EL «SHOW» DEL VICEPRESIDENTE
Pablo Iglesias no quiso pasar ayer desapercibido en la conmemoración del fracaso del golpe de Estado del 23-F y evitó aplaudir el discurso del Monarca celebrado por todos
El oxígeno que había otorgado el resultado de las urnas en Cataluña llega en menos de diez días de manera débil a Moncloa. Las discrepancias no solo se multiplican entre los dos socios de Gobierno, sino que tienen su réplica en el Congreso de los Diputados, donde los principales apoyos de Pedro Sánchez comienzan a mostrar su hartazgo con la foto tensionada que propician PSOE y Unidas Podemos, a la par que evidencian indisimuladamente sus críticas por la celebración del 40 aniversario del golpe de Estado del 23-F en el Congreso. Los partidos independentistas llamaron a «romper» con el régimen del 78, mientras que desde el PNV y Más País exigieron reactivar la reforma de ley de secretos oficiales.
El propio vicepresidente del Gobierno, que acudió al acto como representante institucional, dejó ver su incomodidad con el mismo y cuestionó, incluso, que la Monarquía pueda ser hoy «condición de posibilidad de la democracia», como sí cree que pudo serlo en la Transición. Exigió además que los españoles deben «conocer la verdad» sobre el 23-F antes que ver cómo se celebran «actos suntuosos» como el de este martes. «Nuestra fuerza política va a defender en el Congreso y en el Gobierno que la ley de secretos oficiales deje de estar ocultando información que los españoles tienen derecho a conocer», refrendó. El desplante más sonoro del vicepresidente fue su rechazo a aplaudir al Rey tras su discurso , y el de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet,quienes alabaron la figura del Rey Emérito en la noche del golpe de Estado. Sin embargo, embargo, desde Moncloa, su portavoz Maraía Jesús Montero consideró que la información actual sobre el 23-F es «suficiente e interesante» para que no vuelvan a repetirse esos hechos.
Por su parte, socios leales como el PNV abonaron esta idea. El portavoz Aitor Esteban urgió la reforma de la ley de secretos oficiales. Justificó su ausencia en el acto, no por la presencia del Rey Felipe VI, sino por el desconcierto que les genera que se «conmemore» un golpe de Estado y el hecho de que el Congreso haya decidido organizarlo sin contar con la opinión de los grupos. «Se nos ha dado cocinado» se explicó para después recalcar que su ausencia no se trataba de «ningún desacato ni de dar portazos a nadie. Reconoció sentirse «incómodo» al conmemorar una efeméride con partidos como Vox que «hubieran querido que el golpe de Estado triunfase».
Desde Más País, que sí acudió al acto, su portavoz Íñigo Errejón pidió establecer los plazos de la desclasificación de los delitos oficiales porque «después de 40 años tenemos derecho a saber la verdad» y tildó de «maniobra de dilación» las prórrogas que se viene sucediendo desde el Congreso de los Diputados para la reforma desde septiembre. Errejón exigió al Rey desmarcarse de su padre al que calificó como «su peor enemigo». «Hoy tiene una estupenda oportunidad para desmarcarse de su padre y anunciar reformas de cara a aportar más transparencia en la institución».
En el otro extremo de los apoyos de Sánchez en el Congreso están ERC y Bildu que junto a JxCAT, CUP y el BNG leyeron un manifiesto en el que llamaron a la «ruptura» del Estado con el régimen del 78, al que consideraron como un «candado» para el avance democrático. Registraron, además, una iniciativa conjunta para pedir la desclasificación de todos los documentos y grabaciones en poder del Estado para aportar «luz y taquígrafos a los verdaderos acontecimientos que alumbraron» el 23-F.
Las muestras de la difícil convivencia en Moncloa y con sus socios en Moncloa volvió a evidenciarse por la tarde, cuando en el Congreso se debatía una proposi
ción no de ley relativa a la eliminación de la inviolabilidad a miembros de la Familia Real. Una iniciativa en la que Podemos desafió al PSOE al alinearse con los nacionalistas e independentistas al votar a favor. Los morados justificaron su voto cargando contra el hecho de que existe un problema por no poder investigar en el Congreso «los crímenes de corrupción de la Monarquía». Por su parte, los socialistas se opondrán para evitar ahondar en el desgaste a la institución monárquica en el que avanzan en demasiadas ocasiones sus socios dentro y fuera del Gobierno.