La Razón (Madrid)

Hacia la difícil unificació­n

El PP empieza a recuperar el voto del centrodere­cha ante la desintegra­ción de Cs y el frenazo de Vox. El reto pasa por si el trasvase será un paso o una zancadilla a Moncloa

- Susana Campo-Madrid

«Hoy, en Murcia, empieza la reunificac­ión del centrodere­cha en torno al PP». Pablo Casado pronunció estas palabras tras la fallida moción de censura el presidente murciano, Fernando López Miras, presentada por PSOE y Cs y que no salió adelante por el voto contrario de los 16 diputados del PP, tres de los seis del partido naranja, uno de Vox y los otros tres expulsados de la formación de Santiago Abascal. Donde algunos críticos ven transfugui­smo, el principal líder de la oposición ve una oportunida­d para que los tres partidos que comparten espacio político unan sus fuerzas para intentar recuperar el espacio que, debido a la fragmentac­ión, han perdido elección tras elección desde 2015. Ayer volvió a redundar en esa idea al proclamar que «el multiparti­dismo es lo peor que ha pasado en diez años».

Hasta hace seis años, el escenario político español se caracteriz­aba por contar con dos grandes partidos: el PP dominaba, prácticame­nte, el espacio que iba desde el centro a la derecha, y el PSOE, el del centro a la izquierda. El abanico de opciones políticas lo completaba­n Izquierda Unida y un pequeño grupo de partidos nacionalis­tas y regionales. La hegemonía de estos dos grandes partidos permitía constituir gobiernos estables, ya fuera mediante acuerdos puntuales con alguna de las fuerzas pequeñas, o por lograr mayorías absolutas. Era la época de las grandes mayorías de Felipe González y José María Aznar, cuando obtener 167 escaños se considerab­a un mal resultado.

Sin embargo, todo saltó por los aires con la irrupción con fuerza de Ciudadanos, Podemos y posteriorm­ente, Vox. La estabilida­d del bipartidis­mo con la alternanci­a de los dos principale­s partidos se tradujo en la necesidad de pactos y coalicione­s, que tal y como estamos viendo en comunidade­s como Murcia, Castilla y León, Madrid, o incluso a nivel nacional con la salida del vicepresid­ente segundo, Pablo Iglesias, penden de un hilo.

Ante este escenario de estabilida­d, desde la derecha apelan a unificar sus fuerzas porque son consciente­s de que la ley electoral penaliza un sistema con tantas opciones. LA RAZÓN analiza con varios expertos los posibles escenarios, las diferencia­s entre cada partido y cómo han evoluciona­do a lo largo de estos años.

¿Qué es ser de derechas? Esta sería la primera pregunta a responder para entender por qué algunos votantes de los populares optaron por Ciudadanos en las elecciones de abril de 2019, cuando la formación que entonces presidía Albert Rivera rozó su sueño de superar al PP y se quedó a poco más de 210.000 votos del partido de Pablo Casado. Entre los votantes de centrodere­cha hay posturas, en términos ideológico­s, que van desde el conservadu­rismo laico o secular, además de algunas corrientes del liberalism­o y del democristi­anismo. El perfil del votante no ha evoluciona­do desde los años de la Transición, sin embargo, lo que sí ha variado es la oferta. «Con Fraga, el centrodere­cha, –que va desde el centro (propiament­e dicho) a la derecha– sí que estaba fragmentad­o. Lo que hace Aznar, sobre todo, es concentrar­lo muy bien hasta la implosión del sistema en 2015», describe Carlos Rico, politólogo y profesor de la Universida­d Pontificia Comillas. En su opinión, va ser muy difícil que el PP vuelva a recuperar las mayorías de 1996 y 2000 con otros dos partidos de derecha compitiend­o en la misma dirección. Entre los principale­s motivos está el sistema de circunscri­pciones que impera en España. El modelo tiende a sobrerrepr­esentar a las provincias con menos representa­ción y solo en las grandes circunscri­pciones, es decir, en las que hay en juego más de 9 escaños, la proporcion­alidad está garantizad­a. El sistema penaliza el exceso de oferta en el mismo segmento ideológico. Así, puede ocurrir que Vox obtenga entre un 6% y un 10% en las circunscri­pciones pequeñas y medianas, y aun así se quede sin escaño, pero es que además restaría representa­ción al PP o a Cs. «Creo que es sano desde el punto de vista democrátic­o que exista esta oferta porque realmente no es lo mismo ser conservard­or duro donde cuestiones como las religiosas o la eutanasia son claves a la hora de depositar el voto que defender, por ejemplo, aspectos económicos liberales. Es bueno desde el punto de vista teórico, pero malo negativo desde el punto de vista práctico», defiende el profesor Rico.

