«La sensibilidad nos hace vulnerables»
Madrid es un protagonista más de «La mensajera del bosque», su nuevo «thriller»
LaLa literatura tiene la fabulosa capacidad de transformar escenarios que pueden resultarnos familiares en lugares propios de un mundo distópico. Eso ocurre en «La mensajera del bosque» (Planeta), de Maite R. Ochotorena. Una criatura misteriosa, una mujer valiente, unas brutales muertes sin resolver y la fuerza de la naturaleza invadiendo la ciudad son los ingredientes de este sorprendente «thriller» ambientado en Madrid.
–¿Cómo se consigue tener atrapado al lector durante 500 páginas?
–Con novelas muy rítmicas y tirando mucho de instinto, son muy viscerales. Me encanta introducir giros que sorprendan continuamente.
–¿Venir del sector de los videojuegos le influye al confeccionar su universo narrativo?
–Mi generación ha crecido con el cine y los videojuegos, y ahora con las redes sociales todo es muy visual e imaginativo, muy rítmico, impactante e inmediato. Quizá eso impregna mis novelas sin pretenderlo y las hace más adictivas, rápidas y sorprendentes.
–Se desprende también cierto aliento poético y mágico .... –Es que soy así, es mi personalidad, personalidad, estoy convencida de que la magia nos rodea y hay que estar abiertos para saber verla, soy emocional, tímida e insegura porque soy muy sensible y eso puede jugar en contra, te hace más vulnerable.
–Hay dos temas de fondo: el bien y el mal, y la dualidad entre la vida y la muerte.
–Sí, la luz y la oscuridad, la una sin la otra no tendrían sentido. Yo procuro que todas mis obras tengan un mensaje de fondo. El mal me sirve para escenificar un poco nuestros errores, inseguridades y miedos, para darle más fuerza a ese mensaje. Ella, en su amnesia, siente que hay algo que debe proteger, esa verdad que se esconde.
–¿Una inteligencia privilegiada al servicio del mal puede ser terrible?
–Efectivamente, me interesa muchísimo la capacidad que tenemos para el bien y el mal, de crear cosas maravillas o de ingeniar engendros absolutamente destructivos destructivos y dañinos. La inteligencia al servicio del mal puede ser algo perverso.
–Otro tema es la Naturaleza...
–Sí, cuando es invadida busca su lugar y a la mínima trata de recuperarlo, como vimos en el confinamiento con animales por las ciudades. Eso transmite el libro, con esa naturaleza invadiendo Madrid.
–Parece complicado parar su deterioro...
–La verdad es que el sistema se trata de una maquinaria difícil de parar. Hacer que cambie eso, o frenarlo, nos va a costar mucho. No estamos abordándolo con la ambición necesaria para poner soluciones reales.