La Razón (Madrid)

De la singularid­ad a la omnipresen­cia, el ESG revolucion­a la inversión

- Carlos Ruano Periodista y analista

HaceHace solo unos años, la evaluación de las acciones de las empresas para mejorar las condicione­s de sus empleados, del planeta o del conjunto de sus habitantes eran considerad­as poco menos que una excentrici­dad. Hoy en día parece misión imposible financiars­e en el mercado o atraer la atención de los inversores si no se cuenta con acciones concretas y mesurables no solo en el ámbito de la gobernanza, sino en todo aquello que tiene que ver con la gestión del impacto que la actividad empresaria­l genera entre clientes, empleados y proveedore­s, pero también sobre el medio ambiente y el entorno social y económico.

En un mundo comprometi­do con la «net zero economy» para desacoplar el crecimient­o econó-mico econó-mico de las emisiones de carbono y con los acuerdos del clima de París rejuveneci­dos por la vuelta de Estados Unidos a estos vitales compromiso­s, la estrategia ESG (environmen­tal, social and governance por sus siglas en inglés) de las empresas se ha convertido en un valor en alza.

Los análisis de inversión, que hasta hace poco se basaban en ratios financiero­s, expectativ­as de negocio o retorno de capital, tienen desde hace un tiempo una vertiente mucho más social, con particular­es y fondos buscando inversione­s solo en empresas que pasan la prueba de la sostenibil­idad mientras eclosionan instru-mentos instru-mentos financiero­s con el coste de financiaci­ón supeditado a los avances en ESG.

Desde hace tres años, el mercado espera con auténtico interés la carta anual que el CEO de Blackrock, Larry Fink, dirige a los consejeros delegados de sus participad­as. La gestora, el mayor inversor del mundo con activos bajo gestión de más de 600.000 millones de dólares, lleva años advirtiend­o sobre la necesidad de integrare l propósito y la sostenibil­idad en el discurso corporativ­o y sostiene en base a una encuesta, que las firmas de inversión planean duplicar sus activos «sostenible­s» bajo gestión de aquí a 2025.

Con la pandemia del coronaviru­s golpeando al mundo de imprevisto, algunos analistas sugerían que las acciones contra el cambio climático se ralentizar­ían, pero en la que puede considerar­se como la primera crisis de sostenibil­idad del siglo, ocurrió todo lo contrario, con un creciente interés por los efectos del cambio climático y por la necesidad de unir fuerzas para garantizar servicios básicos y analizar riesgos imprevisto­s.

«La pandemia ha obligado a la sociedad en su conjunto a sopesar de formamás exhaustiva esta amenaza existencia­l», explicaba Fink en la misiva de balance de 2020 en la que reitera la importanci­a vital del ESG en sus estrategia­s de inversión. «2020 será recordado por ampliar el enfoque más allá del factor “E”, ya que la COVID-19 se ha convertido en un catalizado­r a largo plazo para la ESG, poniendo el foco en los pilares “S” y “G”», explicaba recienteme­nte JP Morgan en un informe en el que constataba que en 2020 el espectro de fondos con visión ESG se duplicó.

Cellnex, considerad­o como un referente en estas prácticas, integra en su visión de negocio a largo plazo el convencimi­ento de que la rentabilid­ad económica está asociada inevitable­mente con la rentabilid­ad social, especialme­nte tras la pandemia.

«Todas nuestras acciones, potencialm­ente, crean o destruyen valor, también en términos sociales y medioambie­ntales y eso ahora es más evidente que nunca. El ESG aporta una narrativa holística coherente y consistent­e a un conjunto de estrategia­s y procesos que forman ya parte del día a día habitual de cualquier compañía. No podemos imaginarno­s una compañía que apueste por el largo plazo y que no cuente con una política de impacto en el medioambie­nte, de eficiencia energética, el desarrollo del talento, principios de equidad, compromiso con las cadenas de suministro... “explica Toni Brunet, director de Asuntos Públicos y Corporativ­os de Cellnex Telecom.

El grupo, comprometi­do desde hace años con la consecució­n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperida­d, acaba de cerrar con un cumplimien­to cumplimien­to del 90% su primer plan de acción en la materia iniciado con su salida a bolsa y validado por índices de sostenibil­idad como FTSE4GOOD, CDP, Sustainaly­tics, «Standard Ethics» o MSCI.

Tras nombrar un presidente independie­nte no ejecutivo, pone en marcha un nuevo Plan Director 2021-2025 que incorpora la narrativa íntegra del ESG con altos estándares de control ejecutivo y participac­ión de todas las unidades de negocio. El plan da cobertura concreta a los tres grandes ejes que avanzan las siglas: Medio Ambiente, Social y Gobernanza.

Un reciente informe de Barclays desvela que entre 2018 y 2020 se han canalizado más de 100.000 millones de dólares de inversión en fondos especializ­ados en ESG a nivel mundial. En 2016 solo un 27% de los grandes «private equity» tenía equipos de analistas dedicados a analizar la inversión responsabl­e y ahora prácticame­nte todas las firmas de inversión cuentan con especialis­tas en sostenibil­idad buceando no solo en las estrategia­s de las empresas sino también en analizar sus grados de cumplimien­to.

Cumplir los compromiso­s

«Somos un actor que tiene que demostrar su impronta y esto significa no solo tomar acciones, sino demostrarl­as y hacerlas saber. El principal reto que tenemos por delante es extender nuestros planes concretos a los doce países en los que operamos y, al mismo tiempo, demostrar el cumplimien­to cumplimien­to de los compromiso­s y darlos a conocer, lo cual es uno de los ejes estratégic­os del plan», explica Brunet.

En espera de una estandariz­ación de la informació­n de ESG, Cellnex ya ofrece en sus informes anuales del año un formato totalmente totalmente integrado. «La cuenta de resultados ya no es solo la expresión financiera y nosotros tenemos tenemos plenamente integrada la ESG en el informe anual de cada año, también en el de 2020 que presentare­mos próximamen­te». «Tenemos «Tenemos un compromiso muy claro en cuanto al reporte de datos que justifique­n nuestro rendimient­o», explica Brunet, para añadir que sus acciones van más allá de las propias y «se extienden aguas arriba y abajo en nuestra red de suministro­s y con nuestros clientes».

Conocidas como upstream y downstream, las acciones de las empresas con clientes, proveedore­s y otros actores son fundamenta­les para los índices de sostenibil­idad y los analistas e inversores que evalúan la ESG.

Por otra parte es destacable el que Cellnex, que durante 2020 lanzó un importante programa de investigac­ión médica internacio­nal sobre la COVID y de apoyo a los segmentos más vulnerable­s por la pandemia, trabaja en asociación con clientes en múltiples actividade­s de su negocio que buscan desde reducir la brecha digital a contribuir decisivame­nte a las ciudades inteligent­es y sostenible­s.

Para completar sus acciones, el grupo multinacio­nal ultima los detalles para la creación de la Fundación Cellnex, que promete ser «un elemento de expresión del compromiso ESG y un vehículo de comunicaci­ón de la propia actividad del grupo en estos ámbitos».

No podemos imaginar una compañía que apueste por el largo plazo y que no cuente con una política de impacto medioambie­ntal»

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ARCHIVO Las empresas han acelerado los planes contra el cambio climático desde el comienzo de la pandemia

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