran antiguos miembros del gabinete de transición que gobernó entre 2011 y 2016 e integrante­s del Partido para la Solidarida­d y el Desarrollo de la Unión, formación política a la que apoyan. En su primera reunión, el general Min Aung Hlaing, defendió que había sido «inevitable» que el ejército tomara el poder después del supuesto fraude electoral del año pasado. Sin embargo, la mayoría de analistas ponen en duda las razones dadas por un militar que ha orquestado la asonada y prometido elecciones libres en un año, algo que tampoco se sabe si cumplirá. Sobre todo porque a su ascenso militar han contribuid­o méritos que dicen mucho de hasta dónde es capaz de llegar.

 ?? AP ?? Un control militar en Naypytaw, la capital de Myanmar, donde ayer se presenció un amplio despligue del Ejército con numerosos camiones y vehículos blindados
AP Un control militar en Naypytaw, la capital de Myanmar, donde ayer se presenció un amplio despligue del Ejército con numerosos camiones y vehículos blindados

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