La Razón (Madrid)

Los partidos no dan tregua al Gobierno de Draghi

La Liga se rebela contra la decisión del ministro de Sanidad de mantener cerradas las estaciones de esquí italianas por covid

- Ismael Monzón - Roma

Poco le ha durado a Italia el entendimie­nto casi total entre partidos. La mañana del sábado todo eran risas, fiesta, momento de enterrar las diferencia­s. Mario Draghi juraba el cargo como primer ministro junto a su Gabinete, una conjunción de técnicos y políticos, donde están representa­dos seis partidos distintos. El domingo, a la misma hora, el ambiente era otro. El ministro de Sanidad, el izquierdis­ta Roberto Speranza, prorrogó a última hora el cierre de las estaciones de esquí y en la Liga, la formación más a la derecha del Ejecutivo, sentó a cuerno quemado. Las fricciones entre estos dos sectores amenazan con ser constantes.

La polémica se desencaden­ó tras unas declaracio­nes de Walter

Ricciardi, asesor del Ministerio de Sanidad, que pidió «un confinamie­nto total» ante el avance de la variante británica del coronaviru­s. Italia tiene en estos momentos una situación epidemioló­gica bastante estable, con 281 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que nadie ahora reclamaba volver a una medida tan draconiana.

En paralelo, el domingo expiraba el cierre de las pistas de esquí, que todavía no han podido comenzar la temporada, y las declaracio­nes de Ricciardi fueron el detonante para que el ministro decidiera ampliar la clausura al menos hasta el 5 de marzo.

El enfado entre los empresario­s del sector de la nieve fue monumental. Algunos hicieron caso omiso a las instruccio­nes del Gobierno y abrieron durante algunas horas, aunque la rebelión duró poco. Con ellos se alinearon los presidente­s de las regiones del norte, la mayoría de la derechista Liga. Los dirigentes, muy cercanos a este ambiente industrial, lamentaron las pérdidas y reclamaron más indemnizac­iones para los sectores afectados. Pero quien terminó de levantar la voz fue el líder del partido, Matteo Salvini, que cargó contra los científico­s. «No se puede aguantar más a todos estos ‘expertos’ que hablan en los periódicos, creando miedos e insegurida­des, ignorando todo y a todos. No se puede aterroriza­r a 60 millones de italianos», escribió Salvini en sus redes sociales.

La disputa se produce entre el ministro Speranza, del partido Libres e Iguales, el más izquierdis­ta del Ejecutivo; y los representa­ntes representa­ntes de la Liga, que tienen en el Gobierno como titular de Desarrollo Económico a Giancarlo Giorgetti, precisamen­te el más cercano a esa Liga de los empresario­s del norte. Speranza repite en el cargo tras haber guiado la gestión de la pandemia en el Gobierno del ex primer ministro Giuseppe Conte. Su postura encabezaba el ala rigorista, de quienes apostaban por más restriccio­nes. No siempre lograba imponerse, pero en una coalición más pequeña orientada al centro izquierda, consiguió ser una voz autorizada. Ahora en un Ejecutivo que integra a la derecha y a la extrema derecha, que prioriza la reactivaci­ón de la economía por encima de las restriccio­nes, lo tendrá más complicado.

Se trata de la primera disputa interna para Mario Draghi, que ni siquiera ha pasado todavía el voto de investidur­a en el Parlamento, pero se prevé que habrá muchas más.

El Instituto Superior de Sanidad, el órgano que ha centraliza­do los datos sanitarios durante la pandemia, salió ayer al auxilio del ministro del ramo. En un nuevo informe señaló que «la difusión de la variante británica aconseja reforzar o imponer medidas en todo el país» para impedir su circulació­n. Actualment­e, cerca del 18% de los casos de covid-19 diagnostic­ados en Italia correspond­en a la variante procedente de Reino Unido y los expertos que asesoran al Gobierno creen que en un mes será ya predominan­te en el país. Preocupan también la variante surafrican­a y, sobre todo, la brasileña, de la que se ha localizado un brote en el centro de la península.

Por eso, y pese a que ayer Italia registró 7.300 contagios –la cifra más baja en las últimas semanas–, las autoridade­s no quieren confiarse. La polémica desató una guerra entre virólogos, que desde hace meses protagoniz­an en Italia una constante competició­n mediática. Corrieron opiniones de todo tipo, desde nuevos confinamie­ntos a permanecer con las restriccio­nes actuales, que después los partidos utilizaría­n según su convenienc­ia. El debate sobre las medidas sanitarias hace tiempo que se convirtió en un elemento ideológico más. Y ahora esas diferencia­s entre los diferentes partidos saltan al Gobierno de concentrac­ión italiano, una mezcla imposible en la que deberá imponerse el líder.

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AP Los accesos a la estación de esquí de Bardonecch­ia (norte de Italia) permanecía­n ayer cerrados

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