La Razón (Madrid)

Sin responsabl­es y con un cuerpo aún sepultado

La familia de Joaquín está «desanimada» porque se acaban las zonas de búsqueda

- POR SUSANA CAMPO

La actividad de las excavadore­s continúa en busca del cuerpo de Joaquín que sigue bajo tierra un año después de que fuera sepultado bajo los escombros del vertedero de Zaldibar. Fue el pasado 6 de febrero de 2020 cuando miles de toneladas de residuos se derrumbaro­n en cuestión de segundos sepultándo­le a él y a su compañero, Alberto. Desde entonces, el paisaje de los alrededore­s ha cambiado pero algo sigue igual: no hay responsabl­es de una de las mayores tragedias medio ambientale­s y el proceso judicial está, un año después, todavía en instrucció­n.

«Están cada vez más desanimado­s. Las Navidades están muy recientes y ahora llega el aniversari­o», cuenta a LA RAZÓN fuentes cercanas a la familia de Joaquín Beltrán. «También están preocupado­s porque se van acabando las zonas de búsqueda y sigue sin aparecer», describen. La búsqueda de los restos del operario no se ha interrumpi­do en todo este tiempo. Los trabajos se centran en estos momentos en la zona denominada B4, y si esta labores de búsqueda no finalizan con éxito, se procederá a rastrear las zonas B1b y B1c. «En la zona B1b es dónde se encuentra el lavadero, una estructura de hormigón, hasta donde se cree que pudo acudir para resguardar­se. El problema es que se encuentra a 28 metros de profundida­d», explican estas mismas fuentes que sitúan en el mes de marzo o principios de abril la fecha de fin de las labores de búsqueda, «siempre y cuando la lluvia lo permita».

En estos doce meses, las familias y los vecinos de los municipios cercanos al vertedero –Eibar y Ermua– siguen exigiendo responsabi­lidades. Si bien es cierto, que según explican a LA RAZÓN algunos vecinos, «las restriccio­nes derivadas de la crisis sanitaria han influido en las manifestac­iones». Ayer, la familia de Joaquín organizó en Zalla, su localidad de origen, una concentrac­ión en su memoria y en la de Alberto en la que reclaman que hasta que no se encuentre el cuerpo no se proceda al sellado definitivo de la escombrera.

La investigac­ión y depuración de responsabi­lidades es uno de los asuntos sin resolver un año después. El derrumbe de la escombrera reveló muchas irregulari­dades en el funcionami­ento del vertedero. Acumulaba más residuos de los que tenía autorizado­s, los precios que ofrecía estaban muy por debajo de los del resto de vertederos, la licencia que tenía no se ajustaba a las actividade­s que realizaba, y la más llamativa: recogía amianto pese a carecer de autorizaci­ón.

Tras salir a la luz todos estos despropósi­tos, las culpas se dirigieron, por un lado, hacia la empresa Verter Recycling, y por otro, hacia el Gobierno vasco por no haber vigilado correctame­nte la actividad de la escombrera. Será la Justicia quien decida. En estos momentos, el Juzgado número uno de Instrucció­n de Durango tiene abierta una causa contra la compañía Verter Recycling y contra tres de sus responsabl­es por presuntos delitos medioambie­ntales. Además, se instruye otra causa por posibles delitos de homicidio imprudente y contra los derechos de los trabajador­es. «El proceso va muy lento», concluyen fuentes al tanto de la investigac­ión.

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