¿LA PANDEMIA HUNDE O REFLOTA EL AVE?
La crisis de la Covid ha catapultado los rumores sobre el hundimiento de grandes organizaciones, por lo habitual basados en hechos infundados y que se alejan de la realidad
UnaUna de las palabras más repetidas en los tiempos que corren es la incertidumbre. La confusión, la duda. Cada día revolotean nuevos rumores sobre la quiebra o el hundimiento de importantes organizaciones, rumores que, pese a basarse en opiniones infundadas la mayoría de las veces, cobran un poder especial. Ya dijo el maquiavélico líder de la propaganda nazi Joseph Göbbels que «basta repetir una mentira con la suficiente frecuencia y se convierte en verdad». La incertidumbre, la confusión, la duda, cobran fuerza a base de repetirse y corren el riesgo de convertirse en certezas. Este proceso es de los más perjudiciales que puede darse en una sociedad. Hoy necesitamos compañías fuertes y dignas de nuestra confianza, pequeños rastros de luz que podríamos seguir como sociedad, para agarrarnos a ellos y encarar con esperanza el futuro que se avecina. Precisamos de líderes fuertes que proporcionen empleo y estabilidad. Una serie de virtudes que hoy casi parecen escondidas, como si la estabilidad y la confianza hubiesen pasado de moda frente a la demagogia y el rumor. Entonces llegamos al enunciado de este artículo, formulado por los cuchicheos que circulan a diario en torno al AVE: ¿La pandemia hundirá el AVE? Y, antes de querer afirmar o negar este rumor, desde LA RAZÓN hemos querido contactar con los responsables del medio de transporte que nuestro país lleva disfrutando desde hace casi 30 años. No somos pocos quienes guardamos gratos recuerdos de infancia asomados a su ventanilla. Y no queremos dejarnos arrastrar por los rumores.
Salir reforzados
Nos hemos encontrado al otro lado del aparato con un equipo que dista mucho de los rumores. Una amplia red de profesionales perfectamente capacitados para afrontar esta crisis, cargados de ilusión y fuerza para encarar el futuro, con los pasos a seguir bien delimitados. Hemos encontrado en el AVE y, por consecuencia, en Renfe, un ejemplo perfecto sobre cómo una organización fuerte puede contribuir a sanar un país azotado por la pandemia.
No, la pandemia no hundirá el AVE. Lo que no nos mata nos hace más fuertes. A fuerza por sobrevivir, este tren rapidísimo que ya forma una parte inamovible del paisaje español saldrá reforzado de la crisis. Ya demostraron estar a la altura de la situación en el mes de marzo del año pasado, cuando el mundo entero se tambaleaba y las aerolíneas se aferraban a sus bolsillos como náufragos a un tablón de madera, mientras el mundo se regía sin atreverse a decirlo por el patrón de «sálvese quién pueda». Renfe mantuvo una calma inaudita. Devolvieron el importe íntegro de los billetes cancelados por el confinamiento –lo cual supuso para la compañía un desembolso de 70 millones de euros– y rápidamente acoplaron sus trenes a la nueva normalidad.
Yo he viajado en AVE estos últimos meses y me he sentido seguro. Nadie me ha pagado para decirlo, me he sentido seguro. El uso de mascarilla es obligatorio a lo largo de todo el trayecto, evidentemente, evidentemente, y los servicios complementarios de venta de prensa, restauración y entrega de auriculares han sido cancelados hasta que lleguen horas menos convulsas. A los pasajeros se les reparten toallitas desinfectantes y los procedimientos de limpieza y desinfección a bordo se han reforzado. El AVE se desliza impoluto por los campos de Castilla, Andalucía y el norte peninsular. Ya nos lo dicen ellos: «Los equipos de climatización en los trenes de Alta Velocidad son independientes por coche y se diseñan de acuerdo con el número de viajeros y utilizando exigentes parámetros de diseño para las prestaciones. Con estos equipos embarcados, en el interior de los trenes se renueva el aire cada 5-6 minutos aproximadamente, dependiendo del modelo».