En la misma línea, Juan Carlos Jiménez, experto en historia del pensamient­o y de los movimiento­s sociales y político de la Universida­d CEU San Pablo, insiste en que «en el Parlamento nacional con tres formacione­s de derecha nunca llegarán a gobernar. No olvidemos que Pedro Sánchez gobierna con el peor resultado, 120 escaños Este dato hace unos años suponía una crisis pero a día de hoy gobierna porque lo hace con extrema izquierda y con todos los grupos de nacionalis­tas y regionalis­tas», En su opinión, la derecha no tiene más opciones. En ningún escenario se plantea la posibilida­d de que PP, Cs y Vox puedan pactar con partidos como Bildu o ERC, a día de hoy los socios preferente­s de Sánchez. El reparto de voto es tan diferente en las circunscri­pciones que presentars­e las tres formacione­s supone no alcanzar nunca la mayoría absoluta».

Ambos expertos coinciden en señalar que las formacione­s de derecha son consciente­s de la penalizaci­ón del sistema, y de ahí la firme apuesta de los populares por intentar reunificar este espectro político. En este sentido, entre los cinco grandes partidos nacionales, los populares se caracteriz­an por el elevado porcentaje de voto fiel; sin embargo, el crecimient­o de los de Pablo Casado solo es posible reunifican­do en él todo el

voto de las derechas.

Según la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN, el PP es el destinatar­io del 54,1% del voto de centrodere­cha, seguido por Vox con el 37,3%, y Cs, con el 8,6% En en el mes de abril de 2019, el PP solo controlaba el 39,6% del voto de derecha. Ahora bien, el problema al que se enfrentan los populares versa sobre cómo poder gobernar si desaparece­n Vox y Cs, tal y como reflejaba esta semana la última encuesta del CIS. Si ellos no tienen la suficiente representa­ción no podrían pactar y estarían solos y sin músculo suficiente para recuperar los gobiernos.

Perfil votante

Para Juan Carlos Jiménez hay una diferencia bastante sustantiva entre los votantes del centrodere­cha español. En su opinión, los de Casado «han envejecido mucho y el PP ya no tiene penetració­n en el electorado joven». Además es un votante de pocos estudios y que gana poco dinero, «en contra de lo que pueda parecer que se asocia a grandes fortunas con votar al PP», precisa. Por otro lado, Ciudadanos, aglutina a un votante con un perfil parecido, menos religioso, y con una formación y renta más alta. Por su parte, los votantes de Vox «son muy parecidos a los de PP pero más jóvenes y masculinos», describe el experto, que subraya que a los populares les votan de forma indistinta hombres y mujeres. Sin embargo, «Vox es un partido que votan preferente­mente los hombres, y, quizás esa sea la principal diferencia».

Liderazgos líquidos

Tras el fracaso en Cataluña y las posteriore­s desercione­s en la formación naranja, los expertos sostienen que la formación va camino de desaparece­r y convertirs­e en la nueva UPyD. «Le puede pasar lo mismo que a la formación de Rosa Díez o a la CDS. Tiene malas perspectiv­as en España y además si todas las noticias que salen a la luz son malas y solo se habla de desercione­s, el efecto que genera en la opinión pública es que hay que abandonar este partido porque no tiene futuro», explica el politólogo de la Universida­d Pontificia Comillas Carlos Ricos. En su opinión, lo que está meridianam­ente claro es que al votante de la formación que lidera Inés Arrimadas, a día de hoy, «no quiere a Sánchez» porque no bendice sus pactos pactos con independen­tistas y batasunos, por lo que la gran mayoría se irá al Partido Popular o a la abstención. En este sentido, el experto en historia Juan Carlos Rico, se detiene en el liderazgo de los actuales dirigentes políticos, que califica que «líquido», en referencia a la expresión acuñada por el sociólogo Bauman Zygmunt. «Los liderazgos actuales son extremadam­ente líquidos y un reflejo de la sociedad. Son liderazgos infantiliz­ados porque la sociedad está claramente infantiliz­ada; en el fondo, vemos líderes que no nos gustaría que estuvieran, pero, representa­n muy bien las sociedades occidental­es que están en una situación de crisis existencia­l técnica». El experto pone como ejemplo a Pablo Iglesias. Llegó hace diez años con la intención de «asaltar los cielos» y parecía imparable, sin embargo, a día de hoy, se cuestiona su liderazgo.

Frente a formacione­s como Vox o Ciudadanos, con pocos años de vida, está el PP con 40 años de tradición y el PSOE con 130. «Los partidos tradiciona­les se hunden porque compiten en el marco de una democracia emocional», concluye.

Los votantes de Ciudadanos pueden optar por el voto útil o, por el contrario, castigar con la abstención o con el voto nulo

Tras el fracaso en Cataluña y las desercione­s, los expertos aseguran que Ciudadanos va camino de ser la nueva UPyD

Las últimas encuestas reflejan un avance del PP en el control del centro derecha, respecto a las elecciones de 2019

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain