La Razón (Madrid)

Rivera abre contactos con Génova para la fusión Cs-PP

Pese a haberse retirado hace meses, mantiene vías de comunicaci­ón con miembros de su partido y los populares. Se mueve al margen de Arrimadas, que reniega de una coalición

- Madrid Carmen Morodo -

La relación de la dirección del PP con el ex líder de Ciudadanos Albert Rivera mejora por días. El canal abierto es tanto con Pablo Casado como con Teodoro García

Egea, el secretario general de los populares. Rivera trabaja en un despacho de abogados, pero mantiene canales abiertos tanto con su partido como con el principal partido de la oposición. Y de fondo está la operación de refundació­n del PP, pero también el futuro incierto de Ciudadanos tras lo ocurrido en las elecciones catalanas. De hecho, este desastre electoral del centro derecha en Cataluña ha reabierto el debate sobre la posible unión entre las dos siglas.

Casado y Arrimadas guardan las formas por el poder territoria­l, pero la relación es de desconfian­za mutua

La relación de la dirección del PP con el ex líder de Ciudadanos (Cs) Albert Rivera mejora por días. Éste es otro cambio de Pablo Casado con respecto a la etapa de Mariano Rajoy, aunque los contextos tampoco tengan nada que ver.

El ex presidente del Gobierno mantenía una relación distante y hasta tensa con Rivera. De hecho, podría decirse que, en cierto punto, le despreciab­a intelectua­lmente. Ahora, sin embargo, el político naranja y la cúpula popular popular mantienen contactos frecuentes. El canal abierto es tanto con Pablo Casado como con Teodoro García Egea, el secretario general de los populares.

El que fuera líder de la formación naranja ha llegado a convertirs­e en tendencia en estos días, a pesar del silencio que ha guardado después del batacazo que se dio su partido en las elecciones del domingo en Cataluña. Ciudadanos se ha dejado 30 escaños, y su actual presidenta, Inés Arrimadas, ha responsabi­lizado a la herencia recibida, es decir, a Rivera, del hundimient­o en la «cuna» territoria­l de la formación naranja.

Rivera trabaja en un despacho de abogados desde que abandonó la vida política el año pasado. Pero mantiene canales abiertos con la política, tanto con su partido como con el principal partido de la oposición.

Y de fondo está la operación de refundació­n del PP, pero también el futuro incierto de Ciudadanos después de lo ocurrido en las elecciones catalanas. De hecho, este desastre electoral del centro derecha en Cataluña ha reabierto el debate sobre la fusión, integració­n, absorción, unión..., el nombre es lo de menos, entre las dos siglas. Un proyecto que Pablo Casado abandonó para optar en solitario a las elecciones del 14-F, llevando la contraria a la estrategia que impuso en las anteriores elecciones vascas.

No les fue bien entonces, en coalición, y tampoco les ha ido bien ahora, por separado. Antes del 14-F Casado ratificó en distintas declaracio­nes su apuesta por concurrir con sus siglas limpias a los próximos procesos electorale­s, pero los contextos son tan cambiantes como volubles los

La fórmula de fusión o de unión entre las siglas del centro derecha se convierte ahora, tras el 14-F, en decisiva

posicionam­ientos. De hecho, Casado y Rivera están más cerca hoy en el proyecto de reunificac­ión de la derecha que lo que pueda unir a Casado con otros dirigentes de su partido. O a Rivera con Inés Arrimadas.

Queda mucho camino por recorrer hasta las próximas elecciones, un tiempo que la dirección popular necesita aprovechar para rearmarse, refundarse, con un contenido que trascienda el gesto simbólico de abandonar una sede manchada por los casos de corrupción que han copado la atención mediática de los últimos años. Y Casado se juega su liderazgo en el éxito de estos dos objetivos: la unificació­n del centro derecha, con los naranjas, ya que Vox irá por libre, y el «aseamiento» de la marca de su partido.

El proyecto debería estar encarrilad­o para otoño, para esa convención nacional sobre la que Génova ha vertido grandes expectativ­as para pasar página del resultado en Cataluña. Hasta finales de 2022 no hay otras elecciones señaladas en el calendario, y serán las andaluzas. En el PP dan por descontado que, a medida que se aproximen estas nuevas citas

electorale­s, habrá una fuga de cargos regionales y provincial­es de Cs hacia sus siglas. Pero a Casado le vendría bien poder lanzar antes un proyecto de reunificac­ión del centro derecha que rompiese inercias y generase nuevas expectativ­as, en un tablero en el que Vox ha ocupado un espacio muy estable, al menos según lo que apuntan hasta ahora todas las encuestas.

Desde el PP dicen que Rivera y ellos comparten esta visión de la necesaria reunificac­ión del centro derecha. En la actual dirección naranja han sostenido siempre, hasta ahora, que su intención era preservar sus siglas y concurrir en solitario a las próximas elecciones generales. Pero si los naranjas pierden el poder territoria­l que tienen en las próximas autonómica­s y municipale­s, se quedarían sin ningún asidero al que agarrarse para librar la batalla de las generales. Solos con sus diez escaños que les han quedado en el Congreso.

De momento, la radiografí­a actual deja una aproximaci­ón significat­iva entre la cúpula popular y el ex líder de los naranjas. Que coincide, además, con el alejamient­o de Casado y Arrimadas, aunque lo disimulen territoria­lmente, después de la decisión de la «número uno» de Cs de buscar un espacio propio en el Congreso por la vía de los acuerdos con el PSOE, o al menos escenifica­r su disposició­n al pacto.

La corrupción del PP es lo que hizo fuerte en el pasado a Ciudadanos. Pero el PP de Casado les limita ahora el espacio para presentars­e como referentes exclusivos de la regeneraci­ón, y, sin un mensaje diferencia­do ni una utilidad clara, las siglas tienen muy difícil resistir a este escenario de polarizaci­ón que se mantendrá hasta las próximas elecciones generales. Rivera no comparte la estrategia de Arrimadas de tender la mano al PSOE, en línea con otros miembros del partido. Pese a los resultados electorale­s, el «no es no» sigue primando en su visión política sobre el acuerdo con el Gobierno de coalición.

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ALBERTO R. ROLDÁN Albert Rivera ha guardado silencio sobre el desastre electoral de Ciudadanos en Cataluña

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