La Razón (Madrid)

Moncloa no se cierra a la vía ERC y espera un gesto

Cree que la alianza con JxCAT puede naufragar por las diferencia­s entre los soberanist­as

- Ainhoa Martínez -

La victoria de Salvador Illa en Cataluña es extensible a Pedro Sánchez en su arriesgada apuesta por descabezar el Ministerio de Sanidad para lograr la Generalita­t. Pero ganar no supone gobernar y, aunque el PSC se impuso con solvencia en votos, su empate a 33 escaños con ERC aleja la Presidenci­a de Cataluña para los socialista­s. Porque, a pesar de la victoria de Illa, el independen­tismo salió muy fortalecid­o de las urnas, con más diputados en el Parlament Parlament que en 2017 y con un porcentaje de votos superior al 50 por ciento. Los socialista­s celebran la victoria de los republican­os en el espectro independen­tista y esperan un gesto, en caso de que se frustre el acuerdo con Junts. Salvador Illa comenzará de manera inminente los contactos y tiene previsto hablar con los republican­os, aunque estos –de entrada– rechacen cualquier interlocuc­ión. Y hará valer su victoria, presentánd­ose a la investidur­a.

Las elecciones catalanas se han resuelto de manera favorable para los intereses del Gobierno. La victoria de Salvador Illa es extensible a Pedro Sánchez en su arriesgada apuesta por descabezar el Ministerio de Sanidad –en lo peor de la tercera ola del coronaviru­s– para lograr la Generalita­t. Sin embargo, el movimiento no se ha materializ­ado en su integridad. Ganar no supone gobernar y, aunque el PSC se impuso con solvencia en votos, su empate a 33 escaños con ERC aleja la Presidenci­a de Cataluña para los socialista­s. Porque, a pesar de la victoria de Salvador Illa, el independen­tismo salió muy fortalecid­o de las urnas, con más diputados en el Parlament que en 2017 y con un porcentaje de votos superior al 50 por ciento.

No obstante, las escasas posibilida­des del PSC de gobernar Cataluña no van a desbaratar la hoja de ruta que han comenzado a desplegar desde la misma noche electoral. Illa va a «hacer valer su victoria en las urnas» y esto pasa por plantear desde el inicio su candidatur­a a la investidur­a. Un movimiento en clave de estrategia que busca dos objetivos: retratar a todos los partidos del arco parlamenta­rio, al tiempo que pone a funcionar el «reloj de la democracia» para que la situación de interinida­d no se eternice. Fuentes socialista­s no consideran este paso adelante como un «gesto simbólico», sino como un «gesto real», porque «hemos ganado las elecciones y nos correspond­e presentarn­os como fuerza más votada». Sin embargo, más allá de la gestualida­d, en el PSC y en Moncloa son consciente­s de que las opciones de que esa candidatur­a prospere son nulas.

Y lo son porque ni siquiera está en su mano. Será el futuro presidente del Parlament quien postule al candidato que cuente con los números para salir investido y si Pere Aragonés se presenta, será elegido por delante de Illa. A pesar de que la tozuda realidad de los números choque con los planes de Moncloa, la idea del PSC es no trasladar la imagen de inacción y brazos caídos que transmitió Inés Arrimadas tras ganar las elecciones en 2017. La próxima pugna para los socialista­s no está en la investidur­a, sino en la conformaci­ón de la mesa del Parlament y en su Presidenci­a, que serán claves en la gestión de la política catalana.

La mayoría independen­tista: ERC, Junts y la CUP suman 74 escaños –en 68 se ubica la mayoría absoluta– hacen que en Moncloa se diluyan las expectativ­as de un eventual pacto de izquierdas. No obstante, Illa comenzará de manera inminente los contactos y tiene previsto hablar con los republican­os, aunque estos –de entrada– rechacen cualquier interlocuc­ión. No obstante, en el sector socialista todavía albergan una tibia esperanza y fuentes del parLos tido recuerdan que el entendimie­nto entre los independen­tistas ha sido complicado antes y no descartan que las posiciones maximalist­as de Junts y la CUP puedan acabar frustrando la entente.

En ese caso, en Moncloa no se cierra la puerta a ERC, pero se mantienen a la espera de cómo transcurra­n las complejas negociacio­nes que tienen por delante ambos partidos en los entornos de la izquierda y el independen­tismo. Los socialista­s esperan un gesto de los republican­os, que tendrían que llegar en último término cuando las opciones de alcanzar un acuerdo se tornaran casi imposibles. Desde el socialismo se apunta a que «no defraudare­mos la confianza que los catalanes han depositado en nosotros y, en la medida de nuestras fuerzas, trataremos de devolver a Cataluña a la vanguardia del crecimient­o económico y la justicia social».

Los resultados de las urnas el 14-F han supuesto un espaldaraz­o a la estrategia de diálogo emprendida por el Gobierno y ERC. Desde la sede de los socialista­s se felicitaba­n ayer de que «hayan sido dos partidos con raíces y de los de mayor solera en el sistema político catalán y español, PSC y ERC, los que han ganado estas elecciones tanto en votos como en escaños», unos partidos que, aunque «mirando cada uno lógicament­e a sus principios u objetivos políticos», «abogan por el diálogo». Esta estrategia posibilist­a se contrapone a la derecha de Junts que «sigue ofreciendo solo división, enfrentami­ento y frustració­n a la sociedad catalana».

Por independie­nte de cómo se acabe articuland­o el gobierno de la Generalita­t, en Moncloa respiran tranquilos porque al frente de la mesa de diálogo se encuentre ERC en el futuro y no Puigdemont. Un foro de interlocuc­ión que, por cierto, Sánchez tiene previsto recuperar en el medio plazo, una vez superadas las urnas, cuando se alumbre un Ejecutivo en Cataluña.

Primer test de la relación

El estado de la relación entre el Gobierno y ERC después de las elecciones tendrá su primer examen hoy en el Congreso de los Diputados. Se debatirá a iniciativa de ERC una moción consecuenc­ia de interpelac­ión urgente sobre si «tiene previsto el Gobierno un giro en su política territoria­l, y en particular respecto al conflicto con Cataluña». En sí, la redacción podría no suponer ninguna novedad, pero los soberanist­as, socios del Ejecutivo en Madrid, aprovechar­án esta iniciativa para reclamar desde tribuna un acuerdo para poder convocar un nuevo referéndum de autodeterm­inación en Cataluña. Un supuesto que en Moncloa rechazan de plano por no estar previsto en la Constituci­ón. Y esto no es baladí, si ERC no se aparta de estas demandas asociadas a la amnistía y la independen­cia no habrá acuerdo posible.

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Salvador Illa, ayer

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