La Razón (Madrid)

La línea clara de Gresca Bar

- POR ANDRÉS SÁNCHEZ MAGRO

Todo hostelero lleva hoy madera de héroe. Más aún en Cataluña, con las tribulacio­nes políticas y sociales, y con una feroz limitación administra­tiva. Por eso apetece reivindica­r Gresca. Estamos ante un laureado y bendecido figón barcelonés que mantiene en tiempos pandémicos abierta su propuesta de producto y línea clara en su versión bar. Las dos vertientes de la casa de comidas de Rafa Peña en L‘ Eixample se sintetizan en la atractiva carta de tapas y raciones, que puede disfrutars­e por los rincones de Gresca, en una coquinaria que de manera humilde se llama bar.

Uno piensa por contra que el bar es la genuina pasarela de felicidad. De hecho, se puede espigar la apetecible nómina de platos en miniatura y hacerse una suerte gozosa de menú degustació­n. degustació­n. Para el caso, puede empezarse con una ostra bretona a la brasa, que tiene falta de sabor de mar, eso sí, o con una cecina de vaca sabrosa, aunque algo rara. Lo mejor son esos platos de entreacto, lo que empieza a ser habitual en muchas cocinas actuales, frente a los denominado­s platos principale­s. Es también muy gustosa la caballa lacada con salsa Teriyaki, el dashi de royal de cañaillas, una col con una vinagreta cumbre de mandarina. También estimables el caldo asiático con huevo y setas, que tiene un punto picante bastante agradable, o el estupendo bacalao a la brasa, sin olvidar una molleja muy fina, gelatinosa y crujiente, casi memorable.

Los callos no han pasado por Madrid y se nota, y la liebre a la Royal es un tanto insípida, que abusa del ostentoso taco de foie. La codorniz a la brasa glaseada es, simplement­e, correcta, y los postres, entre los que destaca el helado en la torrija con helado de canela, no elevan la nota. Se ha hecho ya célebre en esa casa el bikini de lomo de cerdo y queso comté, y personaliz­a la oferta.

Además, hay una estupenda bodega con más de mil referencia­s para juego del bebedor, completado con un servicio atento al que le falta la chispa habitual de la zona. En definitiva, comer bañado por el sol del Mediterrán­eo en momentos tristes puede ser algo parecido a un tebeo de Tintín.

Cocina: 7,5 Bodega: 9 Sala: 7,5 Felicidad: 7,5

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El cocinero Rafa Peña propone en Gresca una atractiva carta de tapas y raciones
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