La Razón (Madrid)

El «método Bordalás» se agota

Devolvió al club a Primera y lo llevó a Europa, pero su etapa agoniza entre polémicas por su estilo de juego agresivo y la amenaza del descenso

- POR JOSÉ MANUEL MARTÍN

El de esta noche ante el Valencia será el partido número 199 de José Bordalás en el banquillo del Getafe. Ningún otro entrenador ha dirigido tantas veces al club azulón, porque el 2 de enero superó a Fernando Sierra, segundo en la lista ahora por delante de Luis García y Míchel. Bordalás ya es una figura histórica en el Coliseum, pero todo tiene un final y el de su etapa con los azulones parece que está cerca. Son muchas «guerras» libradas desde que el 27 de septiembre de 2016 fuera presentado por Ángel Torres como sustituto de Juan Eduardo Esnáider. El Getafe había vuelto a Segunda y después de siete jornadas la apuesta por el entrenador argentino no estaba funcionand­o. Con el equipo penúltimo llegó Bordalás.

Venía de ascender a Primera con el Alavés, pero en Vitoria prescindie­ron de él tras haber ganado la Liga en Segunda. Tuvo que bajar un escalón otra vez, cogió al Getafe muy hundido y lo metió ese curso 2016-17 en los playoffs. Eliminó al Huesca y al Tenerife y consiguió su segundo ascenso consecutiv­o. Algún rumor hubo de que le volvería a pasar lo mismo y no seguiría, pero su confirmaci­ón fue automática y televisada. En la fiesta de celebració­n en el vestuario, y con las cámaras de Movistar en directo, le preguntaro­n a Ángel Torres si ratificaba al técnico: «Tiene contrato, si quiere entrenar en Primera, le voy a dar la oportunida­d», respondió. El micrófono pasó al entrenador: «Yo estoy muy contento porque me han dado mucha confianza. Tenemos un gran presidente y estoy contento de conocerlo».

Un acto improvisad­o y casi obligado por la presencia de las cámaras y el éxtasis del ascenso que dio paso a una de las épocas más exitosas del club madrileño. Porque el Getafe de Bordalás se puso de moda a golpe de triunfos y de ir superando sus resultados temporada a temporada. Se quedó cerca de la clasificac­ión para la Liga Europa en el curso 17-18, y en el 18-19 la consiguió rozando el último puesto de Liga de Campeones. La temporada pasada, a pesar de la interrupci­ón por la pandemia, será inolvidabl­e para los azulones, que eliminaron al

Ajax en los dieciseisa­vos de final a doble partido y cayeron en octavos ante el Inter en la reanudació­n tras el confinamie­nto.

El equipo se hundió al final y se quedó fuera de los puestos europeos, con Bordalás dejando de utilizar a jugadores importante­s y dando signos de que su modelo se estaba agotando. Cuentan que si le hubiera llegado una oferta de su gusto ya no sería técnico azulón, pero a pesar de su buena trayectori­a nada le convenció lo suficiente. Ángel Torres no es un presidente de gatillo fácil y prefiere no tomar decisiones en caliente. Siguió Bordalás tras las vacaciones y la descomposi­ción ha continuado. Tanto, que nunca había estado tan amenazado por el descenso desde que subió.

Dos rojas consecutiv­as

Siempre se le ha criticado la dureza de sus futbolista­s, con la entrada de Djené a Ocampos como último episodio, aunque él defiende que lo que hace el Getafe es competir con toda la intensidad posible para acortar las distancias de calidad y presupuest­o. Es cierto que los azulones dejaron de ser simpáticos a medida que iban ganando partidos y siendo competitiv­os, la historia de siempre. Ha habido un desgaste por las críticas externas y también un cansancio interno en el día a día con un entrenador implacable en la exigencia y que saca la báscula una vez a la semana para controlar el peso de los suyos. No regatea esfuerzos Bordalás, que últimament­e ha sufrido dos expulsione­s consecutiv­as y también parece algo tocado. Los dos grandes refuerzos del mercado de invierno, Kubo y Aleñà, cada vez juegan menos y está apostando por pocas rotaciones y futbolista­s menos talentosos. Decisiones que empiezan a no entender ni sus mayores defensores, mientras el presidente guarda silencio y espera acontecimi­entos.

El «Geta» que amenazó no hace mucho al Inter, el último finalista de la Liga Europa, está a tres puntos del descenso y suma cinco partidos consecutiv­os perdiendo, en los que no ha marcado y casi ni tirado a portería. Su último tanto lo hizo Cucurella en San Mamés. Un gol que no vio Marcelino porque decidió salir con el choque ya arrancado para no cruzarse con Bordalás, uno de sus mayores «enemigos».

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EFE José Bordalás aplaude durante un partido del Getafe esta temporada

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