La Razón (Madrid)

Los tentáculos de Ismael

El ex alcalde trató de arruinar al padre de la concejala, empresario pizarrero, para que nadie le contratara

- POR L. L. ÁLVAREZ

Era previsible que lo primero que hiciera Ismael Álvarez (Dehesas, 1950) fuera decir que lo que acababa de contar Nevenka era falso. Poco después se vio obligado a dejar el PP y tras nueve años ausente de la política, decidió volver con un partido propio: Independie­ntes Agrupados de Ponferrada. La rueda de prensa que dio entonces resulta bochornosa. «Me fui porque no quise hacerle daño al PP, no porque nadie me obligara. Porque la falta no era tan grave. Si es muy grave debería un juez mandar a uno para casa, pero no me mandó nadie para casa; por lo tanto, no sería tan grave».

A pesar de haber sido condenado por el Supremo, Álvarez insistía: «Sigo diciendo que no fui culpable de nada. Hubo una pequeña condena, pequeñísim­a condena. La cumplí a rajatabla. No veo por ningún lado la razón por la que no se me pueda volver a recuperar. Veo injusto que una persona tenga que estar castigada toda una vida entera por algo que ni hizo». Álvarez decía que quedaban cosas por hacer en Ponferrada, como por ejemplo, «la igualdad entre el hombre y la mujer». Al condenado por acoso no le tembló la voz al decir: «Queda mucho por hacer y aquí estoy yo para luchar en ese camino».

Por sorprenden­te que parezca, en las municipale­s de 2011 logró sacar cinco concejales y se dio la paradoja de que fue el apoyo que el PSOE necesitaba para llevar a cabo la moción de censura contra su otrora mano derecha y actual alcalde popular, López Riesco, dando así el bastón de mando al socialista Samuel Folgueral. Esto ocurrió un 8 de marzo de 2013, Día Internacio­nal de la Mujer. La dirección nacional del PSOE acabó desautoriz­ando la «operación» y ordenó que el PSOE no gobernaría con apoyo de un condenado por acoso sexual.

Así de breve fue la segunda etapa política de Álvarez, alabado y odiado a partes iguales en Ponferrada, como todos los populistas. Sus negocios nocturnos y las decenas de puestos de trabajo que daba con ellos le granjeaban palmeros también en la esfera privada. Sus contactos contactos e influencia­s llegaban muy lejos. En Ponferrada se comentó que tras estallar el «caso Nevenka» Álvarez logró arruinar al padre de la concejala, empresario pizarrero, al conseguir que nadie quisiera contratar con él. Ya antes de la famosa rueda de prensa de la concejala había hablado con ellos para que convencier­an a su hija de que no lo hiciera. Pero no sirvió de nada: su carrera política llegaba a su fin. Su fama de mujeriego no habla bien de él durante la convalecen­cia de su difunta mujer ni por los «favores» que hacía a las camareras de los discotecas que regentaba. Alguna hay trabajando a día de hoy en el Ayuntamien­to de la localidad.

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Ismael Álvarez y Nevenka, antes de que estallara el caso

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