«Viajar en el AVE es tan seguro como hacer la compra por el supermercado del barrio o pasear por la calle o disfrutar de unas cañas con unos amigos»
Respondiendo a otra pregunta habitual (¿es seguro viajar en AVE?) la respuesta es todo lo afirmativa que nos permite la inestabilidad de nuestra situación. Sí, es seguro viajar en AVE, de la misma manera que es seguro hacer la compra en el supermercado del barrio o caminar por la calle o disfrutar de unas cañas con los amigos. Quiero decir que yo mismo he cogido entre ocho y 10 veces el AVE lo que va de año, y por el momento no me he contagiado.
Avlo y RaaS, el futuro de Renfe
Un vistazo rápido a los nuevos proyectos del AVE nos permiten imaginar que sus movimientos distan mucho de los de una compañía moribunda. Entre sus nuevos proyectos entra Avlo, el nombre comercial con que se designará al nuevo producto de alta velocidad de Renfe, cuyo objetivo es facilitar y aumentar la movilidad en mercados potenciales de más de un millón de clientes al año, todavía manteniendo los valores clave que caracterizan a Renfe en Alta Velocidad: puntualidad, servicio, intermodalidad y seguridad. El nuevo servicio entrará en vigor el próximo 23 de junio en la línea MadridBarcelona-Figueres y hay muy buenas perspectivas. Como sabe, la puesta en marcha del Avlo estaba prevista para el 6 de abril de 2020, pero tuvo que ser aplazada por la pandemia de la Covid-19.
No obstante, LA RAZÓN tuvo la oportunidad de embarcarse en el primer viaje de prueba con viajeros de Avlo. La clave de sus bajos precios –que parten de un precio base de 7 euros por trayecto, pudiendo alcanzar un máximo de 65 euros– está en que los trenes tengan un alto índice de ocupación (80%) para lograr compensar con el volumen lo que pierde en ingresos por cada billete. Este año la Covid-19 lo pondrá difícil, pero con el proceso de recuperación y cumpliendo las normas sanitarias se espera recuperar la demanda, señaló el director del Área de Negocio de Alta Velocidad y Servicios Comerciales de Renfe, Francisco Arteaga.
A esto habría que añadirle el lanzamiento de la nueva plataforma de movilidad RaaS (Renfe as a Service) a finales del 2021, con la que Renfe prevé captar a un mínimo de 650.000 nuevos clientes que, en cinco años, van a generar 1,8 millones de nuevos viajes con esta plataforma, incrementando entre un 3% y un 4% las ventas de billetes de tren en los principales corredores.
Los números son prometedores, aunque desde Renfe reconocen que los tiempos han cambiado. Las necesidades de los clientes se han transformado, lo cual deja abierta la puerta a dos opciones: adaptarse o morir. Nos sobran los ejemplos para comprender que en AVE han decidido adaptarse y salir fortalecidos de esta situación, aunque ya anunció el presidente de la compañía, Isaías Táboas, que la demanda en AVE había descendido un 25% el pasado año. Pero un tropiezo no es una caída; cuando logramos mantener el equilibro aprovechamos el tropiezo para salir impulsados hacia adelante y caminar con mayor rapidez.
No, el AVE no se hundirá, podemos estar tranquilos. Afirmar algo así sería como decir que los españoles nos hundiremos. Pero los pájaros están hechos para volar, nunca lo contrario. Y prueba de ello es el resultado de la promoción que Avlo lanzó el pasado 26 de enero, donde se vendían los billetes a 5 euros. En menos de 24 horas vendieron 100.000 billetes. Que significan 100.000 pares de ojos que mirarán obnubilados, como ya llevamos haciendo desde hace tres décadas, el furioso soplido del horizonte que se derrite junto a sus vías de acero indomable.
Una amistad que mantener
El AVE va más allá de los puestos de trabajo que pueda facilitar, por esta razón no se hundirá en muchos años por venir. A sus trenes nos subimos cuando fuimos a visitar a la abuela, aquellos veranos en Tarragona. Con un pie en la escalerilla y el otro en el andén forjamos despedidas de película. Soñamos todo tipo de ideas desde su ventanilla.
Son los mismos recuerdos que querríamos regalar a nuestros hijos, para que los vivan con la intensidad que nosotros sentimos.
« El AVE no se hundirá, podemos estar tranquilos. Afirmar algo así sería como decir que los españoles nos hundiremos, pero los pájaros están hechos para volar»