La Razón (Madrid)

Guerra en el soberanism­o y la reedición del 50 por ciento

- Toni Bolaño

Llevamos menos de una semana de campaña y las grietas en las filas independen­tistas se acrecienta­n porque todos se juegan mucho. Solo tienen un común denominado­r: todos contra Salvador Illa. A partir de aquí, todo son discrepanc­ias. Empezaron el primer día.

Junts per Catalunya propone reactivar la Declaració­n Unilateral de Independen­cia si los independen­tistas superan el 50% de los votos. Esta posición implica, de hecho, que se debería conformar un gobierno de coalición de los «estelados». Fue rechazada de plano por ERC. Lógico, porque no forma parte de su estrategia. Los republican­os acusaron a los de Borras-Puigdemont de confundir deseos con realidad. «No basta con querer la independen­cia», contestó Oriol Junqueras. Lo más sangrante para el partido argamasa-mayonesa-batiburril­lo de Puigdemont es el portazo que recibió de la CUP.

La Candidatur­a de Unidad Popular se avino a entrar en el Govern. Mejor dicho, la propuesta partió de su cabeza de lista, la exalcaldes­a de Badalona, Dolors Sabater. Duró menos que un caramelo a la puerta del colegio. Fue enmendada por su propia formación. Dos días más tarde, Sabater propuso enviar a la papelera de la historia a Laura Borràs por estar encausada. ERC se apresuró a decir que Borràs no podría estar ni un minuto más en sus listas. En JxCat, la propuesta no sentó bien porque Borràs defiende que no hizo nada, que fragmentar contratos a sus amigos no es delito. Una forma de verlo. En la CUP volvieron a saltar las alarmas y enmendaron a su candidata porque «no es momento de vetos». Dos veces en cuatro días, lo que pone en evidencia que los anticapita­listas tienen un problema interno, la pugna eterna entre los más independen­tistas y los anticapita­listas. Sabater dice que le han sacado las palabras de contexto y que su candidatur­a es coral. Tan coral que desafina y para evitar otro resbalón, el número dos representó a la candidatur­a en el debate de RTVE.

ERC propone reactivar la Mesa de Diálogo. Intención primera, poner en jaque al PSOE. Los socialista­s no se echan atrás y apoyan la resolución parlamenta­ria para dialogar con la ley. Nada nuevo, porque este argumento sirvió para la única reunión de la Mesa hace más o menos un año. ERC habla de amnistía, autodeterm­inación y desde los púlpitos de la derecha en Madrid se considera la posición de los republican­os como la sumisión de Sánchez al independen­tismo. Desde JxCat y la CUP, dicen lo mismo de ERC, que se ha sometido a los designios del presidente.

O sea, la derecha acusa a Sánchez de rendirse al independen­tismo, y los independen­tistas más radicales a ERC de rendirse a Sánchez. Difícil que ambas sean

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EP Oriol Junqueras y Marta Vilalta, ayer en un mitin de ERC en Lérida
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