Guerra en el soberanismo y la reedición del 50 por ciento
Llevamos menos de una semana de campaña y las grietas en las filas independentistas se acrecientan porque todos se juegan mucho. Solo tienen un común denominador: todos contra Salvador Illa. A partir de aquí, todo son discrepancias. Empezaron el primer día.
Junts per Catalunya propone reactivar la Declaración Unilateral de Independencia si los independentistas superan el 50% de los votos. Esta posición implica, de hecho, que se debería conformar un gobierno de coalición de los «estelados». Fue rechazada de plano por ERC. Lógico, porque no forma parte de su estrategia. Los republicanos acusaron a los de Borras-Puigdemont de confundir deseos con realidad. «No basta con querer la independencia», contestó Oriol Junqueras. Lo más sangrante para el partido argamasa-mayonesa-batiburrillo de Puigdemont es el portazo que recibió de la CUP.
La Candidatura de Unidad Popular se avino a entrar en el Govern. Mejor dicho, la propuesta partió de su cabeza de lista, la exalcaldesa de Badalona, Dolors Sabater. Duró menos que un caramelo a la puerta del colegio. Fue enmendada por su propia formación. Dos días más tarde, Sabater propuso enviar a la papelera de la historia a Laura Borràs por estar encausada. ERC se apresuró a decir que Borràs no podría estar ni un minuto más en sus listas. En JxCat, la propuesta no sentó bien porque Borràs defiende que no hizo nada, que fragmentar contratos a sus amigos no es delito. Una forma de verlo. En la CUP volvieron a saltar las alarmas y enmendaron a su candidata porque «no es momento de vetos». Dos veces en cuatro días, lo que pone en evidencia que los anticapitalistas tienen un problema interno, la pugna eterna entre los más independentistas y los anticapitalistas. Sabater dice que le han sacado las palabras de contexto y que su candidatura es coral. Tan coral que desafina y para evitar otro resbalón, el número dos representó a la candidatura en el debate de RTVE.
ERC propone reactivar la Mesa de Diálogo. Intención primera, poner en jaque al PSOE. Los socialistas no se echan atrás y apoyan la resolución parlamentaria para dialogar con la ley. Nada nuevo, porque este argumento sirvió para la única reunión de la Mesa hace más o menos un año. ERC habla de amnistía, autodeterminación y desde los púlpitos de la derecha en Madrid se considera la posición de los republicanos como la sumisión de Sánchez al independentismo. Desde JxCat y la CUP, dicen lo mismo de ERC, que se ha sometido a los designios del presidente.
O sea, la derecha acusa a Sánchez de rendirse al independentismo, y los independentistas más radicales a ERC de rendirse a Sánchez. Difícil que ambas sean