MADRID, PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
ApesarApesar de los tiempos que corren, de mascarillas y gafas empañadas, no hay mayor placer para un urbanita, en una de estas milagrosas mañanas de invierno en Madrid, de sol y frio, que pasear por el autentico museo de arquitectura e historia que configura el centro de Madrid y sus ensanches. Recorrer ese gran eje, que en su día fue su límite, y que posteriormente se convertiría en la columna vertebral de la ciudad: los paseos del Prado, Recoletos y Castellana, una de las más bellas y espléndidas avenidas de Europa donde, desde hace más de dos siglos, se ha materializado de forma magistral el talento de nuestros mejores arquitectos.
Me detengo donde Recoletos se convierte en Castellana para apreciar el Edificio IBM, obra de Miguel Fisac, realizada entre 1966 y 1968, donde el genio manchego juega con la luz, utilizando un ingenioso cerramiento de fachada formado por piezas huecas de hormigón pretensado de dos centímetros de espesor de pared y sección tipo «boomerang», rellena de aislante, con el que consigue protección solar, evitando la exposición directa de la fachada al sol de poniente. Fisac crea un volumen impactante de plantas diáfanas donde la libertad funcional, ya presente entonces en los modernos edificios de oficinas norteamericanos, se adelanta al concepto actual de «Open Space».
Esta magnífica obra de Miguel Fisac Serna, cuya expresión formal a base de elementos prefabricados de hormigón puede evocar al tristemente desaparecido edificio de laboratorios Jorda, conocido popularmente como «La Pagoda», referente universal de arquitectura moderna, destruido por la piqueta de un irracional sin sentido, podría llevar el mismo camino si no conseguimos concienciar a nuestros gobernantes de que es su deber proteger el Patrimonio Construido, que genera la forma y el alma de nuestra ciudad y define su excelencia.
Aunque buena parte de los edificios históricos están protegidos, la mayoría de los que corresponden a la segunda mitad del siglo XX no y, como ha pasado ya con buena parte de nuestro patrimonio de arquitectura contemporánea, corremos el peligro de perderlos o desnaturalizarlos con actuaciones poco respetuosas dictadas por el precio del metro cuadrado y no por su valor. Por toda la ciudad, edificios de los mejores exponentes de la arquitectura española de mediados y finales del siglo pasado, como Gutiérrez Soto, Carvajal, Moneo, Oiza, Fisac, Cano Lasso, Asís Cabrero, Fernandez Show, Zuazo,... forman parte de un museo abierto y gratuito, un patrimonio que podemos disfrutar a diario, que debemos valorar y que debe ser motivo de orgullo y protección por parte de todos.
Ángel Hernández Espada es miembro de la Junta de Gobierno del COAM. Sigfrido Herráez es decano del COAM.
Edificios como IBM, en La Castellana, de Miguel Fisac, hacen de Madrid un museo al aire libre