Implicaciones madrileñas de las elecciones
Las formaciones de izquierda han obtenido una clara mayoría en Cataluña: PSC y ERC han logrado 33 escaños cada uno y En Comú Podem, 8. Aún dejando de lado a la CUP, la izquierda ha cosechado 74 diputados, una amplia mayoría absoluta que o bien se materializará en un tripartito (descartado por ahora en ERC) o, al menos, en unos presupuestos con un marcado acento socialista. Al respecto, tanto PSC, como ERC y En Comú Podem comparten una misma perspectiva ideológica: es necesario incrementar de manera muy tamaño del« estado catalán» (ya sea de la administración autonómica o de un estado independiente) en partidas como la sanidad, la educación, la vivienda o la protección social.
Probablemente el caso más extremo sea el de la marca catalana de Podemos, que propugna un incremento del 12,5% en el gasto autonómico en estas cuatro partidas, lo que equivaldría a duplicar el actual tamaño de la Generalitat. El problema no es solo que se trataría de una pésima política económica(Cataluña no necesita un sector público más grande e intervencionista: más bien todo lo opuesto), sino que ninguna de estas tres formaciones expone cómo pretenden sufragar ese gigantesco aumento del gasto. Y es que en los programas electorales apenas existen propuestas de subidas impositivas para así financiar el mayor gasto: solo En Comú Podem esboza una batería de incrementos fiscales que, sin embargo, no sirven ni de lejos para cubrir los nuevos desembolsos. Entonces, ¿cuál será la estrategia tributaria de estas tres formaciones, que han prometido más de lo que pueden financiar?
Por un lado, es posible que reclamen una mejor financiación para Cataluña dentro del nuevo sistema de financiación autonómico que tendrá que aprobar el Gobierno de Sánchez. Pero, por otro, es seguro que intentarán culpar de la insuficiencia recaudatoria de Cataluña al «dumping fiscal» de Madrid. Las tres formaciones, de hecho, llevan en sus programas electorales la pretensión de armonizar (y recentralizar) los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones para el conjunto del país.
Ahora bien, semejante maniobra no solo es profundamente anti-autonomista y atenta contra lo que han elegido en las urnas los madrileños, sino que además constituye una cortina de humo para ocultar los embustes de las formaciones de izquierdas en Cataluña. A la postre, la recaudación que aportan el Impuesto sobre el Patrimonio y Sucesiones y Donaciones a las arcas de la Generalitat ni siquiera alcanza el 0,5% del PIB catalán. Aun cuando la armonización consiguiera aumentar esta recaudación en un 50% (supuesto harto dudoso), los ingresos adicionales apenas equivaldrían al 0,2% del PIB catalán, y las izquierdas han prometido incrementos del gasto de varios puntos del PIB.
Todo apunta, pues, a que asistiremos a una nueva campaña de ataques y mentiras procedentes de La Moncloa y la Generalitat contra Madrid para ocultar las falsedades electorales de PSC, ERC y Comunes.