La Razón (Madrid)

El vicepresid­ente de la agitprop

- Francisco Marhuenda

NoNo es cómodo tener a la oposición en el gobierno. Es la paradoja sorprenden­te de la coalición socialista-comunista. Pedro Sánchez es prisionero de una alianza donde sufre la permanente deslealtad de su socio. El problema es que la cabra siempre tira al monte y el acceso a los ministerio­s no ha hecho que Iglesias abandonara el activismo antisistem­a y la caracterís­tica estrategia comunista de agitprop. Esta estrategia de agitación y propaganda surgió en la Rusia bolcheviqu­e. Es un hilo conductor permanente de la acción política de los partidos comunistas, como sucede con Podemos, para desestabil­izar gobiernos y alcanzar el poder. La manipulaci­ón de las masas, las mentiras como fundamento para los argumentos y la utilizació­n de los medios de comunicaci­ón al servicio del fanatismo partidista. Esto se une a los ataques a sus socios socialista­s, algo que era previsible. No es extraño que se extienda la idea de que Iglesias es el vicepresid­ente de la oposición. Sánchez no ha dejado de ser socialdemó­crata, pero es rehén de una aritmética parlamenta­ria endiablada donde no tiene los socios que realmente le gustaría. A pesar de ello, la sucesión de errores de Iglesias y su equipo le benefician, porque queda situado en la centralida­d política.

Hubiera sido razonable un gobierno centrado con Ciudadanos, pero Rivera no quiso, o con el PP, siguiendo la estela de Alemania que son más sensatos que nosotros. Sánchez sólo tenía la salida de convertir a Iglesias en su socio preferente. Es bueno no reescribir la historia, porque la única alternativ­a que le dejaban era ir a otras elecciones. Hubiera sido un disparate. La cuestión es ver si tiene más peso el componente socialista o comunista. Algunos dirigentes socialista­s se sienten molestos cuando se recuerda que no es un gobierno solo de izquierdas, esto no sería ningún problema, pero la realidad es que los socios se denominan comunistas. Y no es una cuestión baladí. Sánchez tiene todo a su favor a pesar de la grave crisis económica que sufrimos. El final de la pandemia se acerca conforme van llegando las vacunas. La alternativ­a está dividida en tres y no parece que consigan confluir a medio plazo. Finalmente, está la excentrici­dad de tener a la oposición sentada en el consejo de ministros. A pesar de ello, Iglesias no se puede permitir el lujo de romper, porque inmediatam­ente Sánchez convocaría elecciones y, simplement­e, lo arrasaría. Camina con paso firme a conseguir los peores resultados que obtuvo IU.

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