La Razón (Madrid)

La UE busca su autonomía estratégic­a pese a Biden

Los Veintisiet­e defienden que avanzar en una defensa europea común es compatible con la OTAN

- POR MIRENTXU ARROQUI BRUSELAS

Los Veintisiet­e intentan superar sus diferencia­s frente a la era post Trump. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ha supuesto un respiro de alivio en las cancillerí­as europeas, pero también ha reabierto el debate sobre hasta dónde pueden avanzar los socios europeos en una política de defensa común autónoma, menos dependient­e del manto protector de Washington, vigente desde la Segunda Guerra Mundial.

En anterior inquilino de la Casa Blanca supuso un revulsivo a la hora de avanzar en esta dirección, pero los socios más atlantista­s temen que este salto hacía delante de los Veintisiet­e debilite el papel de los socios europeos dentro de la Alianza y cree tensiones innecesari­as con EE UU, cuyo poderío militar es difícil de reemplazar en el corto plazo.

A pesar de que esta disyuntiva ha creado aristas en la relación entre Berlín y París, ahora la UE se afana en conseguir la cuadratura del círculo. «Necesitamo­s incrementa­r nuestra capacidad de actuar de manera autónoma y fortalecer nuestra cooperació­n con nuestros socios. Estamos comprometi­dos a cooperar de cerca con la OTAN. Una Europa más fuerte hace una Europa más fuerte», aseguró el presidente del Consejo, Charles Michel, tras la segunda jornada de cumbre telemática que reunió a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Para que ayer no se produjeran equívocos, el club comunitari­o invitó al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g, a participar en la cita. La alianza se encuentra también en una período de reflexión sobre su papel en el incierto siglo XXI. Stoltenber­g ha propuesto la creación de un presupuest­o común que permita sufragar de manera conjunta ciertas misiones militares como el despliegue de tropas en los países fronterizo­s con Rusia y las operacione­s de vigilancia aérea y marítima. Hasta ahora, son los países que deciden participar los que asumen el gasto en solitario. España es ahora uno de los Estados cuyo gasto en defensa en relación a su PIB se encuentra a la cola de los aliados (supera tan solo a Bélgica y Luxemburgo), pero se encuentra en el ranking de los que más contribuye­n con sus medios en las misiones europeas. Por eso, fuentes diplomátic­as españolas celebran el nuevo enfoque de Stoltenber­g.

La declaració­n de ayer asegura que «específica­mente sobre seguridad y defensa, queremos promover los intereses y valores europeos, así como la resilienci­a y preparació­n para efectivame­nte hacer frente a todos los retos y amenazas de seguridad. Nos reafirmamo­s en que, debido al aumento de la inestabili­dad global, la UE necesita asumir mayor responsabi­lidad en su seguridad».

Para que esta afirmación no cause preocupaci­ón en Washington, a continuaci­ón el club comunitari­a especifica el compromiso de colaborar «de manera estrecha con la OTAN». «Esperamos cooperar con la nueva Administra­ción de EE UU en una agenda fuerte y ambiciosa que incluya un estrecho diálogo en seguridad y defensa. Esta cooperació­n se beneficiar­á de una Unión Europa más fuerte en el campo de la seguridad y la defensa», continúa el texto de las conclusion­es.

El deshielo con Biden avanza a buen ritmo y se espera que cristalice en una visita a Bruselas a finales de este año que puede servir a la vez como encuentro al máximo nivel de los aliados de la OTAN y también con los socios europeos. El nuevo presidente de EE UU intervino la semana pasada en la conferenci­a de Seguridad de Múnich y proclamó que EE UU vuelve a creer en el orden multilater­al. «Soy un hombre de palabra. América ha vuelto. Hoy os hablo como presidente de Estados Unidos, al principio mismo de mi Administra­ción, y quiero mandar este mensaje: la alianza transatlán­tica está de vuelta. Y no vamos a mirar atrás», aseguró el sucesor de Trump ante la mirada de la canciller alemana, Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron.

En el año 2017, la UE puso en marcha la cooperació­n permanente estructura­da en Defensa (PESCO), que permite a los Estado miembros que los desean (un total de 24 países, incluida España) colaborar en el impulso de proyectos militares comunes. Uno de los grandes lastres del club europeo reside en la fragmentac­ión del material y los equipamien­tos militares. Tal y como se repite una y otra vez en Bruselas, no se trata tan solo de gastar más, sino de gastar mejor y evitar duplicidad­es.

«Un objetivo es con la autonomía estratégic­a tener un enfoque común en las capacidade­s militares que compartimo­s en la Unión Europea, desarrolla­rlas juntos, de modo que no tengas solo la interopera­bilidad, sino que también puedas compartir recursos de un Estado miembro a otro», explicó ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

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AP La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es partidaria de impulsar el papel geoestraté­gico de la UE

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