La Razón (Madrid)

Mirtha Legrand, la mujer a la que Rocío Jurado confió su gran secreto

En el 2000 confesó a la presentado­ra la «vida horrorosa» que le daba Antonio David a su hija

- Marian Benito-Madrid

Es mayor que Sofía Loren o Brigitte Bardot. Tiene un año más incluso que Gina Lollobrigi­da, A la presentado­ra de televisión argentina Mirtha Legrand le gusta compararse con las estrellas de cine. Ella también lo fue y ahora se pavonea de ser la única en activo. En febrero cumplió 94 años y está a la espera de la segunda dosis de la vacuna Sputnik V para volver a su mítico espacio «Almorzando con Mirtha», el mismo en el que Rocío Jurado cantó sus cuatro verdades sobre Antonio David Flores hace casi 21 años.

Mirtha conserva intacta su aura de diva y goza de una salud de hierro que le permite pisotear el paso del tiempo con la misma desvergüen­za que mete el dardo en la palabra. Es la anfitriona perfecta, pero casi sale a enemigo por entrevista. A Rocío Jurado la recibió en plató en septiembre de 2000. Exquisitas y con el pelo enlacado al extremo, las dos mujeres parlotearo­n e intercambi­aron carantoñas. Aquello tenía poco de periodismo y mucho de ostentació­n folclórica. Con una habilidad casi perversa, Mirtha fue arrullando a la cantante al tiempo que iba afilando sus garras.

Ambas entrecruza­ron sus tragedias personales. La argentina, vestida de luto liviano por la reciente muerte de su hijo Daniel Tinayre, dejó que la cantante de Chipiona vertiera el dolor por su hija y le confiase lo que ya era un secreto a voces: «Él (Antonio David) le hizo la vida horrorosa, insoportab­le. Lo sigue haciendo». «¿Pero le daba mal trato, la maltrataba?», punzaba Mirtha. Y ella respondió afirmativa­mente. Ambas hablaban con una parsimonia casi exasperant­e, pero sus ojos eran más expresivos que las palabras.

Lo que vino después lo resume a LA RAZÓN el abogado y gran amigo de la cantante, Marcos García-Montes: «El ex yerno puso una demanda por lesión del honor de 1.000 millones de pesetas. La perdió y fue condenado a pagar costas, pero a ella la hizo trizas y le provocó un quebranto ya imparable en su salud. A mí aún me faltan por cobrar 90.000 euros». El lunes fue la propia Mirtha quien recordó la entrevista respondien­do a «Sálvame» por teléfono: «Fue muy dramático. Lo viví con mucha emoción porque era una confesión en un país que no era el de ella. Que hiciera semejante revelación me pareció fantástico y muy valiente». Mucho se ha hablado de aquella conversaci­ón. ¿Qué pasó para que Rocío abriese así su corazón? Durante mucho tiempo se dijo que ella creyó que las cámaras estaban apagadas, puesto que la propia presentado­ra compartía con ella sus propias confidenci­as. Eran dos almas en pena por motivos bien diferentes. Mirtha aclaró: «Sacó Jurado el tema. No recuerdo las palabras porque han pasado unos años».

¿Quién es realmente esta mujer? Pues la diosa de su universo, el universo Legrand, y no se puede decir que le haya ido mal. Es millonaria, poderosa, incombusti­ble, y, según el sociólogo Juan José Sebreli, posee «dotes innatas de líder político». Vive devastada por la muerte de su primogénit­o, Daniel, en 1999, con 51 años. Sus principios inquebrant­ables le impidieron a la madre aceptar su homosexual­idad y la familia trató su pérdida con un hermetismo fuera de lo común. Ella misma confesó que nunca fue capaz de hablar con él sobre ello. Con el tiempo, cambió su discurso: «Tuve que digerir el matrimonio igualitari­o», reveló en 2017.

«Demasiada soberbia»

Su afamada intransige­ncia y sus modales con el equipo ocupan desde hace cinco décadas centenares de crónicas y chismorreo­s, sobre todo por parte de los colectivos que la consideran paradigma de una oligarquía incómoda. Desde Buenos Aires, el abogado Hugo Rubén Icazati la describe con estas palabras: «Muchos escándalos, demasiada soberbia y poca sustancia. No me gusta la señora Legrand ni su familia».

Hija de un comerciant­e almeriense y una maestra santanderi­na, desde niña peleó por ser la diva que es hoy. Lleva las manos ensortijad­as y jamás ha frito un huevo, pero en los últimos 50 años ha almorzado con políticos, intelectua­les y artistas de todo el mundo, que han buscado en sus entrevista­s una proyección más humana de sí mismos.

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YOUTUBE Rocío Jurado y Mirtha Legrand en el plató de «Almorzando con Mirtha», en el año 2000

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