¿Qué sensaciones ofrece al volante?
Tras conducir un Porsche Taycan, la realidad es que aparecen una mezcla de sensaciones. Para empezar, tienes dudas sobre el tipo de coche que has llevado. Se trata de un cuatro puertas, una berlina. Y se comporta como tal cuando quieres que juegue el papel de medio de transporte confortable y silencioso. Esta última virtud es lógica debido a sus motores eléctricos que ofrecen potencia y rapidez con ningún sonido. Pero como en nuestra prueba incluimos un largo tramo de carreteras sinuosas y estrechas, el regusto que te queda es el de haber pilotado un deportivo de raza, con unas prestaciones espectaculares y un comportamiento sobrevirador, como siempre ha sido una tradición en Porsche. Precisamente por su mecánica eléctrica, resulta especialmente brillante en carreteras de montaña con curvas muy cerradas, donde el par bajo, es decir, el hecho de rendir toda su potencia sin la necesidad de subir de vueltas que tienen los motores de explosión, le proporcionan unas aceleraciones fulgurantes. En determinados recorridos puede resultar mucho más rápido que otros modelos de gasolina de la marca de Stuttgart. Y su estabilidad es sorprendente para un vehículo con una distancia entre ejes mayor que la de un coupé. Pero en situaciones límite, su carácter Porsche sale a relucir con una tendencia a derrapar del tren trasero que resulta más fácil de corregir con el contravolante. Eso sí. Si te gusta la conducción al límite en todo momento, más vale tener cerca un supercargador para reponer la energía. Como es lógico, las baterías se consumen con mayor rapidez cuantas más prestaciones exigimos.