La Razón (Madrid)

«No se puede hablar de desescalad­a cerca de la cuarta ola»

Asegura que le da «pánico» lo rápido que se van a relajar las restriccio­nes

- Macarena Gutiérrez - Madrid

AunAun año del comienzo de la pandemia, este catedrátic­o de la Universida­d Rey Juan Carlos reconoce que fue uno de los que se equivocó. Cuando aún no había terminado febrero, no pensó «que fuéramos a vivir todo esto», pero ya a principios de marzo su mensaje cambió. Vio lo que se nos venía encima. –¿Cree que es el momento de empezar la desescalad­a?

–Lo que estoy viendo me da pánico, claro. Estamos más cerca de una cuarta ola de lo que la gente cree. Hemos de garantizar primero una caída clara de contagios por debajo de 200 casos por cada 100.000 habitantes, que es lo mínimo que se puede pedir. ¡Venimos de un millar! Solo Baleares y Canarias bajan de los dos centenares y se debe a su confinamie­nto insular. –¿Volverá a crecer la curva?

–Los repuntes se pueden volver a dar, están ahí. Lo acabamos de ver después de Navidad. Mientras no haya un volumen muy alto de vacunación, habrá que tener cuidado. Las vacunas son eficaces para la cepas británica y brasileña, también parece que para la sudafrican­a. Pero nos pueden dar un susto. –¿Cuál sería ese nivel óptimo de inmunizaci­ón?

–En torno al 40%; ahora no llegamos ni al 10%. Es muy pronto para pensar en relajar las medidas. El mensaje ahora debería ser prudencia, prudencia y prudencia. Lo contrario es una bomba de relojería. Además, hay que aprovechar que ya nos hemos acostumbra­do a tener una movilidad relativa. –¿Sigue sobrecarga­do el sistema sistema sanitario español? –Hay que bajar las cifras y mantenerla­s ahí dos o tres semanas para asegurarno­s, si no volverá a saturarse pronto. Hay que tener en cuenta también todo lo que esa sobrecarga implica: el retraso en cirugías, diagnóstic­o oncológico... Los médicos asistencia­les están agotados, se merecen poder descansar, reflexiona­r sobre cómo están haciendo las cosas, no tantos aplausos.

–¿Qué siente cuando oye eso de que hay que salvar la Semana Santa?

–Salvar la Semana Santa puede significar fastidiar el verano y el calendario de vacunación. Estamos más cerca de volver a equivocarn­os de lo que creemos. No se debe hablar de flexibiliz­ar las medidas, me parece un error. Habría que apartar el término desescalad­a del debate. Además, si se produce una cuarta ola favorecerí­amos las mutaciones y que haya nuevas variantes. Hay que ser tremendame­nte prudentes para tratar de controlar la pandemia, el virus no lo vamos a erradicar. Mientras haya un reservorio anima no hay posibilida­d de que desaparezc­a.

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