Los partidos euroescépticos se rinden a Draghi
La Liga de Salvini y el Movimiento 5 Estrellas brindan su apoyo al Gobierno de unidad encabezado por el ex presidente del Banco Central Europeo
Hace un par de años Roma despertaba pesadillas en la Comisión Europea. En el Palacio Chigi compartían habitación la Liga con el Movimiento 5 Estrellas (M5E), dos partidos que habían convertido en bandera su desafío a las instituciones europeas. Cuando no era el desvío presupuestario, una nueva negativa para abrir los puertos ante un naufragio en el Mediterráneo. Italia fue el primer gran país comunitario que cayó en manos del populismo euroescéptico. Y ahora, tras una triple pirueta con tirabuzón, esos dos partidos serán los principales apoyos parlamentarios en el Gobierno de Mario Draghi.
Al ex presidente del BCE le faltaba al menos la aprobación de una de estas dos formaciones para contar con mayoría absoluta en el Parlamento. Ayer, les tocaba reunirse con el candidato a primer ministro y ambos dieron su aprobación. El primero en pasar por la consulta fue el líder de la Liga, Matteo Salvini, quien afirmó al término de la charla que se ponía «a disposición» de Draghi. Las presiones de los barones del norte de la Liga, muy cercanas a los empresarios, surtieron efecto. Salvini no está dispuesto a quedarse fuera del reparto cuando toque distribuir los fondos de recuperación de la UE.
«Hemos encontrado sintonía para el desarrollo del país», dijo. Su única reclamación es que el Gobierno fuera político y no únicamente integrado por tecnócratas. Es decir, pedía que su partido estuviera en los ministerios.
Poco después era el turno de la delegación del M5E, encabezada por su fundador, Beppe Grillo. El cómico vive apartado de las esferas esferas de poder romanas, pero cuando hay que tomar una decisión estratégica, el referente es él. Antes de encontrarse con Draghi, Grillo presidió una reunión interna junto a Luigi Di Maio, ministro de Exteriores y hombre fuerte del partido; y Giuseppe Conte, ya un activo más del M5E. Sin embargo, el encargado de comparecer tras la reunión con Draghi fue el líder interno, Vito Crimi, que también dio su plácet. «Si este Gobierno nace, nosotros estaremos con lealtad», sostuvo. Mismos argumentos y mismas condiciones de la Liga. No quieren aparecer como un partido irresponsable.
Pretenden ser parte activa de la lluvia de millones europea y quieren ministerios.
Con el apoyo de estas fuerzas, Draghi sumaría el apoyo de prácticamente todo el arco parlamentario. Se había especulado con un Ejecutivo integrado por las consideradas fuerzas europeístas, pero ahora va incluso más allá. Antes, ya habían ofrecido su respaldo los socialdemócratas del Partido Democrático (PD), la corriente centrista de Matteo Renzi o la derecha moderada de Silvio Berlusconi. Sin embargo, la irrupción de Salvini ha despertado recelos entre los socios de la primera hora. En el PD, un importante sector no está por la labor de compartir el Consejo de
Ministros con Salvini, por lo que ayer todavía estaban debatiendo la fórmula. Los socialdemócratas podrían decantarse por votar a favor de Draghi, pero no entrar en el Ejecutivo. Lo paradójico sería entonces que un Gobierno europeísta no contaría con el partido más alineado con la UE, pero sí con la Liga. La última consecuencia de la crisis es haber recuperado a Salvini para el poder.
Draghi ha convocado una segunda vuelta de conversaciones con los partidos, a los que suma a los agentes sociales, que terminará el martes. Con una mayoría clara, ya ese día podría acudir ante el presidente Sergio Mattarella, para comunicarle que su encargo para formar Gobierno ha dado sus frutos. Quien quiso ponerle un toque de literatura al nuevo galimatías fue Grillo, que citó a Platón. «No conozco una vía infalible para el éxito, pero sí una para el fracaso seguro: querer contentar a todos», escribió.
La única que se ha quedado fuera es la ultraconservadora, Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, que se niega a pactar con el M5E, Renzi y el PD. Una oposición en solitario le podría catapultar como heroína de la ultraderecha contra los tecnócratas podría quedar fuera de juego, cuando el resto se ha sumado al carro ganador de Draghi.