El día que Hitler consiguió «hipnotizar» al pueblo alemán
Mela Hartwig indaga en las oscuras afinidades que despertó el nazismo en esta obra que escribió después de la guerra y que hoy es un clásico
La anexión de Austria al territorio del Tercer Reich culminó cuando las tropas alemanas entraron en Viena en marzo de 1938. En ese momento, Ursula, la protagonista de este libro, tiene 18 años y sus deseos de convertirse en pintora se relegan ante el entusiasmo y el fanatismo de la locura colectiva, manifestada en su propio hogar por la «camisa parda» de su hermano, siempre vestido con el uniforme de las Juventudes Hitlerianas.
Mela Hartwig se marchó con su marido a Londres el mismo año de la anexión, el famoso «Anchslung», porque ambos temían por sus vidas al ser él judío. Escribió «Infierno» poco después de terminar la guerra, cuando vivía en Londres en un difícil exilio, un tanto aliviado por la ayuda de su amiga Virginia Woolf. Se percibeojos durante la lectura su deseo de indagar en los orígenes de aquel régimen totalitario y, de modo especial, late también la necesidad de comprender la atracción de gran parte del pueblo alemán por un dictador que pareció hipnotizarlos a todos, hasta el punto de que la mayoría de dicho pueblo después «no recordó» nada.
La joven Ursula y su familia se convierten en un modelo medio de la reacción de una parte de la población: un padre que come en silencio, una madre que exclama con miedo «ya no podemos hablar tan alto» y un hijo que les obliga a realizar el saludo nazi. Frente a ellos, el hombre del que se enamora Ursula, un miembro de la Resistencia que quiere abrirle los a la asustada chica. Un conjunto de personajes dibujados con realismo, situados en el ojo del huracán y que sirven como modelos idóneos por su parecido a cualquier familia media: la sensación de identificación ayuda al clima de miedo, a la continua percepción de dificultades al acecho. La finalidad más inmediata y evidente es, pues, la de trasladar a los lectores el horror de aquella época en la que también hubo actos de valentía que no deben olvidarse.
Campo semántico del horror
El libro incluye un excelente epílogo sobre la autora y su obra, pero no podemos dejar de lado un aspecto primordial y muy llamativo en sus páginas: es sabida la importancia que tuvo la manipulación del lenguaje durante el nacionalsocialismo, cómo los medios de comunicación «renombraban» continuamente el mundo. Por ejemplo, el adjetivo «fanático» era un reconocimiento positivo en grado superlativo. Precisamente el uso de la lengua es crucial en esta obra que parece ocupada por el campo semántico del horror: miseria, podredumbre, miedo, odio, locura, exterminio, «Infierno».