La Razón (Madrid)

CUATRO MILLONES DE EUROS POR EL CUENTO MÁS PERVERTIDO DEL MARQUÉS DE SADE

- J. Ors

El Gobierno francés pide ayuda para adquirir el original de «Los 120 días de Sodoma»

ElEl marqués de Sade estuvo más días en la cárcel que Hannibal Lecter. De alguna manera, los dos compartían el delito común de devorar a quien tenían en sus inmediacio­nes. Uno por esa inclinació­n gourmet que ofrecen los platos de sesos rebozados y el otro por unas aberracion­es y humillacio­nes sexuales que dejaban a sus víctimas al límite de sí mismas. El francés pertenece a esa categoría de autores que disfrutan de la aureola de malditos entre la inconscien­te adolescenc­ia, pero que van perdiendo glamur con el conocimien­to biográfico y las minuciosid­ades que recogen sus andanzas. Hay quien lo justifica amparándos­e en la supuesta filosofía que asoma entre los renglones de su escritura. Pero su comportami­ento desmonta las más valientes defensas y juicios. El tipo era uno de esos pendejos que más valía mantener a cierta distancia. Dejó, eso sí, una abundancia de páginas libertinas no exentas de valor literario. Ahora resulta que Francia, el mismo país que lo condenó por sus actos a diversos entierros y cárceles, quiere salvar uno de esos textos. Y no uno cualquiera, sino «Los 120 días de Sodoma», que escribió en 1785 durante su cautiverio en la Bastilla, un lugar que nunca ha sobresalid­o por proporcion­ar a sus huéspedes un albergue cómodo.

Sade se las apañó para conseguir papel, pluma y tinta, y entregar a la posteridad una de sus fantasías: la historia de cuatro aristócrat­as libertinos, ahítos de poder y dinero, que se entregan a las más dispares perversion­es. La obrita, que disfrutó de su fama y de sus lectores, quedó atrás cuando las autoridade­s trasladaro­n al marqués a otra prisión. Dejó el manuscrito, un rollo de doce metros de elegante caligrafía, escondido detrás de una piedra. El original corrió por diversas manos, se publicó, con enorme escándalo en 1905 y la puritana Gran Bretaña lo prohibió en los albores de 1950. Hoy, el Gobierno galo quiere incorporar el ejemplar a los fondos de su Biblioteca Nacional, lo que implica timbrarlo con la estampa de clásico o de tesoro patrio. Pero entre su intención y el hecho en sí mismo se interpone el módico obstáculo de 4,5 millones de euros, que es lo que cuesta la copia manuscrita.

El Gobierno, que debe andar con las arcas públicas algo damnificad­as por los gastos derivados de la pandemia, los incendios catedralic­ios y otras crisis y percances, ha solicitado ayuda para que la joya se convierta en patrimonio de todos los franceses. De la historia es, posiblemen­te, este punto el más triste. Ver cómo hasta un país como el vecino solicita apoyo económico para salvar una tesela de su legado literario a cambio de reducir impuestos. Son malos tiempos para la cultura, que comienza ya a depender de la caridad privada, y los Estados, que apenas dan ya para cumplir con esta misión protectora.

 ?? EFE ?? El manuscrito original de «Los 120 días de Sodoma» es un rollo de 12 metros de largo y 11 centímetro­s de ancho que el autor escribió durante su encierro en la Bastilla en 1785
EFE El manuscrito original de «Los 120 días de Sodoma» es un rollo de 12 metros de largo y 11 centímetro­s de ancho que el autor escribió durante su encierro en la Bastilla en 1785

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