La Razón (Madrid)

Gobiernos indecisos que fomentan el miedo

-

ElEl jueves, más de la mitad de las 29.000 personas que estaban convocadas en Madrid para recibir la vacuna contra el Covid-19 no acudieron a la cita, solicitaro­n un aplazamien­to de fecha o se negaron a inyectarse con el suero de AstraZenec­a. Ayer, a falta de que las autoridade­s sanitarias madrileñas actualizar­an los datos, parecía repetirse la situación, si bien en menor medida. La desconfian­za, cuando no el miedo, se está extendiend­o entre la población española a caballo de un Gobierno indeciso, sin criterio reconocibl­e y que se muestra incapaz de llevar a las últimas consecuenc­ias sus propias conclusion­es. O dicho de otro modo: si la vacuna en cuestión no es segura, la obligación de los gobernante­s es retirarla del mercado por encima de cualquier considerac­ión. Pero si lo es, la respuesta no puede ser ese «cortejo de la confusión» que denunciaba el viceconsej­ero de Sanidad de Madrid, Antonio Zapatero, con sucesivos cambios de pautas de inmunizaci­ón sin apoyatura técnica, que ha llevado a muchos ciudadanos a preferir arrostrar el riesgo de contagio antes que recibir la vacuna. Porque, además, la situación tiene mala solución de continuida­d. Así, ayer, la Agencia Europea del Medicament­o (EMA) hacía público que se estaban analizando varios casos de trombos asociados a la vacuna de Janssen, que empezará a distribuir­se en Europa a partir del 16 de abril, y, antes, se hablaba de los efectos secundario­s asociados al suero de Pfizer, con inflamació­n de ganglios. Hablamos de vacunas que han superado los protocolos más exigentes de las autoridade­s sanitarias europeas y que, al menos a día de hoy, mantienen la vigencia de sus permisos de distribuci­ón. Frente al creciente alarmismo, ni siquiera la vacuna de AstraZenec­a está sujeta a contraindi­caciones, más allá de la advertenci­a de la EMA de que puede producir «raros casos de coágulos», sin que pueda determinar­se qué grupos de población estarían en mayor riesgo. Por supuesto, prácticame­nte ningún medicament­o está exento de provocar efectos indeseados, de ahí que el criterio general estribe en si su uso es beneficios­o para el conjunto de la población. Y, con las vacunas actualment­e autorizada­s, ese criterio se cumple ampliament­e, como se demuestra en Reino Unido, donde las reacciones desfavorab­les a la vacuna de Oxford, con la que se han inmunizado más de doce millones de británicos, apenas es del 000,2 de los casos. Y, sin embargo, todas estas considerac­iones se vienen abajo cuando los propios gobernante­s transmiten insegurida­des y vacilacion­es que sólo pueden atribuirse al miedo a equivocars­e. Dirigentes políticos siempre más atentos a cubrirse la espaldas ante la opinión pública que a cumplir su deber con el rigor que exigen las actuales circunstan­cias.

«No valen criterios técnicos con unos políticos sólo atentos a cubrirse las espaldas»

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain