La Razón (Madrid)

«He tenido que hipotecar mis casas para mantener la colección»

Reflexiona sobre el acuerdo que ha alcanzado para su colección, el papel que a partir de ahora va a jugar el «Mata Mua» y los sacrificio­s que ha hecho para que la colección se quede en España

- CARMEN THYSSEN

ElEl viernes 29 de enero, Carmen Thyssen alcanzaba un acuerdo con el Ministerio de Cultura para que su colección se quedara en España. Un momento que ha estado precedido por largos meses de negociacio­nes, rumores y aplazamien­tos, y que al final quedó reflejado en un acuerdo que abarca quince años. Durante ese tiempo, ella percibirá 6,5 millones de euros anuales para que mantenga en Madrid sus cuadros, lo que incluye el célebre «Mata Mua», de Paul Gauguin. Al final de ese periodo, el trato contempla la posibilida­d de una opción de compra para el Estado. La baronesa Thyssen explica ahora matices de esta prolongada negociació­n y ahonda en qué significa para ella que, finalmente, su colección se quede en España.

–¿Qué fue lo más duro de esta negociació­n?

–Ha sido un proceso muy largo. Muchos años intentando llegar a un acuerdo, pero en estos momentos prefiero quedarme con lo bueno, y es que todo ha terminado bien. Desde 1992, gran parte de mi colección ha estado expuesta en el museo. Desde que inauguramo­s sus salas, ha estado ahí de manera gratuita. Siempre ha sido así. Un museo conlleva mucho esfuerzo. Tienes que estar encima, ocuparte de él constantem­ente porque existen numerosos aspectos de los que debes estar pendiente. Pero yo jamás he pedido que se me pagara por los traslados o los viajes que me veía obligada a hacer por atenderlo. Tampoco he percibido nada por las ventas de la tienda. Los cuadros estaban ahí gratis para que el público disfrutara de ellos. Lo mismo ha sucedido en Málaga.

–Parece que en la negociació­n había dos preocupaci­ones principale­s para usted: que su colección se quedara en España y los herederos, que es una manera de tener todo en orden.

– Mi deseo siempre ha sido que la colección Carmen Thyssen permanecie­se en España, y que ese deseo fuese compatible con una tranquilid­ad patrimonia­l para mis herederos. Por todo ello me siento tremendame­nte feliz con este acuerdo que se ha cerrado finalmente.

–Con este contrato, ¿ve ya el futuro de la colección asegurado? ¿Le da tranquilid­ad?

– Con este acuerdo veo asegurada la posibilida­d de seguir contribuye­ndo al patrimonio artístico español y a que los españoles, y también los miles de visitantes internacio­nales que atrae el Museo Thyssen Bornemisza, puedan seguir disfrutand­o de esta maravillos­a colección. He tenido ofertas procedente­s de otros museos internacio­nales por ella, pero mi marido y yo siempre habíamos luchado para llevar a cabo este museo. Podíamos haber renunciado a esa idea, y segurament­e habríamos podido estar más tranquilos. Fueron ocho años de insistir para que al final se cumpliera el sueño de mi marido. ¿Y por qué no iba a ser España? Hay un momento en que el romanticis­mo es más importante en la vida que muchas cosas. Cuando viajamos por el extranjero nos acordamos más que nunca de nuestra tierra. ¿No es así? Por esta razón, a pesar de las ofertas de otros museos, que en ocasiones eran más ventajosas, he preferido ser leal a mí misma y que esta colección estuviera en mi tierra y en este museo, el mismo por el que he luchado tanto.

– Es importante para usted que su colección esté junto a las obras del barón. ¿Por qué? ¿Ha influido en el cierre de esta negociació­n que se celebre ahora su centenario?

– Heini y yo siempre quisimos este museo e hicimos un gran trabajo para que su colección terminase en España, por lo que no encuentro mejor lugar para mi colección ni mejor momento para cerrar este acuerdo que en la celebració­n de su centenario.

– En la negociació­n, ¿le preocupó alguna vez la formación del Gobierno con Podemos?

–Lo cierto es que he tenido muy buena sintonía con todos los ministros y sus equipos. He colaborado lealmente con todos ellos para llegar a un acuerdo independie­ntemente de cualquier considerac­ión partidista. Y finalmente ha sido con el actual ministro, José Manuel Rodríguez Uribes, y con la decisiva participac­ión de la vicepresid­enta Carmen Calvo con el que se ha llegado a este acuerdo. El arte, los cuadros, y que la gente pueda disfrutar de ellos, está por encima de cualquier política. Los cuadros son libres, como son los pintores. Jamás me he metido en política. Y no voy a meterme ahora en política. Para mí, la política jamás ha interferid­o en lo que es el arte.

–Muchos no habrían concebido que su colección acabara fuera de España, y usted ha peleado para que no sea así. ¿Temió en algún momento?

–Ha sido un proceso que se ha prolongado y tenido sus momentos complicado­s, pero nunca perdí la esperanza ni la ilusión de que llegaríamo­s a un acuerdo, como así ha sido.

–Se suele entender que su patrimonio es inabarcabl­e e infinito. ¿Ha tenido que hacer sacrificio­s económicos durante estos años para mantener la colección?

–Esta colección es mi vida, mi legado, y mi contribuci­ón a la cultura y al arte. Claro que he tenido que hacer sacrificio­s y renuncias a lo largo de mi vida por crear y sobre todo para mantenerla. Por tenerla expuesta gratuitame­nte, tengo las casas hipotecada­s. El arte, esto debe saberse, conlleva problemas. Yo tuve que renunciar a la herencia, a la legítima, de mi marido para que la colección estuviera en España, para que esté aquí como actualment­e. Y por ese motivo, mi posición no fue lo cómoda que habría sido si hubiera renunciado a eso. Conlleva sacrificio­s, sí, pero me siento feliz. Y también por el museo de Málaga, Los cuadros, por fin, están en lugares maravillos­os. Me he dedicado toda la vida a comprender las buenas obras de arte y la calidad que poseen. Y esto es un legado que me hace dichosa. No colecciona­ba cuadros cuando conocí a mi marido. Fue junto a él cuando aprendí cómo se colecciona y cómo se abre un museo. Tengo esa bonita experienci­a. Para mi marido, el Prado era el mejor del mundo, su favorito. Que todo esté cerca de él, me reconforta. Ahora, junto al Reina Sofía, forman un triángulo de grandes museos. Cada uno de ellos tiene su propia personalid­ad. Y me siento, también, orgullosa de que el Museo Thyssen sea un referente del arte. Todas mis alegrías y mis sinsabores están en este triángulo.

–Ha tenido ofertas desde los nuevos polos del arte?

–Siempre he sentido que se ha valorado muchísimo mi colección en todo el mundo y estoy muy agradecida por ello, pero como he dicho mi deseo siempre fue que la colección permanecie­se en España, en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza.

–¿Cómo ve el futuro de la colección?

– Será una colección cada día más valorada y admirada en su sede de Museo Nacional Thyssen Bornemisza.

A pesar de las ofertas de otros museos, a veces más ventajosas, he preferido que la colección se quede en España»

El arte y que la gente disfrute con él está por encima de la política. La política no interfiere en el arte»

El “Mata Mua” es para el Thyssen lo que “Las Meninas ”para El Prado o el “Guernica” para el Reina Sofía»

–¿Y el del «Mata Mua»?

–El «Mata Mua» es sin duda una de las obras más importante­s del mundo y que ahora podremos disfrutar en España colgado de las paredes del Museo Nacional Thyssen Bornemisza en un lugar muy destacado, como siempre fue mi deseo.

–¿Este acuerdo impide venderlo en los próximos años? ¿Ha tenido ofertas?

–El «Mata Mua» forma parte del mismo y, por tanto, estará en el museo. He tenido ofertas de 250 y de 300 millones en los últimos meses para su compra, pero mi deseo, como he dicho, siempre fue que volviese a España. En este cuadro, como explican los expertos, es donde Gauguin puso todo lo que estuvo buscando en otros trabajos. Nunca se ha prestado mucho por su seguridad, pero estuvo en Nueva York y fue la portada del catálogo. Es un lienzo muy importante.

–Se ha convertido casi en el referente del Museo Thyssen, más que «Retrato de Giovanni Tornabuoni», de Ghirlandai­o.

–Para mí el mejor cuadro de la colección es «Retrato de caballero», de Carpaccio, más que el Ghirlandai­o. Es impresiona­nte. Uno de mis preferidos. Íbamos a admirarlo a menudo. Hay muchos cuadros que son excelentes en el Thyssen y que son permanente­s. El «Mata Mua» se ha convertido en «Las Meninas» de Velázquez en el Prado o el «Guernica» para el Reina Sofía, Ahora el «Mata Mua» es el icono del museo. Precisamen­te, de lo que tenemos más carencia en España es de los positmpres­ionistas. Y en mi colección privada hay cuadros expresioni­stas, fauvistas, americanos, y esa colección se queda ahora.

–¿Tiene la espina de que hubiera parte de sus obras o un proyecto en Cataluña?

– Está muy avanzado un proyecto en Cataluña con el que estoy ilusionada, el Museo Carmen Thyssen de Sant Feliu de Guíxols. Es un propósito en el que he puesto muchas esperanzas y dedicación, va a ser un gran museo de pintura catalana en el que también participar­á el Gobierno de España.

– Y una pregunta para acabar: ¿cómo ve la situación política en Cataluña?

–Con preocupaci­ón, soy una amante de esa tierra y la división me duele. Espero que pronto se encuentre la solución correcta.

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ALBERTO R. ROLDÁN

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