La Razón (Madrid)

Lo que no sabe de cómo Illa llegó a ser candidato

De la propuesta de Iceta a las tres condicione­s que puso Sánchez. Así se fraguó el nombramien­to del ganador de las elecciones

- POR TONI BOLAÑO

Illa pidió a Iceta 24 horas para pensárselo y, según el ahora ministro de Política Territoria­l, puso cara de palo

Muy pocos lo sabían. Hasta el comité de campaña del PSC siguió trabajando en la cartelería de Iceta

Miquel Iceta llega el 19 de noviembre al Palacio de la Moncloa. Le ha pedido cita al presidente del gobierno. Lleva meses preocupado por un cualitativ­o que encargó el PSC para preparar las elecciones y que le entregaron a finales de julio. Los socialista­s catalanes pensaban pivotar la campaña sobre el mensaje de cambio y el cualitativ­o era contundent­e «Iceta no es el cambio». La segunda ola del coronaviru­s provocó que Iceta guardara el cualitativ­o en un cajón y no lo comentara con nadie en el partido. Solo lo conocía Salvador Illa.

En noviembre no pudo más, entre otras cosas porque las elecciones se acercaban, y pidió la reunión con el presidente. Iceta le explicó el cualitativ­o al presidente y le dijo: «Deberíamos estudiar la posibilida­d de presentar como alternativ­a a Salvador. Iceta se sorprendió ante la respuesta del presidente: «Lo he pensado y estoy de acuerdo». Le puso tres condicione­s a

Iceta. Una que no se hiciera pública hasta que los presupuest­os estuvieran aprobados para evitar que ERC entrara en crisis y los pusiera en cuestión, la segunda que estuviera aprobado y fuera público el plan de vacunación, y una tercera, que hubiera pasado su comparecen­cia anual con los medios. Esa comparecen­cia tuvo lugar el día 29. La bomba cae el 30.

El ahora ministro de Política Territoria­l y Función Pública está convencido de que el presidente Sánchez tenía sus propias informacio­nes porque ya en esos días Carolina Darias asumía en comandita con Illa la gestión de la pandemia y el CIS había preguntado la valoración sobre el ministro de Sanidad. Y una sensación, que

Iván Redondo y Paco Salazar tenían los datos, la informació­n que validaba su cualitativ­o.

Con la respuesta presidenci­al se va al ministerio. Illa le escucha atentament­e y le pide 24 horas para pensárselo. Según Iceta, Illa puso cara de palo y «desconozco si le habían llegado campanas desde La Moncloa». El día 20 le llama y le da el sí al primer secretario del PSC. Cuatro días más tarde el presidente, Illa e Iceta cierran el tema. Illa será el candidato y debe mantenerse en el máximo secreto para romper el tablero, una frase que en La Moncloa todo el mundo le da la paternidad a Iván Redondo.

El 2 de diciembre se pone todo en marcha en un encuentro entre Illa, su jefe de gabinete Victor Francos, Iván Redondo, Miquel Iceta y Paco Salazar. En Barcelona, en el PSC solo es informada la responsabl­e del grupo parlamenta­rio, Eva Granados. Y no fue informada hasta el 10 de diciembre. Nadie más. En el PSOE tampoco lo sabe nadie. El Club de los Cinco se conjuró para que la informació­n no se conociera. El silencio fue sepulcral. De hecho, el comité de campaña del PSC siguió trabajando en la candidatur­a de Iceta. Hasta el Consell Nacional fue convocado para ratificar la candidatur­a del primer secretario pasadas las navidades. Iceta se hace las fotos para los carteles y los carteles se diseñan con el lema «Ahora cambio, Ahora Iceta presidente». Nunca vieron la luz y «estuve toda una tarde haciéndome­las.

Iceta no duda en calificar la situación como surrealist­a, pero era necesaria una gestión de los tiempos para hacer realidad el efecto Illa. Aunque el máximo responsabl­e de los socialista­s catalanes se sentía culpable y le decía a su gente: «Tenemos a los nuestros como resignados, hemos de preparar un revulsivo». El revulsivo ya estaba en marcha, Iceta defendía un cambio y el cambio ya estaba hecho y él estaba de acuerdo.

Redondo planificó la campaña hasta el último detalle con Salazar y Francos. Cada día tenía su afán, su mensaje. El objetivo era no perder la iniciativa porque estaba convencido que el resto de las formacione­s harían un «todos contra Illa», como así fue. En Estados

Unidos esto se califica como convertir una elección en un plebiscito. Todo estaba planificad­o y agendado, incluso su toma de posesión. Y, como no, la preparació­n del candidato en los debates. Miguel Barroso y José Miguel Contreras, el equipo médico habitual de los socialista­s en estas cuestiones desde el fiasco de Felipe González con José María Aznar en 1993, tomaron las riendas.

La primera acción de la campaña fue una imagen del niño Illa diciendo «Yo quiero ser presidente», un remake de la campaña del PP vasco en 2019 con un niño, Antonio Basagoiti, diciendo «Yo quiero ser lendakari». Esta campaña tiene la firma de Iván Redondo.

El ministro Iceta reconoce que en los últimos días de campaña estaba super sensible y no paraba de llorar por la emoción. Sus mejores datos le daban 27 diputados, algunos trackings de la campaña ponían al PSC con 36, «aunque Iván me decía siempre que 34 era lo máximo que podíamos conseguir. Conseguimo­s 33 diputados y ganamos en votos». El PSC no ganaba unas elecciones en Catalunay desde 2008.

El día 30 por la mañana, antes de la filtración, Iceta llama a Nuria Marín, viceprimer­a secretaria del PSC, a Antonio Balmón la cara visible del Área Metropolit­ana y algunos dirigentes más. En el PSOE, el presidente Sánchez comunica su decisión a Ábalos, Lastra y Calvo un par de días antes en un almuerzo navideño. En Ferraz, el día de las elecciones el PSOE hizo una declaració­n. Más parecía un acta de defunción que la valoración de una victoria. A lo mejor algunos esperaban que no se ganara y algo mejor todavía, que el PSC tuviera menos votos que en 2017 porque bajaba la participac­ión. No fue así, el PSC y VOX fueron los únicos partidos que subieron en votos.

 ??  ?? Uno de los carteles electorale­s de Miquel Iceta
Uno de los carteles electorale­s de Miquel Iceta

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain