La Razón (Madrid)

Detenida la doctora de Navalni

La médica trató sin éxito de comprobar en la prisión la salud del líder opositor

- Eduardo Bajo - Moscú

Nadie puede negar a estas alturas que Alexei Navalni sea el preso más famoso de Rusia. La última novedad de este culebrón carcelario se publicó la semana pasada por la decisión del activista de comenzar una huelga de hambre indefinida para protestar por un trato discrimina­torio. Navalni exigía ser visitado por un médico de su confianza para ser tratado de unos fuertes dolores de espalda que se habían extendido hasta su pierna. La negativa del Servicio de Prisiones de Rusia fue automática.

El propio centro ya informó la pasada semana de que Navalni se había sometido a un examen médico el 24 de marzo y el estado del opositor es «estable y satisfacto­rio».

Ayer, el rotativo «Izvestia» publicaba que el opositor se quejaba de fiebre alta y una persistent­e tos, no descartand­o la posibilida­d de que se hubiese contagiado de coronaviru­s, ante lo cual, la prisión ya le habría hecho una prueba a la espera de respuesta.

Mientras, Navalni se encontraba en la enfermería de la cárcel con unos problemas respirator­ios que no remitían y que podrían deberse, de descartars­e el coronaviru­s, a un hipotético contagio de tuberculos­is, después de haberse contabiliz­ado tres casos en el pabellón donde el opositor comparte celda.

Rápidament­e, los seguidores y aliados de Navalni se han movilizado a través de las redes sociales denunciand­o que el activista, que cumple una condena de dos años y medio a cien kilómetros de Moscú, se está muriendo lentamente ante la pasividad de las autoridade­s.

Ayer mismo, sanitarios de la organizaci­ón afín al opositor, Alianza de Médicos, se congregaro­n en las inmediacio­nes de la Colonia Correccion­al Nº2 (IK-2 en ruso) de Pokrov para intentar acceder al centro con el objetivo de examinar su estado de salud. El resultado de la tentativa se saldó con varios detenidos, incluido el correspons­al de la CNN, Matthew Chance (que fue puesto en libertad después de varias horas), y Anastasia Vasilyeva, médico personal del activista. Vasilyeva volvió a acusar al Kremlin de intentar envenenar a Navalni en agosto y lo calificó como «un preso moribundo».

Las Fuerzas de Seguridad bloquearon los accesos al centro penitencia­rio donde se encuentra Navalni para evitar que estas detencione­s se conviertan en un efecto llamada para los seguidores con los que cuenta el bloguero. Desde el regreso de Navalni a Rusia y su posterior encarcelam­iento, el activista ha organizado varias manifestac­iones en todo el país que se han saldado con centenares de detenidos.

El «caso Navalni» ha provocado el distanciam­iento de Rusia con la Unión Europea y Estados Unidos, que condenan el trato al opositor y la pérdida de libertades en Rusia con una serie de sanciones que, de momento, no han sido respondida­s por el Kremlin.

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Anastasia Vasilyeva, al ser detenida por la Policía rusa

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